Primera dama: La Bacanal...

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Steelo:

Noah insistió en celebrarle el cumpleaños a Timber que había sido la semana pasada en cuanto la cosa se calmó lo suficiente. A los hermanos Bombers se les unieron también los Wolves, los Devils y los Shadow.

    Se instaló una barra de unos veinte metros con varias camareras en unos de los laterales del jardín de seis mil metros cuadrados de la propiedad privada de Timber. Carpas diseminadas con teas, mesas de picnic, barbacoas y la carpa rígida de unos treinta metros con futones para los que quisieran quedarse a "dormir".

— Como si hoy alguien fuera precisamente a eso, nena— Timber le dio un suave beso en la frente burlándose de la ocurrencia de Noah, quien dicho sea de paso jamás ha asistido a una de las bacanales del jefe.

      Había un escenario con grupos metaleros en directo con equipos de alta fidelidad, así como strippers de nuestros clubes.

     Cantamos deprisa el cumpleaños y pasamos a lo verdaderamente importante: La Bacanal.

     Una de las strippers. Un pedazo de morena con cabello negro azabache rizado e hipnóticos ojos verde esmeralda subió al escenario... La reconocí de inmediato, era aquel culo rico con el que perdí la virginidad. Los hermanos comenzaron a alborotarse.

     Miré a mi izquierda. Noah lo miraba todo entre intrigada e intimidada sin separarse de Timber.

     Me acerqué a ellos cuando los hermanos comenzaron a aullar como lobos salvajes. Sonreímos. A Timber le encantaba que le hicieran aquello. Luego subió una pelirroja de infarto. Los hermanos silbaron y aplaudieron para regresar rápidamente a los aullidos. Con el paso de los minutos se volvieron más insistentes

     Para entonces Timber los arengaba subiendo la enorme jarra vikinga brindando por todos. Los aullidos no cesaron. Intrigada, Noah se volvió hacia él y se lo preguntó.

— Y ¿los aullidos?

— Son por mí, nena. Mi nombre de carretera es Black Timberwolf— ella se quedó petrificada al oír aquello—. Aún recuerdo mi promesa, cariño— levantó el brazo y le mostró una esclava atada a su inseparable muñequera de cuero con el nombre de Noah—. Estos chupapollas quieren que suba a calentar el ambiente.

      Claro que él no estaba pidiendo permiso. Un motero nunca pide permiso a no ser que sea para evitar que lo denuncien por violación, bromas aparte, Timber los estaba picando para ver hasta dónde llegaba la determinación de ellos.

     Dejó su jarra vikinga en las manos de Noah para que se la cuidara, desde que casi lo matan tras sedarlo después de que se ganara el parche de presidente casi no se fía de nadie. Timber se encaminó al escenario con su pesado paso férreo entre atronadores aplausos y silbidos. Las chicas seguían poniendo las pollas duras a golpe de movimiento de caderas.

     Timber agarró por el cabello en plan macho Alfa a la stripper con la que perdí la virginidad y comenzó a frotarse con ella.

     Entonces estos cabrones comenzaron a llamarme entonando cánticos guerreros siouxs. Mi abuelo Crossbow había pertenecido a esa noble tribu guerrera. Sentí la mirada asombrada de Noah en mí. La apreté contra mi cuerpo y le di un rudo beso. Continué observando todo con la paciencia del cazador de emboscadas que soy. Miré a mi derecha. Llamé a Black Bear que estaba con su dama.

— Hermano, cuida de ella.

     Sería más o menos de la edad de mi padre y de Timber, quizá algo más joven pero no por mucho. Más que motero, parecía el típico portero de discoteca. Era grande, corpulento, con corto cabello negro y ojos azul eléctrico.

Y comenzó con un beso +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora