He descubierto como el paso del tiempo puede llegar a ser tanto hermoso como despiadado. La vida tiene dos caras como una moneda tirada al viento. De su caída depende el lado que toca vivir.
Sus ojos verdes me enseñaron la crudeza de este mundo. Mi...
"And you can't fight the tears that ain't coming Or the moment of truth in your lies When everything feels like the movies Yeah, you bleed just to know, you're alive" "Goo Goo Dolls"
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Estaba parada en frente de mi padre, no hablaba, solo me miraba mientras yo seguía gritándole. Trataba de acercarme a él pero se alejaba. Chewbacca le ladraba tras de mí e intentaba también llegar a él pero estaba amarrado, comencé a tirarle platos de cocina que sonaban estruendosos en el suelo pero ninguno le daba, aún así lo único que hacía era mirarme.
—No es mi culpa.
Seguía tirando platos al suelo, Chewbacca se soltó de la cadena y se dirigió directo a él. Ahogué un grito y me tapé la cara.
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El ladrido de Chewbacca me levanto, desde casa se escuchaban como si el perro estuviera al lado de mi cama. En un principio quise ignorarlo pero luego de media hora tuve que levantarme para ver qué ocurría. Me acerqué al balcón y abrí la puerta, vi que mi amigo de cuatro patas estaba afuera y ladraba sin parar a la puerta del balcón de Íker sin respuesta alguna.
—¡Chuby basta! Amor es mega temprano. ¿Qué haces ahí?
Al verlo afuera me inquieté Íker no se separa de él ni para dormir. A menos que... Sacudí mi cabeza y me quité de la mente pensamientos negativos, mi amigo no sería capaz. Tomé varias piedrecitas que tenía siempre en un jarrón de mimbre al lado del barandal y comencé a darle a la ventana. Nadie me contestó, una punzada en mi pecho me inquietó, el perro seguía ladrando, decidí cerrar la puerta y bajar a la cocina.
Me quedé un momento pensando en el sueño loco que acababa de tener, ¿en verdad le tiraría platos a mi padre? Mejor no profundizar en mi subconsciente.
Mama estaba haciendo el desayuno, removiendo el revoltillo con una mano y con la otra hablaba por teléfono. Al parecer era con tití, lo supe por que siempre ponía la misma cara cuando hablaba con ella; miré el reloj de pared y eran las nueve de la mañana.
