— woah — Penélope levantó la vista de donde se había estado ajustando los guantes y una sonrisa curvó las comisuras de su boca al ver a Colin apoyado contra la puerta de su habitación, muy guapo con su chaleco azul oscuro y su elegante camisa, después de haber renunciado a su abrigo por ahora, observándola. Sintió que un calor comenzaba a acumularse en su interior ante la calidez de su mirada, que la recorrió de arriba abajo y la hizo morderse el labio.
—¿Finalmente vienes a verme, esposo? Siento como si no te hubiera visto en todo el día —dijo ella, mirándolo con una ceja levantada, volviéndose hacia el espejo de manera burlona y dándole la espalda.
Ella lo vio poner los ojos en blanco a través del reflejo mientras se apartaba del marco de la puerta y se colocaba detrás de ella, envolviéndole la cintura con sus brazos.
—Anthony me tuvo en su maldito estudio todo el día pensando en planes alternativos por si algo salía mal esta noche. El hecho de que no se haya puesto gris por la forma en que se estresa es francamente un milagro.
Penélope se rió, y el sonido se volvió entrecortado cuando Colin comenzó a presionar sus labios sobre el costado de su cuello, deteniéndose, besándolos con fervor y provocación. Ella inclinó la cabeza para darle un mejor acceso, levantó las manos hacia donde él descansaba sobre su estómago, aferrándose a sus brazos, gimiendo.
—¿Te he dicho lo cautivadora que te ves esta noche, mi Pen? —le susurró al oído, su cálido aliento rozando su piel haciéndola estremecer, entrecerrando los ojos ante la mirada satisfecha que le dirigió.
Penélope tuvo que reconocer que el vestido que llevaba era uno de los mejores que había tenido nunca, uno que su tía Sarah la había convencido de comprar como parte de su ajuar. Era definitivamente más atrevido que cualquier cosa que hubiera usado antes, pero estaba contenta de haberse dejado convencer porque se sentía hermosa con él, algo que rara vez le pasaba. El color de la espuma del mar con diminutas mangas de seda que caían sobre sus hombros, recubiertas de un encaje brillante que parecía brillar a la luz de las velas. No ocultaba sus cicatrices, parte de la razón por la que lo había elegido para esa noche, y se había dejado el pelo suelto, no queriendo disimular lo corto que ahora lo tenía. Se negó a esconderse esta noche, quería que la alta sociedad y su madre vieran lo que le habían hecho, que vieran cada cicatriz, por dentro y por fuera. Ya no tenía miedo y ya no se avergonzaba de lo que le había sucedido. Había sobrevivido y no se avergonzaría de eso.
—No, pero siéntete libre de decírmelo tantas veces como quieras —dijo Penélope, con palabras burlonas pero con una expresión suave y llena de devoción por él.
Colin levantó sus muñecas, que descansaban sobre sus brazos, y besó ambas, donde todavía quedaban las líneas rojas pálidas de los grilletes que alguna vez había usado y que probablemente siempre seguirían ahí. Pero ya no le dolía tanto verlas. Eran solo un recordatorio de la fuerza indomable de su esposa.
Se quedaron allí mucho tiempo, abrazados, disfrutando del silencio, algo que echaban mucho de menos y que no disfrutaban mucho desde que llegaron a Aubrey Hall. Colin había hablado con los trabajadores del pueblo y las renovaciones comenzarían en su nuevo hogar el año que viene, y podrían mudarse en unos meses, una noticia que les produjo alivio y emoción.
—¿Estás nervioso? —preguntó Penélope, girándose entre sus brazos para mirarlo y colocando las manos sobre su pecho, sintiendo el reconfortante latido de su corazón, siempre tan firme y seguro, bajo su palma.
—Un poco sí —dijo Colin, respondiendo honestamente, los nervios que lo habían estado invadiendo durante los últimos días, el día del baile acercándose mucho más rápido de lo que había anticipado, volviendo a la vida al recordar lo que estaban haciendo, lo que estaban enfrentando, esa noche. —¿Y tú?
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Te perdí. Te encontré. ✔️
Fiksi Penggemar...Colin, Penélope ha muerto. Murió de gripe hace dos meses. Cuando Colin Bridgerton recibe una carta en la que se le informa de la muerte de Penélope, siente que todo su mundo se derrumba a su alrededor cuando finalmente se da cuenta, demasiado tar...