CAP. 11, TEMP. 2 | Deseos encerrados

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Stronbol masticaba chicle mientras esperaba a Lion.
—Mmm... no sé por qué lo hago. ¿Alguna vez pensé en hacerle algo así a Legolaz? —murmuró. Lion entró y cerró la puerta tras de sí.
—Parece que te salvas de un castigo severo... Te vas a un hospital psiquiátrico —dijo Lion, mostrando un diario que tenía en las manos.
Stronbol levantó la mirada y vio su diario.
—Toma, encontramos esto escondido entre tu ropa. ¿No te da asco verte al espejo?
Stronbol tomó el diario y se puso de pie.
—No me hables así.

Stronbol miraba por la ventana del hospital psiquiátrico.
—Mierda... —murmuró mientras bajaba del auto. Cruzó la puerta acompañado de unos enfermeros.
—Esto no va a terminar bien.

Ya en su cuarto, Stronbol dejó el diario sobre la mesa y echó un vistazo alrededor.
—Qué poco color... —suspiró, sentándose en la cama—. Creo que podría salir antes si finjo avances...
La puerta se abrió y una enfermera entró, dejando unas pastillas sobre la mesa.
—Tome esto cada 12 horas para ayudarlo a relajarse. Parece un niño muy tenso y agres...
Stronbol le lanzó el frasco en la cara.
—¡No necesito esta basura! ¡Necesito a Legolaz!
Cubrió su rostro con la almohada mientras la enfermera recogía el frasco del suelo.
—Lo siento, pero tendrás que adaptarte a este lugar. No pareces alguien que deba estar aquí... —dijo la enfermera, colocando el frasco de nuevo en la mesa y sentándose junto a él—. Si necesitas algo, cuentas con la ayuda de los enfermeros y psiquiatras, ¿de acuerdo?
Stronbol se quitó la almohada del rostro y miró a la enfermera.
—Por supuesto.

Stronbol miraba alrededor, inmovilizado con un bozal y una camisa de fuerza.
—Esto me parece exagerado... ¿Podrían quitarme estas cosas?
Lion suspiró y cruzó los brazos.
—Niño, no vas a salir de aquí si sigues comportándote de esa manera. Mataste a una enfermera, y eso no es lo peor de todo... la desfiguraste en los pocos minutos que ella fue a entregarte tus medicamentos.
Stronbol bajó ligeramente la mirada.
—Tenía hambre... Antes podía comer carne seguido, aquí no hay de eso... —escribió algo en una libreta—. ¿Podría intentar adaptarme a la carne de animal? Si vuelvo a causar un problema así, no podré salir de aquí.
Lion lo miró serio.
—Haz lo mejor que puedas para salir de aquí lo antes posible.

Legolaz caminaba por la calle cuando vio un periódico con una noticia sobre Stronbol.
—Soy lo peor... Aún después de lo que ha hecho... —se cubrió el rostro con ambas manos—. Me sigue gustando...
Alex, que caminaba a su lado, le dio unas palmadas reconfortantes en la espalda.
—Te ves deprimido... ¿Qué dijiste?
Legolaz suspiró y siguió caminando.
—Ya casi es Navidad y Stronbol no estará con nosotros... ¿Cuánto tiempo estaremos sin verlo?
Alex se rascó la cabeza, tratando de pensar.
—Uh... si tiene suerte... muuuucha suerte... tal vez en un par de años. —Tragó saliva—. Y si no... tal vez nunca más.
Legolaz se tapó los oídos y empezó a correr.
—¡Olvida lo que dije!

Stronbol escribía en su diario.
—Lo único que puedo hacer entre estas paredes blancas es escribir... —suspiró—. Podría escribir algo de mi vida, tal vez cosas interesantes que he hecho.
Miró al final de la página, donde había un dibujo de Legolaz.
—Haré mi mayor esfuerzo para salir de aquí... Conocerlo fue lo mejor... solo pienso en tenerlo entre mis dientes.
Tragó saliva.
—N... no es que piense en matarlo... Esos pensamientos de muerte que tengo hacia él se convierten en lujuria.
Se cubrió la cara con la almohada, ligeramente sonrojado.
—Con el resto de personas, solo quiero acabar con ellas... Pero con Legolaz... esos pensamientos de muerte se convierten en tanto amor y lujuria. —Miró hacia la ventana—. Definitivamente he pensado en acabar con él, pero ese pensamiento se desvanece y solo puedo pensar en cosas tan puras... y tan retorcidas con él.
Se levantó de la cama y miró por la ventana, observando el hospital.
—Voy a salir de aquí y volveré a ver a Legolaz... Lo prometo.
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𝑾𝒆𝒕 𝑫𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora