10 - Suguru se come un payaso

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Los siguientes días fueron un poco caóticos, no solo porque a cada rato nos llamaban para hablar, si no, también porque habíamos perdido muchos días de clases y teníamos que ponernos al día. Eso nos obligó a pasar aún más tiempo juntos, no solo Gojo, Geto y yo, si no que con Shoko también, quien "amablemente" había accedido a ayudarnos después de que los tres le insistiéramos mucho. Suguru y Satoru habían vuelto parcialmente a la normalidad una vez que me vieron interactuar tan pegada a Shoko. Aunque para mí pareció solo unas horas, para ella fueron varias semanas donde pensó que había perdido a todos sus compañeros de curso. Por el momento habían suspendido las misiones largas para nosotros, con la excusa de que teníamos que ponernos al día. Sentados los cuatro en la mesa de estudio solo parecíamos un grupo de amigos normal, con el que ama molestar a los demás, el que le sigue la corriente, la que no sabe si seguirles la corriente o detenerlos y la que le vale verga todo. Nuestros teléfonos sonaron casi al mismo tiempo. Miré el mío, y tenía un mensaje de Yaga-sensei.

"En mi oficina

¡Ahora!"

Alcé la mirada de mi teléfono y los tres me miraban.

—¿Mensaje de Yaga-sensei? —Shoko me preguntó tranquilamente.

—Sí, me ha llamado a su oficina.

—A nosotros también —respondió Geto por él y Gojo. Shoko hizo un ruidito de confirmación, a ella también la llamaron.

—Será mejor irnos antes que mande uno de sus muñecos tras nosotros. —Me levanté y empecé a recoger mis cosas.

—Nah, esperemos que mande, la última vez fue muy chistoso ver cómo te perseguía ese mono de peluche. —Satoru se burló de mí y le tiré mi borrador, el cual fue detenido porque activó su infinito.

—¡Vamos, Shoko! Dejemos a esos dos ahí.

Ambas nos retiramos y caminamos en dirección a la oficina de Yaga-sensei. No pasó mucho tiempo antes de escuchar los pasos de los chicos siguiéndonos de cerca. Al llegar a la puerta, nos recibió la mirada seria de nuestro profesor, esperándonos pacientemente. Sonrió levemente al vernos tan quietos, casi con burla.

—¡Entren de una vez!

Los cuatro entramos a trompicones, Yaga-sensei no pudo evitar reírse de nosotros.

—¿Por qué están tan nerviosos? ¿Hicieron algo que no debían?

Shoko y yo inmediatamente miramos a Gojo y Geto, los cuales abrieron la boca indignados.

—¡Oye! ¿Por qué nosotros somos los que tenemos que hacer algo mal? —El albino nos miró con la boca abierta y las cejas fruncidas, a lo que ambas nos reímos.

—¿Por qué será? ¿Verdad, Satoru? —Yaga-sensei tenía un tono de ironía lo que hizo que Gojo se enojara más —. Después de la última misión y de todo el trabajo que tuvieron que hacer, se les ha asignado una misión más simple.

—¿A mí también? —Shoko preguntó impasible, aunque yo podía ver que estaba sorprendida.

—Sí, a ti también, Shoko. —Nuestro profesor explicó tranquilamente —. Es una misión bastante simple para el nivel de este grupo, perfecto para relajarse un poco. Han de estar muy cansados con todas las tareas que tienen.

—¿Y no podemos relajarnos aquí en vez de hacer misiones aburridas? —Shoko y yo nos miramos y luego miramos a Gojo, sin duda esa era muy propio de él.

—Ese tipo de misión son los que se debería asignar a alumnos de primer año normalmente. —Yaga-sensei habló con una seriedad que me hizo levantar una ceja.

Sempiterno: la princesa del santuario divino [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora