—Pues guay.
¿Pues guay...? menuda labia, ahora sí que va a caer enamorado de ti.
Por suerte no me contrataron para redactar discursos.
—¿Te gusta mi despacho?
Cuando se da la vuelta, creo... ¿o es mi imaginación que está un poco más cerca de lo que debería?
—Vamos al lío...
Dios de mi vida, vamos donde quieras. Pero en lugar de eso digo:
—¿Cómo dice?
Me mira sin perder la sonrisa de guaperas, que guaperas suena un poco despectivo en mi cabeza, pero es que es una sonrisa taaaaan de guapo.
—Janna...
¡No! ¿Me estaba hablando? Y yo en la inopia.
—¿Sí?
—Estoy impresionado.
Asiento.
Claro.
Impresionado.
¿Por qué? Pero en lugar de preguntar eso me sale un extraño ruido de mi boca, como una pedorreta o algo así como diciendo, por supuesto que estás impresionado, no esperaba menos, porque tengo unos ojos marrones de lo más vulgares... un cabello que se me encrespa y del que tengo tentaciones de deshacerme de él y rapármelo al cero y un cuerpo sin forma alguna a no ser que me ponga una superfaja Kardashian.
—¿Impresionado?
—Sí.
¡Oh! ¡Qué ojazos!
—Gra... cias.
—Este borrador es lo mejor que he visto en mucho tiempo, quizás años —dice muy entusiasmado—. Señor... quizás el mejor de toda mi vida, al menos viniendo de alguien tan joven.
Asiento, porque si hablo seguramente se me desencajará la mandíbula y haré un puto cuadro.
—Esto es mucho más que un borrador, es un proyecto, casi perfecto. Creo que con unos retoques que me dejaras hacerle, podría ser simplemente magnífico.
Parpadeo.
Él me sigue mirando con entusiasmo.
Parpadeo.
No es posible que acabe de decirme, lo que creo que ha dicho.
—Janna...
—James...
Él se ríe.
—Te he dejado sin palabras, ¿eh?
—Créeme, no suele ocurrir muy a menudo. —Sigo parpadeando a cámara lenta mientras sus palabras se filtran en mi cerebro. Y entonces comprendo algo—. ¿Ya ha visto mi proyecto?
James asiente.
—Lo vi anoche en el despacho de Clark.
Me quedo muda... quizás por primera vez en mi vida. No sé qué decir, ni qué conclusiones sacar.
—¿Acaso Clark se lo enseñó y le pareció bueno? Pero si...
Si me ha dicho que es una mierda.
James no me presta demasiada atención, está ojeando el portafolio con mucho detenimiento. Su sonrisa apenas ha desaparecido, pero en su rostro se puede ver claramente su concentración máxima.
¡Jesús! De verdad le gusta.
—Ciertamente, Janna... es mi proyecto favorito para el hotel de Cadwell.
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La proposición del jefe
RomanceJanna es buena en su trabajo, o eso cree, hasta que la despiden. No muy satisfecha con esto, decide subir a las oficinas de James Harper, el jefe del Holding. Pero para su sorpresa, lejos de llamar a seguridad, James Harper tiene una propuesta que h...