Capítulo 20: La Tercera Prueba

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El aire en el bosque de Larion estaba cargado de una energía densa y vibrante, como si la naturaleza misma estuviera atenta a nuestros movimientos. Tras restaurar la segunda fuente, tanto Maya como yo sentíamos el peso del destino que se cernía sobre nosotros. No había tiempo para relajarnos. Cada momento nos acercaba más a la tercera fuente, y con ella, la prueba final antes de enfrentar el misterio de la Forja del Alma.

Elian no había mentido sobre la peligrosidad de este lugar. Apenas habíamos salido del corazón del bosque cuando los caminos se tornaron confusos, las sombras parecían moverse con vida propia, y la atmósfera se volvía más espesa. Cada paso que dábamos parecía más difícil que el anterior.

—Esto no es normal —murmuró Maya, deteniéndose para observar las ramas retorcidas que bloqueaban nuestro camino—. Es como si el bosque estuviera... resistiéndose.

Asentí en silencio. Algo en el ambiente había cambiado desde que restauramos la segunda fuente. Era como si la misma naturaleza nos desafiara, probándonos una vez más.

—Elian dijo que habría guardianes —recordé—. Puede que estemos entrando en territorio de uno de ellos.

Maya se volvió hacia mí, su expresión seria pero determinada.

—Si hay otro guardián, debemos enfrentarlo antes de llegar a la tercera fuente. Ya lo hemos hecho antes. Podemos hacerlo de nuevo.

Su confianza era contagiosa, y aunque una parte de mí estaba aterrada, no podía evitar sentirme más seguro al tenerla a mi lado. Desde el principio, habíamos superado todo juntos, y eso me daba fuerza.

Después de varias horas de caminata, finalmente llegamos a una abertura en el bosque. Era un claro rodeado de árboles enormes cuyas copas bloqueaban casi toda la luz del sol. En el centro, un monolito de piedra oscura se erguía imponente, cubierto de musgo y enredaderas. A primera vista, parecía solo una roca vieja, pero cuando nos acercamos, una energía palpable emanaba de ella, haciendo vibrar el aire a nuestro alrededor.

—Esto es diferente a las otras fuentes —murmuré, estudiando el monolito.

Maya frunció el ceño, con la mirada fija en las inscripciones grabadas en la roca. Aunque las runas eran desconocidas para nosotros, el significado era claro: estábamos frente a la tercera prueba.

—¿Lo sientes? —preguntó ella—. Algo en este lugar está esperando.

Antes de que pudiera responder, un crujido resonó en el aire, y de repente, el suelo bajo nuestros pies comenzó a temblar. El monolito vibró, y las inscripciones comenzaron a brillar con un tono púrpura oscuro. De la tierra surgieron figuras humanoides hechas de piedra y tierra, sus cuerpos cubiertos de enredaderas que se movían como serpientes.

—¡El guardián! —gritó Maya, retrocediendo.

Eran tres figuras colosales, cada una más grande que un ser humano normal. Sus ojos, si es que se les podía llamar ojos, eran esferas de luz violenta que brillaban desde lo profundo de sus cabezas rocosas. Sus movimientos eran lentos pero seguros, avanzando hacia nosotros con una intención clara: destruirnos.

Saqué mi arma, sintiendo la adrenalina inundar mi cuerpo.

—¡Tenemos que destruir el monolito! —grité—. Es la fuente de su poder.

Maya asintió rápidamente, desenfundando su daga.

Las criaturas avanzaban más rápido de lo que esperábamos. Mientras corría hacia el monolito, Maya intentaba distraer a una de ellas, lanzando piedras y esquivando los golpes masivos de sus brazos rocosos. Una de las criaturas se centró en mí, levantando su brazo para aplastarme.

Rodé por el suelo justo a tiempo, evitando por centímetros que el monstruo me aplastara. La tierra tembló bajo su peso, pero no podía detenerme. Tenía que llegar al monolito.

Corrí hacia la base del pilar, sabiendo que este era el origen de la energía que alimentaba a los guardianes. Con todas mis fuerzas, levanté mi arma y la clavé en la roca. Un destello de energía salió disparado del monolito, haciendo que las criaturas se detuvieran por un momento.

—¡Sigue atacando! —gritó Maya desde su posición, esquivando otro golpe.

Seguí golpeando el monolito, cada impacto debilitando las inscripciones que brillaban en su superficie. Sentía la resistencia de la roca, como si algo en su interior estuviera luchando por mantenerse intacto.

Finalmente, con un último golpe, el monolito se rompió en mil pedazos. Un destello de luz cegadora salió del centro de la roca, envolviendo todo el claro. Las criaturas, que hasta ese momento habían sido implacables, se detuvieron y comenzaron a desmoronarse lentamente, como si su energía hubiera sido drenada.

Maya y yo observamos, jadeantes, cómo las figuras rocosas caían al suelo y se convertían en polvo.

—Lo logramos... —murmuré, aún recuperando el aliento.

Ella se acercó, con una sonrisa cansada en su rostro.

—Lo logramos. Pero ahora... —se giró hacia el centro del claro, donde, entre los restos del monolito, una fuente de agua clara comenzaba a brotar—. La tercera fuente está restaurada.

Minutos después, el claro estaba en silencio. El agua de la tercera fuente fluía suavemente, emitiendo una luz suave y relajante. Aunque la batalla había sido dura, sabía que habíamos dado un paso más hacia nuestro objetivo final.

—Tres fuentes restauradas —dije, mirando el agua—. Solo falta una.

Maya asintió, pero su rostro mostraba preocupación.

—¿Qué sigue ahora? —preguntó en voz baja—. Si restauramos la última fuente... ¿realmente estaremos listos para lo que venga después?

Pensé en las palabras de Elian y en el poder que, según él, la Forja del Alma tenía. Un poder tan antiguo y peligroso que podría cambiar el curso del mundo. ¿Realmente estábamos preparados para enfrentarlo?

—No lo sé —admití, mirando el horizonte—. Pero ya no hay vuelta atrás. Solo podemos seguir adelante y esperar estar listos cuando llegue el momento.

Maya se acercó a la fuente, sumergiendo sus manos en el agua cristalina.

—No somos los mismos que empezaron este viaje, Khaled. Hemos cambiado, y lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos.

Sus palabras me dieron una fuerza renovada. Era cierto. Todo lo que habíamos superado nos había transformado. Habíamos crecido, no solo como personas, sino también como guardianes de este mundo.

Con la tercera fuente restaurada, nuestro siguiente paso era claro: la última fuente, la prueba final, y luego, la revelación de la Forja del Alma.

Sabía que lo peor estaba por venir, pero también sabía que no estábamos solos.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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