JANNA
No era nuestra intención desayunar en compañía, o más bien tomar un brunch, porque casi es medio día, pero al parecer lo de estar solos, no va a ser posible.
Cuando las puertas del ascensor se abren, ante nosotros está Goerge y su esposa, la madre de James.
—Buenos días.
Él responde con una sonrisa a mi saludo entusiasta, cargado de sorpresa.
—Querida... habíamos venido a desayunar a este magnifico edificio con la esperanza de poder hacerlo juntos —La madre de James mira nuestras manos entrelazadas— Pero ya veo que habéis estado ocupados.
Le suelto la mano como si quemara. Algo absurdo, pues lo que realmente queremos es que se crean que somos pareja.
—Sí, esto... Aún pueden acompañarnos con un café.
—Por supuesto —dice George.
El menos hablador del grupo sin duda ha sido James. Sus ojos no han dejado de sobrevolar la distancia entre el portafolio que ha dejado a un lado y su padrastro.
Pero puedo decir que todo ha salido bien. No ha muerto nadie, de momento. Aunque si las miradas matasen...
El brunch pasa volando, al menos para mi. James ha estado muy hablador en la segunda parte del mismo, pero me he fijado que George no.
Le he estado mirando, y observaba a James, y a mí... sospecha algo, estoy segura. ¿Será cierto que no firmará los papeles si sabe que James y yo no somos una pareja real?
Me he desecho en caricias y sonrisas con James, y él me las ha devuelto mirándome a los ojos. Por un instante he fantaseado con que todo eso era real. Dios, he tenido que tragarme un par de suspiros involuntarios. Pero no... ya sabemos que no lo es. ¿Cómo va a fijarse en mí el señor Stempelthon para una relación seria? Aunque después de lo de anoche, ya no es el jefe, para mí es James, en eso no hay vuelta de hoja. Aunque esto se acabe, siempre podemos ser amigos con derecho a roce. Sí nena. ¡Mucho roce!
Después del brunch, sin demasiadas complicaciones, la madre de James se ha despedido cortésmente.
—Querida estoy deseando verte en la cena.
—Yo también.
—Adiós hijo, disfrutad del spa y las instalaciones. ¿No os ha parecido un hotel increíble?
Me guardo mi opinión, y no es que sea bonito, pero es tan diferente a lo que James quiere dedicarse.
—Vamos querida, dejemos solos a la feliz pareja.
No es lo que dice, sino como lo dice. George lo ha hecho con una sonrisa falsa que no engañaba a nadie, eso me preocupa. Pero no lo he comentado con James, no quiero ponerlo más nervioso de lo que ya está.
Cuando desaparecen de nuestra vista miro de reojo a James.
—Lo sabe.
¡Claro que lo sabe!
—¿Que va a saber? Te preocupas por nada —le digo, pero en el fondo yo también estoy preocupada.
—Iré al banco —dice James. Me ofrezco a acompañarle pero se niega— Mejor quedate y diviértete. Compra lo que necesites con la fantástica visa que te ha dado Tina.
Le guiño un ojo al verlo partir, pero a las pocas horas regresa, y lo cierto es que el tiempo me ha pasado volando.
Nos ha sobrado tiempo por una larga y divertida comida —James puede ser tremendamente divertido cuando se lo propone— hemos pasado al spa, masaje y nuevamente al spa.
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La proposición del jefe
RomanceJanna es buena en su trabajo, o eso cree, hasta que la despiden. No muy satisfecha con esto, decide subir a las oficinas de James Harper, el jefe del Holding. Pero para su sorpresa, lejos de llamar a seguridad, James Harper tiene una propuesta que h...