ACTO DOS — — Capitulo treinta y uno: La Revolución de los Esclavos
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Palabras: 2825
Advertencias: Muertes. Gritos. Incendio.
Comentarios míos: EPALE QUE COMENZO LA REVOLUCION/GUERRA EN PENTOS 😁😁 Disfruten, comenten y voten 😘
Pentos
105 d.C
Tres lunas. Tres lunas habían pasado desde que comenzaron a conquistar Pentos desde la oscuridad. Poco a poco la gente iba dándoles apoyo desde el silencio de una revolución civil. Los pequeños barcos con alimentos fueron enviados cada día, de la misma manera que la liberación de esclavos. Diez amos de 50 habían fallecido en extrañas circunstancias que liberaron a cincuenta esclavos, quienes se fueron escondiendo en los "puntos débiles" de la ciudad.
Puntos que fueron fortificados y protegidos por el armamento de los Velaryon, de guerreros de Qohor y Volantis.
Guerreros que llegaron dos lunas atrás junto a su madre y Daemon. Lo que menos quería era que ella viera todo aquel maltrato y esclavitud, pero lo hizo y ella misma estaba dispuesta a subir a lomos de Meleys para quemar a cada amo y magister de la ciudad. De la misma manera que el príncipe. Ninguna de las grandes autoridades se hizo presente al momento de comenzar con los envíos de los barcos con suministros.
Daban vergüenza al no preocuparse por su gente.
¡Ni siquiera hablaban de los diez amos muertos! Todo lo mantuvieron en secreto, creyendo que nadie preguntaría. Las preguntas estaban al son del día. Los guardias no decían nada, solo gruñían como animales para amenazar a los Pentosis, pero estos les perdieron el miedo. Ellos tenían la fuerza y la voluntad para defenderse. Poco a poco, la gente iba en contra de las grandes autoridades.
—Hijo, ¿Estás seguro de esto? —Preguntó su madre.
El nerviosismo en su voz era notorio. Ella estaba preocupada de que algo le sucediera durante la lucha a la que iba a enfrentar con el resto de guerreros. Finalmente el día había llegado, el día donde la cúspide de la guerra en Pentos comenzaría. La gente ya estaba ansiosa, los guerreros sumaban las ansias para la batalla.
Y Aemon, ansiaba con poder liberar todo Pentos.
—Si madre, lo estoy. Sabes todo lo que hemos planeado para que este día llegue, los puntos clave de todo y como debemos proceder —comentó tranquilizando a la mayor. Tomó sus manos para acariciar sus nudillos—. En estos momentos, están sacando a las mujeres y los niños. No queremos que ellos salgan lastimados por esto. Debemos protegerlos, de la misma manera que hombres nobles y justos.
