Creppy Show - Hyunlix.

Cementerio.

La noche fría y oscura cuando Hyunjin y Felix decidieron explorar el antiguo cementerio que había al final de la ciudad. No era una cita común, eso era claro, y a pesar de que ninguno de los dos se destacaban por su valentía el lugar estaba envuelto en leyendas, donde se decía que las almas en pena merodeaban entre las tumbas, buscando compañía.

Estaban a principios de veintes y cualquier idea que los dejara como valientes frente a sus amigos era una buena idea, aunque solo pasearan cinco minutos por allí.

Al llegar, la luna llena iluminaba el paisaje bajo una luz espectral. Las sombras danzaban entre los árboles haciendo formas, y el silencio era casi palpable. A pesar del ambiente inquietante, la pareja se sentía segura en su amor, entrelazando sus dedos mientras caminaban por el sendero de piedras.

— ¿No es hermoso? —preguntó Felix, mirando las tumbas antiguas adornadas con musgo y letras casi ilegibles.

—Sí, y también un poco aterrador —respondió Hyunjin, su mirada recorriendo el lugar. Su cabello negro brillaba a la luz de la luna, contrastando con la piel pálida de Felix, que sonreía con sus pecas iluminadas.

De repente, un viento gélido sopló, haciendo temblar a Felix. Ambos se detuvieron. Un susurro parecía flotar en el aire, pronunciando sus nombres en un eco lejano. Se sobresaltaron.

— ¿Escuchaste eso? —preguntó Hyunjin, con la voz entrecortada.

Felix asintió, con los ojos muy abiertos. —Creo que debemos irnos, —sugirió, pero algo lo retuvo. Un brillo en una de las lápidas llamó su atención. Era una inscripción, desgastada por el tiempo, que decía: "Los que aman tras la muerte encontrarán la paz".

A medida que se acercaban, una sombra emergió del suelo, tomando forma humanoide. Hyunjin apretó la mano de Felix, su corazón latiendo con fuerza. La figura parecía etérea, su rostro sombrío pero con una expresión de anhelo.

Ambos pensaron automáticamente que se trataba de una mala broma, algo hecho para que los intrusos que se acercaban al cementerio por la noche corrieran despavoridos, pero entonces la escucharon.

—No teman —susurró la sombra, su voz resonando como un eco en el viento—. Solo busco prueba de un gran amor, como el de ustedes.

Hyunjin sintió un escalofrío recorrer su espalda. — ¿Qué quieres de nosotros? —preguntó, aunque su voz temblaba.

—Los vivos a menudo olvidan lo que es amar —respondió la figura—. Pero en este lugar, sus sentimientos son lo único que trasciende.

Felix, intrigado, dio un paso adelante tomando valentía a partir del genuino sentimiento de amor que sentía por Hyunjin y aseguró. —Nos amamos —, su voz profunda y firme. Pudieron ver un atisbo de sonrisa reflejada en la sombra, y por un instante, el cementerio pareció brillar con una luz cálida.

—Entonces, demuéstrenlo —dijo la figura—. El amor verdadero puede liberar incluso a los más perdidos.

Con un gesto, la sombra desvaneció las fronteras entre el mundo de los vivos y los muertos. Hyunjin y Felix se miraron, entendiendo lo que debían hacer. Se abrazaron con fuerza, dejando que su amor llenara el aire, creando un lazo que resonó más allá de la muerte.

Mientras se abrazaban, el cementerio pareció cobrar vida. Las sombras se agitaron a su alrededor, y el susurro se tornó en un murmullo ensordecedor. Hyunjin y Felix, inmersos en su amor, no se dieron cuenta de que estaban siendo rodeados por figuras espectrales, miradas vacías y garras alargadas.

La sombra que los había llamado sonrió, pero su expresión se tornó oscura. —El amor puede unir, pero también puede encadenar —, dijo con voz grave, mientras los ecos de otros espíritus se unían al canto. —Ustedes han sido elegidos para permanecer aquí, como guardianes de este lugar.

Un frío intenso los envolvió. Hyunjin sintió que el suelo temblaba bajo sus pies, mientras Felix se aferraba a él con desesperación. —No, no podemos quedarnos aquí —, suplicó Felix con el corazón latiéndole en los oídos mientras sentía el compás acelerado en el pecho de Hyunjin, pero las sombras comenzaron a acercarse, como si tuvieran vida propia.

—No hay forma de escapar —murmuró la sombra—. Ustedes han atraído a los perdidos con su amor. Ahora, deberán proteger su historia, su esencia.

La tierra se abrió a su alrededor, y las figuras espectrales comenzaron a fusionarse con los cuerpos de Hyunjin y Felix, llenándolos con recuerdos de amores rotos y promesas olvidadas. A pesar del terror, la conexión entre ellos se intensificó, un hilo de luz brillante en medio de la oscuridad.

Mientras los ecos de los espíritus resonaban en sus mentes, la pareja se miró a los ojos encontrando paz en medio del pánico. —Si estamos juntos, podemos enfrentarlo —, dijo Hyunjin con determinación.

Y así, entre la desesperación y el horror, sus manos se unieron con fuerza. En ese instante, el cementerio se transformó. Ya no eran solo dos jóvenes atrapados; se convirtieron en dos entidades eternas, vinculadas por su amor, dispuestos a proteger el lugar que ahora era su hogar.

Las sombras, aunque amenazantes, se retiraron respetando la fuerza de su unión. Mientras el viento aullaba a su alrededor, Hyunjin y Felix se sintieron más fuertes que nunca. Habían encontrado una nueva existencia, juntos en la penumbra, custodiando las almas de aquellos que buscaban amor, sabiendo que, aunque estaban atrapados en el reino de los muertos, su amor resonaría para siempre.

Fin.