Misión: Búsqueda de la Sanin, la furia del más amable

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Todos estaban deseando el castigo divino a Konoha, mientras Hashirama se quedaba en silencio, su aldea se buscó el destino que se clama. Se sentía dolido, por supuesto, pero su creación misma tras que él murió se lo buscó, su voluntad del fuego se esparcía como un veneno que corroe todo, y eso debía parar, más para alguien que quiere la paz por medio del entendimiento, aunque eso sea nada más que una fantasía.

Hestia: lo lamento Hashirama-san

Hashirama: no, no es su culpa, creo que debí haberlo sabido, creo que desde que dejé la aldea en manos de mi hermano Tobirama, ésta empezó a llenarse de la maldición del odio. Mi hermano que decía que los Uchiha la poseían, estaba cegado por ella y creo que desde allí se esparció por cada uno de sus habitantes, sólo que algunos, supieron resistirla y hacerse inmunes.

Minato: aunque sea así, las cosas podrán cambiar, quizá poca gente pueda salvarse de su aldea, pero no por ello debe quedarse decaído, aquí y ahora podrá crear un nuevo futuro en ellos

Hashirama miró a los semidioses, en verdad pese a lo disfuncional que eran, se mostraban como una familia unida, más allá de los problemas y las circunstancias. El ex kage sintió que podría no solo enseñar sus experiencias, sino aprender de ellos. 

Kushina: qué tiene Shodai-sama?

Hashirama: Konoha es un capítulo que ya debo cerrar en mi vida, y ahora, debo dejarla ir

Percy: lo sentimos si lo ofendimos

Connor: pero

Travis: cuenta con nosotros

Bianca: no somos una familia normal, pero

Thalia: nos apoyamos unos a otros

Jason: y Roma siempre dará una mano si lo necesita

Reyna: usted es alguien que experimento todo, por eso, estamos dispuestos a aprender de usted 

Hashirama: gracias chicos -diría riendo con su contagiosa alegría

Ares: bueno, quién quiere seguir

Varios levantaron la mano

Apolo: por favor que no sea nada malo -diría en pensamientos.

Tras la votación de todos, la pantalla, como si escuchara sus deseos, se encendió, atrayendo la atención de todos.

En la Pantalla:

El sol brillaba alto mientras Naruto, Menma, Sai y Sakura avanzaban por el sendero hacia la ciudad de Cuarteles Tanzaku, en el País del Fuego. La tensión que había dejado la reunión con el Hokage parecía haberse desvanecido, especialmente con Menma, quien, a pesar de las habituales miradas frías de su padre, estaba disfrutando del momento. Corría ligeramente delante de sus compañeros, explorando el entorno, saltando de una roca a otra, riendo como si no tuviera preocupaciones. Cada vez que descubría algo nuevo, llamaba a Naruto con entusiasmo.

Menma: ¡Hermano mayor, mira esto! -gritaba mientras señalaba un árbol torcido por el viento a la par que hacía una payasada.

Naruto sonrió, disfrutando de ver a su hermano menor relajarse a la par que pensaba que ojalá por esa energía que poseía Menma, podría ser un hijo de Hermes. Sakura y Sai, aunque más tranquilos, también se dejaban llevar por la atmósfera relajada del grupo. Sakura reía ante las bromas de Menma y Sai, aunque silencioso, mantenía una leve sonrisa mientras observaba la camaradería.

Naruto: Este es el Menma que quiero ver siempre -comentó en voz baja, con una sonrisa suave. A pesar de todo lo que enfrentaban, momentos como este eran los que valían la pena.

El Camino del Hijo de la CazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora