Capítulo 7: Las Aguas del Destino

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El viento soplaba suavemente mientras Maya y yo avanzábamos hacia el arroyo que cruzaba el parque. El fuego en mi interior seguía ardiendo, pero de una manera más controlada ahora que sabía que no estaba solo. Maya caminaba a mi lado con una serenidad que contrastaba con la urgencia que sentía. Parecía que sabía exactamente a dónde íbamos, como si la propia tierra la estuviera guiando.

—Dijiste que el agua y el fuego están conectados, ¿verdad? —le pregunté mientras observaba el arroyo—. ¿Qué significa eso?

Maya se detuvo un momento y me miró con una leve sonrisa.

—El agua tiene su propio poder, como el fuego que sientes dentro de ti. Es una fuerza de la naturaleza, al igual que el fuego. En este mundo, todo está conectado. Somos manifestaciones de esas fuerzas, y aunque parezcan opuestas, cuando se unen, pueden crear algo más grande de lo que podrías imaginar.

No estaba seguro de entender completamente lo que decía, pero algo en sus palabras me resonaba profundamente. Tenía sentido que nuestras habilidades estuvieran conectadas de alguna manera con los elementos. Tal vez eso explicaba la intensidad del fuego que sentía dentro de mí. Era una energía que siempre había estado ahí, esperando a ser liberada.

Finalmente, llegamos a la orilla del arroyo. El agua fluía con suavidad, pero bajo la superficie, sentí una especie de vibración, como si la corriente llevara consigo un mensaje oculto. Maya se arrodilló y sumergió sus manos en el agua, cerrando los ojos.

—Este es el lugar donde nuestras habilidades deben unirse —dijo en voz baja, casi como si hablara con el agua misma—. Aquí es donde debemos probar la verdadera conexión entre nosotros.

Me arrodillé junto a ella, mirando el agua mientras el fuego en mi interior parecía responder. Las llamas que sentía dentro se agitaban, como si supieran que algo importante estaba a punto de suceder. Sin pensarlo demasiado, extendí mi mano hacia el arroyo. Apenas toqué el agua, sentí un calor que recorría mi brazo. No era como el fuego que me quemaba desde dentro, sino una calidez suave, casi reconfortante.

—Concéntrate en tu fuego, Khaled —dijo Maya—. Deja que fluya a través de ti y entre en el agua.

Seguí sus instrucciones, cerrando los ojos y enfocándome en el calor que sentía. El fuego en mi pecho comenzó a crecer, y por primera vez, lo dirigí deliberadamente. Podía sentirlo moviéndose a través de mis venas, descendiendo por mi brazo hasta mis dedos. Al entrar en contacto con el agua, algo extraordinario sucedió.

El arroyo, que antes fluía tranquila y silenciosamente, comenzó a cambiar. Pequeñas ondas se formaron en la superficie, y el agua empezó a brillar con un suave resplandor dorado. Sentí una conexión profunda entre el fuego y el agua, una energía que nunca había experimentado antes. Era como si las dos fuerzas se estuvieran hablando entre sí, fusionándose en algo más poderoso.

Maya abrió los ojos y me miró, asintiendo con aprobación.

—Lo estás logrando. Las fuerzas están respondiendo a ti.

De repente, un fuerte temblor recorrió el suelo bajo nuestros pies. Era como si el mismo planeta estuviera reaccionando a lo que estábamos haciendo. Maya se puso de pie rápidamente, sus ojos llenos de preocupación.

—Tenemos que movernos —dijo—. Algo está despertando.

Antes de que pudiera preguntarle qué estaba pasando, el temblor se hizo más fuerte. Las piedras alrededor del arroyo comenzaron a agrietarse, y la corriente del agua se intensificó. Era como si el mismo arroyo estuviera respondiendo al poder que habíamos liberado.

—¿Qué está pasando? —pregunté, intentando mantener el equilibrio mientras el suelo vibraba bajo mis pies.

—Hemos activado algo —respondió Maya, su voz ahora más urgente—. Este lugar es más antiguo de lo que pensábamos. Las fuerzas aquí están despertando.

El Elegido de las CifrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora