El amanecer se desplegaba con una calma engañosa. Los primeros rayos del sol atravesaban los árboles, iluminando nuestro campamento con una luz suave, pero la tensión entre Maya y yo era palpable. Elian, ese hombre misterioso, había dejado más preguntas que respuestas, y su propuesta seguía girando en mi cabeza como un torbellino incontrolable.
—¿Y bien? —preguntó Maya mientras recogía sus cosas—. ¿Vamos a confiar en él?
Suspiré, mirando el arroyo que fluía a pocos metros de nosotros. El agua cristalina reflejaba el cielo despejado, un contraste con el caos que sentía dentro. Confiar en alguien que apareció de la nada nunca era buena idea, pero también sabía que, sin ayuda, nuestro viaje se complicaría cada vez más. Ya lo habíamos sentido con la primera fuente.
—No estoy seguro —respondí sinceramente, pasando una mano por mi cabello—. ¿Qué piensas tú?
Maya se detuvo, apretando los labios mientras parecía ponderar mis palabras.
—Hay algo en él que me inquieta, pero... no puedo negar que sabe más de lo que nosotros conocemos. Y si realmente ha estado observándonos, puede tener información que necesitamos —admitió, aunque se notaba la duda en su voz.
Asentí. Elian representaba una oportunidad, pero también un riesgo. El problema era que ya habíamos llegado a un punto donde no podíamos darnos el lujo de rechazar ninguna posibilidad de avanzar. El tiempo corría, y las otras fuentes no se restaurarían solas.
—De acuerdo —dije, tomando una decisión—. Vamos a escuchar lo que tiene que decir. Si notamos algo extraño, lo alejamos. Pero si realmente puede ayudarnos, lo aprovechamos.
Maya asintió en silencio, y sin más palabras, terminamos de empacar nuestras pertenencias. El viaje hacia la segunda fuente nos esperaba, pero ahora, con una posible nueva pieza en este complicado rompecabezas.
Horas más tarde, cuando el sol ya estaba alto en el cielo, lo vimos de nuevo. Elian apareció como una sombra entre los árboles, tan silencioso como antes. Su figura parecía desdibujarse entre la luz y la oscuridad del bosque, como si no perteneciera completamente a ninguno de los dos.
—¿Han tomado su decisión? —preguntó, su tono calmado, pero con una seriedad que ponía los nervios de punta.
Maya y yo intercambiamos miradas antes de que yo diera un paso adelante.
—Vamos a escuchar lo que tienes que decir —respondí—. Pero si nos llevas por mal camino, nos defenderemos.
Elian sonrió, esta vez con una expresión un poco más cálida que antes.
—No esperaría menos de ustedes —dijo—. Ahora que han decidido confiar en mí, es momento de que les cuente la verdad sobre las fuentes y los guardianes.
Nos miró a ambos, sus ojos brillando con una intensidad que hacía que todo lo que decía se sintiera pesado, como si cargara siglos de conocimiento y secretos.
—Lo que Aiden les dijo es solo una parte de la historia —comenzó—. Las fuentes no solo mantienen el equilibrio elemental del mundo, sino que también son la clave para abrir algo mucho más antiguo... algo que ha estado sellado por milenios.
Maya frunció el ceño, cruzando los brazos.
—¿De qué estás hablando?
Elian suspiró, como si lo que estaba por decir le costara revelar.
—Hay un poder escondido, más allá de las fuentes, que los guardianes no solo protegen, sino que temen. Algo que ni siquiera los seres más antiguos del mundo quieren que sea liberado. Si las fuentes son restauradas, el sello que lo contiene comenzará a debilitarse.
Las palabras de Elian hicieron que un escalofrío recorriera mi espalda. ¿Qué clase de poder podía ser tan peligroso que incluso las criaturas más poderosas del mundo lo temieran?
—¿Estás diciendo que si completamos nuestra misión, desatamos algo peor? —pregunté, sin poder ocultar mi incredulidad.
Elian asintió lentamente.
—No es tan simple. Si no restauran las fuentes, el equilibrio del mundo se colapsará y todo se perderá. Pero si lo hacen, abrirán una puerta a algo mucho más antiguo que los guardianes. Es por eso que su misión es más peligrosa de lo que creen. No se trata solo de restaurar el orden, sino de controlar lo que viene después.
—¿Y qué es eso exactamente? —preguntó Maya, su tono más desafiante que antes—. ¿Qué es lo que se esconde tras las fuentes?
Elian dudó por un momento, como si sus palabras tuvieran un peso que él mismo no estaba seguro de cargar.
—La Forja del Alma —dijo finalmente—. Un artefacto creado por los primeros seres que caminaron por este mundo. Tiene el poder de moldear la esencia misma de la realidad... y de quienes la controlan. Si cae en las manos equivocadas, no hay límite para la destrucción que podría desatarse.
El silencio que siguió fue abrumador. Maya y yo nos quedamos quietos, procesando lo que acabábamos de escuchar. La misión que habíamos asumido era peligrosa, pero ahora parecía que lo que estaba en juego era mucho más grande de lo que habíamos imaginado.
—Entonces, ¿por qué debemos seguir adelante? —pregunté—. Si restaurar las fuentes puede liberar algo tan peligroso, ¿no deberíamos detenernos?
Elian negó con la cabeza, su expresión grave.
—No tienen elección. El mundo ya está desequilibrado. Si las fuentes no son restauradas, el caos será irreversible. Lo que pueden hacer es prepararse, estar listos para cuando la Forja del Alma sea revelada. Y ahí es donde entra su verdadero propósito.
—¿Nuestro propósito? —repitió Maya, con el ceño fruncido.
Elian sonrió ligeramente, pero había tristeza en sus ojos.
—Ustedes no están aquí solo para restaurar las fuentes. Están aquí porque tienen el poder de controlar la Forja... si sobreviven al viaje.
Mis pensamientos se agolpaban unos sobre otros. Desde el comienzo, había sentido que algo más grande estaba en juego, pero no imaginé que todo conduciría a esto. Estábamos destinados a algo mucho más allá de lo que habíamos comprendido.
—No tenemos mucho tiempo —continuó Elian, sacándonos de nuestros pensamientos—. La siguiente fuente en el bosque de Larion es una prueba crucial. Si logran restaurarla, demostrarán que son dignos de enfrentar lo que está por venir.
Nos miró a los dos, como si estuviera evaluando nuestras reacciones.
—Pero deben decidir ahora. ¿Están dispuestos a cargar con el destino del mundo y aceptar lo que la Forja del Alma significa? Porque, si no lo hacen, el caos que ya ha comenzado será incontrolable.
Nos quedamos en silencio, mirando a Elian, sabiendo que nuestras vidas, y el destino del mundo, dependían de la decisión que tomáramos en ese preciso momento.
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El Elegido de las Cifras
Spiritual¿Qué harías si pudieras recordar todo desde el momento de tu nacimiento? Desde el primer segundo, sentir el tiempo avanzar más rápido, notar cómo tu cuerpo crece a un ritmo alarmante y, para colmo, ver números misteriosos aparecer en tu piel. Esta e...