JANNA
Suspiro mirando la puerta por donde ha desaparecido Tina.
—Bien... por fin solos —digo sin pensar y enseguida me arrepiento.
James se acerca a mí y yo levanto los brazos.
—Es una expresión, no pretendía insinuar nada, ya sabe...
—Tranquilízate, Janna. Mejor nos sentamos y hablamos de todo lo que ha pasado, luego iremos a comer algo. ¿O prefieres que nos lo traigan aquí?
Parpadeo.
Apenas recuerdo mi fiambrera olvidada en la sala de descanso con mis sobras de anoche.
—No tengo preferencias.
—¿Te gusta la comida tailandesa?
Lo miro sentarse a mi lado en el sofá turquesa. Estamos muy cerca y la verdad, no sé si me gusta o no la comida tailandesa, pero sé que me encanta él.
Nos quedamos en silencio.
A eso se le llama tensión sexual no resuelta, pero como me llamo Janna que se va a resolver tarde o temprano. Más temprano que tarde, pero... de momento es mi jefe, que me ha dado un proyecto increíble y que acaba de despedir a Clark.
—Lo que has hecho con Clark, ha sido...
—¿Justo?
—Quería decir impresionante —le digo.
—Impresionante son las ideas que has tenido para la reforma de esa maravillosa mansión en Cadwell. Ese edificio...
—Es una mansión de... —Adelante, corrige a tu jefe y cágala cuanto quieras—. Por favor, adelante.
James se ríe.
—Como te decía, trabajaremos en el proyecto de Cadwell codo con codo, pero me consta que tienes otro en mente.
—El de Hawái...
Estoy emocionada. ¿Sabe que también hice un proyecto totalmente sostenible? Claro que sí, él lo sabe todo. Porque es perfecto. Por supuesto.
—Pero no te emociones, el de Cadwell es muy importante para mí. —Y por su mirada, no miente—. Esa mansión perteneció a mi familia, hasta que a principios de siglo tuvieron que venderla. Cuando mi padre intentó recuperarla... conoció al que fue su mejor amigo durante toda su vida. Mi actual padrastro.
—Oh, vaya.
Sí, qué elocuente eres, Janna.
—Querría decirte que vas a quedarte en el puesto de Clark, pero te necesito algo más cerca de mí.
Mi pulso se acelera, y eso que James no se ha movido ni un ápice para acercarse a mí.
—¿Cómo de cerca?
—¿Trabajarías con Tina?
—Oh, por supuesto .Tina es la caña. Estoy entusiasmada.
Él suelta una carcajada.
—Le encantará que le digas que es la caña.
Me sonrojo un poco.
—Como has visto, te he dado sobre el contrato un aumento del ciento cincuenta por ciento de tu salario.
Sí, lo hemos visto. Trago saliva porque eso me preocupa. Si no estoy a la altura no sé que haré
—Sí, ya he visto que soy más rica que esta mañana.
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La proposición del jefe
RomanceJanna es buena en su trabajo, o eso cree, hasta que la despiden. No muy satisfecha con esto, decide subir a las oficinas de James Harper, el jefe del Holding. Pero para su sorpresa, lejos de llamar a seguridad, James Harper tiene una propuesta que h...