CAP. 3, TEMP. 3 |Reencuentro bajo el abrigo

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Legolaz abre la puerta y mira a Jhon.

—¿Se te olvidó algo?

Jhon levanta las manos vacías.

—Se me olvidó el abrigo. Además, odio estar en casa, quería pasar a saludarte.

Legolaz se queda en silencio unos segundos.

—No tienes nada ahí.

Jhon mira a su alrededor, buscando el abrigo.

—Juraría que lo tenía hace solo unos segundos...

Legolaz se hace a un lado y lo deja pasar.

—Sí, claro... Busca una mejor excusa la próxima vez.

Mientras tanto, Stronbol saca la cabeza de unos arbustos, abrazando el abrigo.

—¿Legolaz se mudó aquí? Este lugar es tan tranquilo... —suspira y sacude la cabeza, haciendo caer las hojas de su cabello—. Ahora que lo pienso... ¡Lion me dejó a mi suerte! ¿Dónde se supone que voy a vivir? —se quita un mechón de cabello de la cara—. No te exaltes... —mira a Jhon salir de la casa de Legolaz—. No parece haber interés mutuo... Apenas se conocen. —suspira aliviado—. No es alguien de quien preocuparse.

Stronbol observa el logo en la chaqueta de Jhon.

—Legolaz debe asistir a la misma escuela... —se quita la sudadera y se pone el abrigo de Legolaz—. Ah... Me queda muy holgado, pero supongo que está bien. Debería hacerle una visita a Legolaz...

Mientras tanto, Legolaz toma un poco de café mientras apaga las luces.

—Ugh... Al fin algo de paz, sin mis padres para arruinarme la vida...

De repente, el timbre suena insistentemente.

—¡Ah! —Legolaz derrama un poco de café—. ¡Carajo, dejen de torturar el timbre!

Abre la puerta y ve a Stronbol.

—¿Ah?

Mientras tanto, Jhon bosteza y revisa las redes sociales de Legolaz.

—Este idiota confía demasiado en las personas... Supongo que sería cruel hacerle una broma.

Jhon mira los chats y se encuentra con uno de Stronbol de hace dos años. Lee el nombre completo de Stronbol y frunce el ceño.

—¿Este no es el chico que salió en las noticias? —lee con atención—. Qué interesante... Eran muy amigos, fueron a la misma escuela.

Bosteza.

—¿No es adorable Stronbol? De verdad parece un niño completamente normal... Me pregunto qué será de él.

Mientras tanto, Legolaz se queda inmóvil.

—¿No vas a invitarme a pasar? —dice Stronbol—. Ah, debe ser por cómo me veo ahora.

Stronbol se quita un mechón de cabello de la cara, mostrando su otro ojo.

—Mira, soy yo... —sonríe antes de abrazar a Legolaz—. ¡Hola! Espero que me hayas extrañado tanto como yo a...

Legolaz lo aparta bruscamente.

—¡¿Qué estás haciendo tú aquí?! ¡¿Siquiera estás arrepentido de lo que has hecho?!

Stronbol baja la mirada hacia la taza de café.

—Creí que te alegraría verme. ¿No estás feliz?...

Legolaz observa cómo Stronbol aprieta los puños.

—Tsk... ¿A qué has venido? Conociéndote, ya habrás indagado mucho.

Stronbol lo mira directamente.

—No... Acabo de salir del hospital psiquiátrico. Solo he visto que tienes a un compañero... ¿O son algo más?

Legolaz aparta la mirada.

—Es un amigo de la escuela. ¿Estás esperando que me quede solo para devorarme o alguna mierda así?

Stronbol se sonroja un poco y se cubre con el abrigo.

—N-No, claro que... —se queda en silencio y luego lo mira—. ¿Lo dices de forma literal?

Legolaz cruza los brazos.

—¡Yo jamás haría eso! No pensarás que yo...

Legolaz lo interrumpe.

—Por supuesto que sí... ¿Alguna otra pregunta?

Stronbol baja la cabeza, apenado.

—¿Estás molesto? Deberías estarlo... —Las lágrimas de Stronbol caen al suelo—. Yo jamás te haría daño. Si me dieras otra oportunidad, podría probarlo.

Legolaz lo jala del brazo y cierra la puerta de golpe.

—Basta, es ridículo lo que haces... —suspira—. Si alguien más te viera ahí afuera llorando, pensarían que te hice daño.

Stronbol se seca las lágrimas.

—Lo siento... De verdad no quiero que pienses eso de mí...

Legolaz se deja caer al suelo.

—Mejor hablemos otro día... ¿Por qué no vuelves a casa?

Stronbol se cubre el rostro con el abrigo.

—No tengo a dónde ir ahora... ¿Puedo quedarme? Prometo que ayudaré. Podría preguntarle a tus padres...

Legolaz aprieta los puños.

—No te molestes, no están. A ellos les molestaría que estuvieras aquí.

Legolaz mira de pies a cabeza a Stronbol.

—Puedes quedarte... Pero solo es por llevarles la contraria. Espero que mañana tengas a dónde ir.

Stronbol se lanza sobre Legolaz.

—¡Dormiré contigo!

Legolaz lo empuja con las manos, alejándolo.

—¡Qué empalagoso! Dormirás lejos de mi cuarto. Prefiero evitar una mordida...

Stronbol intenta abrazarlo de nuevo.

—¡Prometo no hacer nada agresivo!

Legolaz lo empuja, haciéndolo rodar por el suelo.

—¡Ya te dije que no! Y devuélveme mi abrigo... —suspira—. Y perdón por hacerte llorar.

Stronbol se levanta, adolorido.

—No te preocupes... Espero que al menos hoy nos llevemos bien.
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𝑾𝒆𝒕 𝑫𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora