Capítulo 22

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JAMES

La luz de la mañana me despierta.

Janna duerme plácidamente a mi lado y por unos largos minutos observo su perfil durmiendo. No puedo evitarlo y la abrazo, y me doy cuenta de que lo hago para sentirme mejor.

Y funciona.

Suspiro.

Va a ser un día duro.

Hoy vuelvo a la empresa y no sé si llevarme a Janna o dejarla sin tan siquiera decirle nada. Dejarla en el sentido de que no aparezca por la oficina. Ni que hubiese perdido el juicio para dejarla como... ¿qué somos?, ¿amantes?, ¿compañeros?, ¿amigos?

La abrazo con algo más de fuerza y me reconforta tenerla a mi lado y sentir el calor de su cuerpo. Sea lo que sea lo que seamos... la necesito a mi lado.

Pero hoy la cita en la empresa es ineludible. Tengo que convencer a los demás miembros de la junta de que el proyecto de Cadwell es una buena inversión.

Lo peor es que las tierras pertenecen a George. Cavilo cómo puedo hacer que me las venda... aunque quizás no sean los únicos terrenos aptos para la nueva dirección que pretendo darle a los proyectos Stemhelton.

Alzo una ceja ante la idea.

Miro a Janna, me da que ella debe saber más de la ciudad que yo. Pero aún no quiero despertarla, y mucho menos para decirle que planeo un golpe de Estado en mi propia empresa.

Pienso en mi padre, en todo lo que hizo por mantener la compañía junto a George. Y también en el disgusto que se llevará mi madre.

Y la junta... ¿ me elegirán a mí antes que a George?

No lo creo, pero voy a dejar muy clara mi posición. Y tengo suficiente dinero para dejar la empresa familiar y montar otra por mi cuenta.

Por suerte, Janna se despierta y vuelve a distraerme.

—Buenos días.

—Tan buenos como los anteriores.

Sabe que lo digo por ella y su sonrojo me hace feliz.

—Gracias.

¿Debo contarle lo que pienso hacer? ¿Le digo que acaba de quedarse sin proyecto? Quizás con el trabajo que tanto ansiaba... Esa idea cruza mi mente y no me gusta... Las palabras se me escapan de la boca.

—Si no tuviéramos entre manos el proyecto de Cadwell, te quedarías a mi lado, ¿verdad, Janna?

Ella se incorpora y me mira como si fuera un desconocido.

—¿Por qué me lo preguntas? No solo me querías en ese proyecto ¿no?

Parpadeo algo confuso, pero...

—Por supuesto Janna, tendrás trabajo conmigo.

Entrecierra los ojos.

—Parece como si fueras a largarte de la empresa.

Dudo, pero... es Janna. Acabará averiguándolo.

Mi padrastro no quiere vender los terrenos.

Se queda muda esperando que diga algo más, pero no sé qué más decir.

—¿Eso es todo? Ya me lo dijiste anoche.

—Pensé que no me habías escuchado.

Me da un pellizco en una de mis tetillas.

—Auch.

—Esto es serio James.

—Ya lo creo que sí. —Me froto la zona dolorida.

La proposición del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora