CAP 25

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Tzuyu, por su parte, se sentía atrapada en un torbellino de emociones. Desde la noche en que Sana parecía más distante, no podía dejar de preguntarse si había hecho algo mal. "¿Acaso dije o hice algo que la molestara?" Las dudas la invadían, y a pesar de su esfuerzo por mantener la calma, la creciente frialdad de Sana la desconcertaba más de lo que quería admitir.

Cada vez que intentaba acercarse, notaba que Sana se retraía, como si hubiera una barrera invisible que las separaba. Tzuyu se sentía culpable y confundida, pero no sabía cómo expresar lo que realmente sentía. "Tal vez es mejor que me aleje... no quiero complicar más las cosas." Pensaba en cómo sus sentimientos hacia Sana habían crecido con el tiempo, pero ahora, esa cercanía que tanto valoraba parecía estar desmoronándose.

Mientras tanto, Sana estaba sumida en sus propios pensamientos. Sabía que algo había cambiado, pero no podía entender por qué Tzuyu, quien antes era tan atenta y cercana, ahora parecía mantener distancia. "¿Qué ha pasado? ¿Por qué Tzuyu está tan fría conmigo?" La frustración y la confusión la consumían, y sentía que la conexión especial que compartían se estaba desvaneciendo poco a poco.

Un día, mientras las tres amigas pasaban tiempo juntas, Jihyo comenzó a notar algo diferente. Las miradas furtivas entre Sana y Tzuyu, la forma en que ambas evitaban hablar abiertamente o mostrarse afecto, todo indicaba que algo había cambiado entre ellas. Aunque Jihyo había estado inmersa en su relación con Sana, no podía ignorar las señales. "¿Está Sana sintiendo algo por Tzuyu? ¿Acaso eso es lo que está afectando nuestra relación?" se preguntaba, sintiendo una mezcla de inseguridad y dolor.

Durante una tarde en la que las tres estaban sentadas en un café, Jihyo no pudo evitar la necesidad de abordar el tema.

Jihyo: "Sana, Tzuyu... ¿pasa algo entre ustedes?" —preguntó con tono suave, pero con una mirada inquisitiva que no podía ocultar.

Sana y Tzuyu se miraron entre sí, sorprendidas por la pregunta de Jihyo. La tensión en el aire era palpable, y ninguna de las dos sabía exactamente cómo responder. Sana, sintiéndose acorralada, decidió desviar la conversación.

Sana: "¿Por qué lo preguntas, Jihyo? Todo está bien..." —dijo, tratando de sonar despreocupada, aunque su voz traicionaba la inseguridad que sentía.

Pero Jihyo no se dejó engañar. Sabía que algo estaba mal, algo que no podía ignorar.

Jihyo: "Es solo que... he notado que las cosas entre ustedes han estado un poco extrañas últimamente. No sé, siento que estoy perdiendo algo importante. ¿Hay algo que no me están contando?"

Tzuyu, que había estado en silencio todo este tiempo, sintió un nudo en el estómago. "¿Debo decirle la verdad? ¿O seguir pretendiendo que todo está bien?" La culpa la consumía, pero antes de poder decir algo, Sana tomó una decisión impulsiva.

Sana: "Jihyo, no es lo que piensas. Tzuyu y yo solo hemos estado... cansadas, pero no es por nada en particular. Solo hemos estado ocupadas con nuestras propias cosas."

Aunque Sana intentaba tranquilizar a Jihyo, las palabras no lograron disipar la creciente duda en su corazón. Jihyo sabía que había más detrás de esa explicación, pero decidió no presionar más por el momento.

Mientras la conversación continuaba, la distancia emocional entre las tres amigas seguía creciendo. Jihyo se sentía cada vez más apartada, preguntándose qué había hecho para que su relación con Sana se sintiera tan diferente. Sana, por otro lado, estaba luchando contra sus propios sentimientos, sin saber cómo abordar lo que sentía por Tzuyu sin herir a nadie. Tzuyu, envuelta en la culpa y la confusión, estaba cada vez más convencida de que la única solución era seguir distanciándose, aunque eso le doliera profundamente.

Los días que siguieron solo aumentaron la tensión entre ellas. Tzuyu evitaba pasar tiempo a solas con Sana, mientras que Sana intentaba acercarse a ella sin éxito. Jihyo, aunque trataba de mantener la calma, no podía dejar de sentir que estaba perdiendo a Sana de alguna manera. Todas estaban atrapadas en un ciclo de dudas y emociones no expresadas, y aunque ninguna quería admitirlo, sabían que tarde o temprano tendrían que enfrentarse a la verdad.

EL DILEMA DEL CORAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora