El claro en el que habíamos estado entrenando se sentía diferente ahora, más cargado de una energía latente que no estaba presente antes. Aiden, Maya y yo nos quedamos en silencio por unos momentos, contemplando el progreso que habíamos hecho. Sin embargo, una sensación de inquietud se arrastraba por mis pensamientos, como si algo estuviera acechando en las sombras, esperando para atacar.
-Lo que hemos logrado hoy es solo el principio -dijo Aiden, rompiendo el silencio-. Pero deben saber que lo que enfrentaremos es más grande de lo que creen. No es solo la oscuridad la que se avecina, sino una batalla por el equilibrio del mundo.
Maya frunció el ceño, su mirada fija en Aiden.
-¿Qué es exactamente lo que se está liberando? -preguntó ella, su voz cargada de preocupación-. Hemos oído hablar de una "fuerza oscura", pero hasta ahora no sabemos qué forma tomará ni cómo enfrentarnos a ella.
Aiden suspiró, como si estuviera cargando con un peso que llevaba mucho tiempo sobre sus hombros.
-Lo que se está liberando es una entidad antigua, un ser que fue sellado hace eones cuando el mundo era joven -explicó Aiden, su voz grave-. No tiene una forma física tal como la entendemos, pero su poder radica en la manipulación del caos. Alimenta el desorden, las emociones destructivas y el desequilibrio. Su liberación significa la ruptura de todo lo que conocemos.
Las palabras de Aiden enviaron un escalofrío por mi columna vertebral. El fuego en mi interior comenzó a arder con más fuerza, como si respondiera al peligro inminente.
-¿Y cómo sabemos que no es demasiado tarde? -pregunté, la duda invadiéndome-. Si es tan poderosa, ¿cómo podemos detenerla?
Aiden me miró con una intensidad que casi me hizo retroceder.
-Todavía no se ha liberado por completo -dijo-. La numeración que aparece en tu cuerpo, Khaled, es una cuenta regresiva. Es una advertencia de que el sello que mantiene a esta entidad prisionera está debilitándose. Pero mientras el tiempo no se haya agotado, todavía hay esperanza de reforzarlo o incluso detenerlo.
Me llevé la mano al pecho, donde los tres dígitos seguían brillando con una luz débil pero constante. Cada vez que miraba esos números, sentía que algo más se me escapaba. Sabía que había una conexión profunda entre esos números y mi fuego, pero no entendía el por qué.
-¿Cómo lo hacemos? -pregunté finalmente, mi voz llena de determinación-. Si hay una forma de detener esto, quiero saberlo.
Aiden nos miró a ambos, su expresión solemne.
-El sello que mantiene a la entidad en su prisión es un antiguo mecanismo que depende del equilibrio de los elementos -explicó-. Fuego y agua, luz y oscuridad. Todo está conectado. Pero con el paso del tiempo, el equilibrio ha comenzado a romperse. Para restaurarlo, deberán encontrar las fuentes de poder que una vez mantuvieron el equilibrio intacto. Esas fuentes están dispersas por el mundo.
El peso de su declaración cayó sobre nosotros como una losa. No solo teníamos que luchar contra la oscuridad, sino que también debíamos embarcarnos en una búsqueda para encontrar y restaurar el equilibrio del mundo.
-¿Dónde están esas fuentes? -preguntó Maya, su mirada afilada.
Aiden sacudió la cabeza ligeramente.
-No están en lugares fijos -respondió-. Se manifiestan en lugares de gran concentración de energía elemental. Pueden estar en lo profundo de las montañas, en las corrientes de los océanos, o incluso en las tormentas del cielo. Lo sabrán cuando estén cerca de una fuente. Sus cuerpos reaccionarán.
La incertidumbre de la tarea me abrumó por un momento. ¿Cómo podríamos encontrar algo tan intangible en un mundo tan vasto? Pero antes de que pudiera ser consumido por la duda, Maya me tomó del brazo, su toque calmante.
-Lo haremos -dijo ella, su voz tranquila pero firme-. Hemos llegado hasta aquí. No podemos detenernos ahora.
La confianza en sus palabras me dio fuerzas. Maya siempre había sido mi ancla, y ahora, más que nunca, necesitábamos estar unidos.
-Entonces, es hora de prepararnos para lo que viene -dijo Aiden, dando un paso atrás-. No será fácil, pero con cada fuente que encuentren y restauren, estarán un paso más cerca de sellar a la entidad.
Nos quedamos en silencio, asimilando todo lo que acabábamos de escuchar. Sabía que nuestra misión no sería sencilla, pero la promesa de esperanza era suficiente para seguir adelante.
Esa noche, mientras el cielo se oscurecía y el sonido de la naturaleza se hacía eco a nuestro alrededor, Maya y yo discutimos nuestros siguientes pasos. El fuego crepitaba suavemente en la hoguera que habíamos encendido, iluminando su rostro con tonos cálidos.
-¿Cómo te sientes con todo esto? -preguntó Maya, su mirada fija en las llamas-. Sé que es mucho para asimilar.
Me quedé en silencio por un momento, buscando las palabras adecuadas.
-Es aterrador -admití-. Pensar que todo el mundo depende de lo que hagamos... y que cada vez que veo estos números, me recuerda que el tiempo se acaba.
Maya asintió, su expresión tranquila pero reflexiva.
-Yo también lo siento -dijo suavemente-. Pero si algo he aprendido en todo este tiempo, es que no estamos solos. Y mientras estemos juntos, podemos enfrentarnos a lo que sea.
Su confianza era contagiosa. Siempre había sido el tipo de persona que podía encontrar la luz incluso en la oscuridad más profunda. Y sabía que tenía razón. No estábamos solos.
-Vamos a encontrar esas fuentes -dije finalmente, decidido-. No sé cómo, pero lo haremos. Y no dejaré que nada ni nadie nos detenga.
Maya me sonrió, y en ese momento, sentí que habíamos dado un paso más en nuestra misión. No teníamos todas las respuestas, pero teníamos la voluntad de encontrarlas.
Y eso era suficiente.
El fuego crepitó una última vez antes de que la noche nos envolviera por completo, pero en mi corazón, la llama seguía ardiendo con fuerza. Sabía que el camino sería peligroso, pero también sabía que con cada desafío, nos acercábamos más a la verdad y a la restauración del equilibrio.
La cuenta regresiva continuaba, pero ahora, estábamos listos para enfrentar lo que viniera.
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El Elegido de las Cifras
Spiritual¿Qué harías si pudieras recordar todo desde el momento de tu nacimiento? Desde el primer segundo, sentir el tiempo avanzar más rápido, notar cómo tu cuerpo crece a un ritmo alarmante y, para colmo, ver números misteriosos aparecer en tu piel. Esta e...