Golpe de efecto.

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Beast:

El fuerte estruendo de nuestros motores retumbó en el silencioso desierto donde se ocultaban aquellos cabrones.

      Dog abría la marcha junto con Timber, Nauwhea (Ari Lecca), Moose, Lady Stinger y Big Bang en sus papeles de presidentes. Seguimos los vicepresidentes y así hasta llegar a los prospects.

      Habían montado allí su casa club. Las mujeres estaban atentas a nosotros. Se me pusieron los pelos de punta al pensar que pudieran utilizarlas como escudos porque ninguna parecía dama.

       Miré a Nauwhea. Era quien más llamaba la atención. Su Moko (tatuaje polinesio) tradicional adornaba su cara. Según tenía entendido en este tipo de tatuajes la tinta se inyecta por debajo de la piel, aunque el suyo no había sido hecho al modo tradicional ni era permanente. Se lo ponía solo cuando iba a la guerra... Con todo y con eso el cabrón era impresionantemente aterrador.

       Moose llevaba una poblada barba como el carbón que llegaba a su pecho, su larga melena bajaba por su espalda. Con su llamativo pañuelo rojo y negro, lentes de sol, los tatuajes de sus brazos de leñador... Era una mole.

       Black Bear, el capitán de ruta Bomber, parecía más un portero de discoteca que un motero. Cabello corto negro, ojos aguamarina, barba rala, tatuajes diseminados y dos piercings: uno en el labio inferior y el otro en la ceja.

       Lady Stinger, metro ochenta, vestida de vinilo rojo. Larga melena cobriza, ojos pardos de gata.

       Tomahawk, dos metros, cabello por los hombros rubio como el sol con mechas casi blancas, ojos aguamarina con pigmentos ámbar, fríos como el acero.

       Hunter, metro noventa, cabello castaño claro, ojos azules. Era la máquina de matar de los Bombers.

       Dog y Timber detuvieron su marcha y miramos alrededor barriendo el perímetro. Sería una locura iniciar un ataque en aquel momento. Estábamos en una especie de hondonada, lo que podría darles ventaja.

— ¿Qué tenéis para nosotros? — Habló Tomahawk cuando las mujeres pararon de desnudarnos con la mirada.

— No tienen nada, chaval— intervino Timber exhibiendo su sardónica sonrisa—. ¿Veis por aquí a Coyote o a Hiena? Yo no los veo, así que os cuento lo que voy a hacer... Tengo los huevos llenos, así que en diez minutos estaré cabalgando a mi dama. Vosotros estáis jodidos— dijo a los Wicked que teníamos delante—. Os hemos cortado la entrega de suministros. ¿Cuánto más podréis aguantar? ¿Dos semanas como mucho? Os dejaremos vivir a condición de que nos entreguéis a Coyote y a Hiena. Llevadlos al cuartel de los Devils sino queréis que repita lo de vuestros hermanos los Crazy Horses.

       Les dedicó una sonrisa que no presagiaba nada bueno.

— Nunca te faltó arrogancia, Hillstrandt.

       Él miró fijamente al que le había dicho aquello. Sniffer, Dog, Moose, Gun y Black Bear se pusieron del color de la pared.

— Es lo que tiene ir "bien armado".

       Solo Tomahawk y yo nos echamos a reír al mismo tiempo que él. Los otros estaban extrañamente tensos.

— No creo que estés en condiciones de...

— Aquí somos solo once, pero te garantizo que estáis rodeados— disparé la bengala que tuvo rápida respuesta en forma de varias bengalas—. En cuanto tengáis noticias llamad a Dog— les dio la espalda con evidente desprecio, provocándoles, y echó a andar.


— No sé si eres un maldito imbécil o un maldito loco— le espetó Dog—. ¿Darles la espalda?

— Si saben lo que les conviene, harán lo que les he dicho— apostilló.



Black Timber:

       Mi mente volvió a aquel puto ayer que no paraba de joderme vivo. Volví a pensar en Amanda, en cuando la conocí. La imagen de Jackie volvió a torturarme nuevamente.

       No sé si sea que me estoy volviendo loco con los años, pero, Jack tiene cosas que me la recuerda mucho. A ella y a mi padre Hound.

      Beast se fue a su casa donde Noah y los niños se ocultaban con Amanda, Lisa, Ginger, Abi y sus dos hijas.

      Yo me quedé en la capilla repasando notas, repasando planos, repasando estrategias. Sniffer y Steelo me acompañaban, los demás habían ido a atacar.



Dog:

       Había sido una operación similar a la que se lleva a cabo para liberar un territorio. Le pedí a Beast que se quedara atrás. No soportaría perderlo. Ese chico ha arriesgado demasiadas veces su vida por mí. También hice que Steelo se quedara junto con Sniffer vigilando a Black Timber. Steelo es mi hijo y no voy a perderle. Habría preferido convencer también a Tomahawk, pero, al ser gemelo de Coyote podría adivinar lo que va a hacer su hermano.

       Liberamos a los culos ricos antes de hacer nada. Timber era de los que pensaba que habría que matarlas junto con ellos y en parte tiene razón. Ellas podrían alertar al resto de sus clubs, pero no sería así mientras las tuviéramos retenidas.

— Admítelo, Dog. Son "peso muerto"— me recordaba Black Bear constantemente.

— Ya se me ocurrirá algo— le espeté.

      Esa fue una lección que Timber aprendió por las malas. Demasiados culos ricos trataron de asesinarlo.

— Vamos a entrar— zanjé el tema.

       No hubo ni una sola puta luz de aquel maldito recinto que se quedara apagada. Las habían encendido todas con lo que perdimos el factor sorpresa. Por fortuna estábamos lo suficientemente cerca como para poder asestarles un potente golpe.

       A mi señal comenzaron los disparos. No quedaba otra que arrasar aquel lugar hasta sus cimientos.

       Pensé en Amy, pensé en Jackie. Pensé en la paliza que me daría B.T si dejaba que me mataran.



Tomahawk:

       La pelea se prolongó hasta que hice estallar el polvorín con el resto de sus armas.

       Mientras ellos cargaban de frente yo me encargué de preparar las cargas explosivas. Cuando yo era aún un niño mi padre me enseñó dónde debían ir para que fueran más efectivas. Y así, en mitad del terrible tiroteo que mantenían, volé por los aires el resto de edificaciones.

       Entonces los vi.

       Hiena y Coyote aprovecharon aquella confusión para largarse. Habíamos logrado aplastar aquella sección pero ellos dos habían escapado.



Días después:

       La situación se había calmado lo suficiente como para que todos los hermanos pudieran volver a sus territorios.

— Mantened los ojos abiertos— nos pedía Nauwhea, líder nacional de los Bastards de Aotearoa—. Mis hermanos estarán al tanto de todo. Que os protejan vuestros ancestros, hermanos.

       Se despidió del modo tradicional māori y subió al avión que su club había mandado para recogerle.

— A nosotros nos tienes más cerca, Timber. Ya sabéis que contáis con los Shadow. Estaremos atentos— aseguró Moose y se puso también en marcha.

       Vi a Beast marcharse con Noah a su casa. Nos había pedido tener su tiempo a solas con ella.

       La actuación de los chicos había sido buena, pero las alimañas habían escapado.

       Había que estar alerta. Esto no había acabado aún.

Y comenzó con un beso +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora