Las tres citas (II)...

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Jack:

Regresamos al club muy temprano por la mañana. Entré con la camioneta en punto muerto para no despertar a nadie, pero resulta que todos estaban despiertos a la espera de saber cómo nos había ido.

     Malditos chismosos.

     A mi lado Noah se puso bastante nerviosa.

     Imaginaba el amplio interrogatorio que le esperaba a la pobre al darme cuenta de que las mujeres no estaban fuera. En cambio, en el porche se encontraba mi presidente y el sargento de armas, ambos tomando café en compañía de... ¡Mierda!

     Black Bear, Timber y Steelo estaban con ellos.

     Bueno... De perdidos al río. Pensé.

     Al comprobar que todo el club nos esperaba, encendí el motor y acabé de recorrer los escasos metros que faltaban hasta el garaje.

      Noah no tenía ninguna relación con los miembros de los Bombers, así que me bajé con calma del vehículo y le ayudé con los niños, me despedí de ella depositando un suave beso en sus labios y enfrenté a aquellos chupapollas.



Noah:

     Quise morirme cuando vi a los chicos junto a Dylan en el porche, a estas alturas creía que ya se habrían ido a Los Ángeles.

     Steelo tenía una clínica que dirigir y un trabajo que desempeñar y Paul, un taller que dirigir.

     Sin embargo, en lugar de pensar que había cometido un error con Jack, no dejaba de sentirme bien a su lado. Sabía que mi decisión de aceptarlo había sido correcta. Me gustaba y me hacía sentir segura.

      Al demonio lo que pensaran de .

     Cuando entré en el club me encontré a todas las esposas de los moteros esperándome en la cocina. Dentro de la casa también había algunos hombres que estaban divididos entre el salón y la zona recreativa a la espera de noticias.

      Con la excusa de que tenía que acostar a mis hijos me pude deshacer de ellas, no quería dar explicaciones de lo que hacía con mi vida. Tampoco tenía por qué hacerlo. La única opinión que me importaba era la de mi madre y a ella no le parecía mal.




Jack:

— ¿Hablamos ya de "hermanamiento"? — Preguntó el jefe Dog con una sonrisilla socarrona.

     Mi relación con él no ha sido típicamente la de Presidente y Vicepresidente, es decir, hay confianza entre nosotros y por supuesto, respeto. Dog siempre ha sido para mí como un padre. De hecho, él nos crió a mi hermana Charlie y a mí. Mi madre es su dama.

     Me senté al lado del presidente de mi club, mirando de frente a los miembros de los Bombers por si acaso me atacaban... No sería la primera vez.

— De momento se puede decir que la cita no fue mal. Fuimos a "La Parrilla" y luego le mostré la casa.

— ¿Seguro que fue eso lo único que le mostraste? — Preguntó Hunter mirándome fijamente.

     Estaba a punto de atacarme... Y si no había matado ya a aquel cabrón, es porque era hijo de Dog y de Amy y legalmente, mi hermano.

— Chaval, haya paz— intervino Timber con calma—. Si queremos que esto funcione, hemos de ser conscientes de que entre ellos dos habrá sexo... Por si no lo recuerdas, Steelo, ella es quien manda... Si quiere follar con él, no hay problema.

Y comenzó con un beso +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora