Interludio| "Hymn for the weekend"

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Oh, angel sent from
up above
You know you make my world
light up
When I was down, when I was hurt
You came to lift me up
Life is a drink and love's
a drug
Oh, now I think I must be
miles up
When I was a river,
dried up
You came to rain a flood
Coldplay

Oh, angel sent from up aboveYou know you make my world light upWhen I was down, when I was hurtYou came to lift me upLife is a drink and love's a drugOh, now I think I must be miles upWhen I was a river, dried upYou came to rain a floodColdplay

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Actualidad:

Estoy sentada al lado de mi abogada, todos los papeles están listos y a la espera de que la otra parte firme. Él llega y ni se inmuta en mirarme. Pasa detrás de mí y no es justo hasta que se sienta que no me dirige la mirada, una fugaz y tan disimulada que si no lo conociera tan bien ni cuenta mi hubiera dado. Mejor así, no quería toparme con él ni con sus ojos negros, ni con su aroma, lo único que deseaba era acabar con esto de una buena vez.

Su abogado saca el sobre con los papeles del acuerdo que ambos pactamos la semana pasada. Se queda con la casa, con el auto y con estos cinco años de matrimonio. No los quiero, lo único que me interesa es acabar con el calvario de verle la cara.

Ninguno de los dos habla, cada uno de nuestros abogados pacta los acuerdos y nos señala donde debemos firmar. Él toma los papeles y los firma; acto seguido su abogado me los pasa, por una fracción de segundos los miro y por alguna razón me llega a la mente el día de nuestra boda, el piano de fondo junto a una voz que hacía eco a las desiciones que he tomado en la vida. Los firmo sin titubear, total, esto se había acabo ya hace años, estoy segura hasta del día preciso que nuestro matrimonio cayó en picada directo al precipicio.

Me levanto ignorando la quemazón en mi garganta, tratando con todas mis fuerzas aguantarme las ganas de gritar, de llorar. Miro mi celular y doy la excusa de que llego tarde a trabajar y tras preguntar si faltaba algo más y asegurarme que ya estaba todo finalizado soy la primera en marcharme de allí.

Siento que alguien me sigue los pasos y me detengo en seco. No volteo, pero sé que está justo tras de mí, puedo sentirlo en cada fibra.

—Pudo ser vida —escucho decirme tan cerca que tengo que cerrar el puño.

—Pero terminó siendo muerte —dije mirando por encima de mi hombro, al fin volteo y le miro a la cara, su mirada no reflejaba nada, ni remordimiento, ni dolor—. Adiós Elías —sentencié girando sobre mis talones y alejándome de su presencia, esta vez para siempre.

Al salir del edificio siento que puedo respirar mejor, dirijo mi mirada arriba, las nubes despejadas me dicen que al menos no lloverá, aunque siento que dentro de mi está cayendo un gran diluvio. Suena mi celular.

—Bendición —digo sin darme tiempo de reproches porque olvido pedírsela.

—Dios te bendiga Taly, ¿Cómo estás? ¿Fuiste al abogado? ¿Firmó?

Miro mi celular y sonrío con sarcasmo, recordando que a veces el karma se encarga hasta de los pequeños detalles, porque mira que yo era preguntona cuando pequeña.

—Si madre, está todo listo ya —suspiro—. Y no se ma' de verdad como estoy, aliviada tal vez.

—Vas a estar bien ya verás, te mando un abrazo, mañana a la diez ¡vale!

—Vale —dije mientras me preguntaba como me acostumbraría de nuevo a mi antiguo hogar.

Crecer implica muchas veces irse lejos, emprender vuelo para crear tu familia, una vida y para hacer realidad todas las metas que te trazas a lo largo de los años. Resulta frustrante que después de tanto luchar y remar en contra de las manecillas del reloj termines en el mismo punto del que partiste pensando que solo volverías de manera ocasional. Dar reversa en la vida es horrible y lo peor es cuando vuelves con las manos vacías.

Me dirijo a un café cercano antes de entrar a mi último día de trabajo en el restaurante. Voy a extrañar la cocina del "Oui Monsieur" como el resto de Paris. "Es por tu bien Lola ya verás que la cosa mejorará" me dije tratando de subirme la moral. Pero la verdad es que no me la sube ni medio centímetro, entro a la pequeña estancia y me siento en una de los taburetes de la barra, pido mi café preferido, un latte con endulzante de avellana. También extrañaré estos pequeños detalles, como las mañanas de camino al trabajo.

Me dirijo al trabajo pero antes de llegar me detengo en la parada observando una de las pantallas que se divisa a lo lejos, la imagen de un cantante famoso promocionando Armani se proyecta.

Se que es un cantante famoso porque me conozco todos sus repertorios, le he visto ganar cinco Grammys y su música ha marcado estos años de mi vida, de forma instintiva miro el signo de clave Sol que tengo tatuada en el antebrazo junto a un zorro en forma de planeta que resguarda un principito y una rosa, me hace sonreír y a la vez me transporta al pasado, no es de extrañar, si estoy a horas de volver en el tiempo. De forma instintiva jugueteó con la pulsera que llevo en mi mano derecha la cual tiene la misma imagen que mi tatuaje. Me pregunto si el cantante también ha pensado en dar reversa su vida, lo dudo.

Me dirijo al último día en este lugar y luego me espera un viaje largo de casi ocho horas, el retrato del cantante se esfuma junto con todo lo que un día quise que fuera mi vida.

Paso el resto del camino pensando en aquel verano, el mismo que dio inicio a que viviera en el hogar que hoy por cosas del destino estoy a punto de volver, no puedo evitar sentir como una pequeña punzada de dolor se adueña de mi pecho "debe ser el divorcio" me digo mientras entro en la cocina del restaurante.

Todos mis compañeros me reciben con un abrazo pero yo ya estoy muy lejos de allí, retrocedí veinte años en el tiempo a las memorias de un prado inmenso en medio de un bosque, a los colores ocre y marrón de las cada esquina de la ciudad. Al dolor de la pérdida y a la emoción de aquellas tardes de tres a siete...

 Al dolor de la pérdida y a la emoción de aquellas tardes de tres a siete

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El chico que imaginé mientras dormíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora