𝐒𝐓𝐑𝐎𝐍𝐋𝐀𝐙 || Stronbol es un joven caníbal que ha pasado su vida intentando llevar una existencia normal, luchando contra sus impulsos mientras lidia con los desafíos de su día a día. A pesar de su oscuro pasado, ha construido relaciones profu...
Stronbol se levanta y toma sus antidepresivos. Mira el reloj y luego a Danny, que duerme a su lado.
-Ugh... -susurra mientras fija la mirada en el lado oscuro de la habitación-. Legolaz...
Sacude la cabeza, frustrado.
-Son las cuatro de la mañana, y estoy pensando en él... como todos los días -aprieta los puños, conteniendo las lágrimas-. Maldita sea...
Se acuesta de nuevo y abraza la almohada con fuerza.
-Mierda, mierda, mierda... -ahoga sus gritos en la almohada-. Solo hay que darle tiempo... Lo volveré a ver pronto.
Mientras tanto, Legolaz escucha la lluvia caer mientras escribe en su libreta. Su expresión refleja cansancio y frustración.
-Ugh... -gime mientras las voces de la clase se intensifican-. ¡Cállense! -murmura, pero las voces y el sonido de la lluvia parecen abrumarlo más.
La punta del lápiz se rompe. Golpea la mesa con frustración y se levanta de un salto.
-¡Cállense, maldita sea! -grita, antes de suspirar y bajar la cabeza-. Ugh...
Más tarde, Legolaz espera sentado fuera de la sala principal.
-Creo que mi estrés está aumentando -se dice en voz baja, levantando su libreta y mirando los dibujos de Stronbol, lleno de golpes-. Idiota... ¿Por qué no hablaste conmigo?
Arranca la hoja con rabia.
-Yo no te hubiera entendido... pero podría haberte apoyado en todo lo que hicieras -arranca todas las hojas con dibujos y las tira al suelo-. ¿Eres un cobarde? Tienes miedo de enfrentar las consecuencias...
Empieza a dibujar de nuevo, pero su mano tiembla y los movimientos se vuelven erráticos.
-Pero el idiota soy yo -se muerde el labio-. No vale la pena llorar... Soy yo el que está equivocado por tratar de manejar a alguien como él.
Guarda la libreta y el lápiz, suspirando.
-"¿Alguien como él?" -se pregunta-. Vaya, estoy hablando como si fuera un animal o una cosa...
Levanta la vista y ve a Sam.
-Ugh... Sam.
Sam lo toma de las mejillas y aparta el mechón de cabello de su rostro.
-Stronbol, ¿verdad? -su voz es baja pero melodiosa-. Dale tiempo, o terminarás deprimiéndote aún más de lo que ya estás.
Presiona suavemente el rostro de Legolaz contra su vientre.
-Llora si lo necesitas, desahógate... -le acaricia la cabeza con ternura mientras siente los brazos de Legolaz rodear su cintura-. Relájate...
El cuerpo de Legolaz tiembla y se presiona con fuerza contra Sam.
-Eso es, llora, déjalo salir todo... -Sam le da palmadas suaves en la espalda-. Estás llorando mucho... ¿De verdad te hizo tanto daño?
Legolaz levanta la mirada, sollozando.
-No entiendo cómo pudo hacer algo así... ¿No hice lo correcto? Traté de entenderlo, pero no pude.
Sam aparta la mirada, y con una sonrisa suave, le desordena el cabello.
-Ya basta, no seas un llorón -ríe suavemente mientras le limpia las lágrimas-. Sé fuerte. Probablemente él esté mejor ahora... Tú también debes estarlo. ¿Te vas a poner así por metro y medio de buen cuerpo?
Legolaz se ríe entre lágrimas mientras se limpia el rostro.
-Es fácil hablar desde tu altura... Eres más alta que yo.
Sam aparta el rostro, sonrojada.
-¿Te molesta mi altura?
Legolaz se seca las últimas lágrimas con el antebrazo.
-Para nada, me parece práctica... y me gusta.
Sam lo suelta y se va sin mirarlo.
-Sí, como sea... ¡Adiós!
-Ah... nos vemos...
Legolaz se inclina en la silla, soltando un largo suspiro.
-Sam tiene razón... Tengo que seguir con lo mío... Stronbol debe estar bien sin mí. _______________________________________ •♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•♪•
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