Madre e hija | Hayley Marshall

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Cualquiera que me preguntara hace tiempo si esto era lo que esperaba para mi vida seguramente hubiera dicho que no, siempre desconociendo mi pasado me era difícil saber o poder imaginar cómo sería mi futuro.

Vague durante algunos años buscando mi origen, para saber porque era quién era, porque era el alfa de una manada, porque mis padres biológicos me habían dejado a mi suerte. Recuerdo que en ese momento pensé que si tuviera hijos jamás podría dejarlos, a menos que la muerte me visitara pronto.

Conocí a los originales en mi viaje de autodescubrimiento y enamorarme de Klaus sin dudas no estaba en mis planes, quedar embarazada mucho menos...tuve que huir y pelear para que nadie lastimara a mi pequeña Hope, pues hasta donde se sabía era imposible que un vampiro diera vida, pero bueno Klaus no era un vampiro cualquiera, sino que era el gran hibrido.

Ni siquiera él estaba muy de acuerdo con el nacimiento de nuestra pequeña, pero en cuanto se dio cuenta del milagro que significaba, de la esperanza que traía a su vida de ser considerado "monstruo" no pudo evitar enamorarse de nuestra pequeña.

Hope había traído amor y felicidad a la familia, Nueva Orleans se vestía de fiesta al descubrir que un nuevo miembro llegaba a los Mikaelson después de milenios siendo asesinos, destripadores, antihéroes...pero viéndolos de cerca no eran más que una familia que sufrió desde el comienzo, pues ninguno quería ser lo que eran, ni mucho menos tuvieron alternativa.

A pesar de que con Klaus no éramos una pareja convencional, pues él solía estar con más mujeres, criábamos a nuestra hija juntos y vivíamos todos en la misma casa. ¿Quién hubiera pensado que 11 años después del nacimiento de Hope quedaría embarazada de nuevo? Sin dudas que no lo esperaba, mucho menos que fuera de Klaus, lo que hace una noche de honestidad en ambos era algo increíble e impensado.

Claro que el resto de los Mikaelson no podían creer que se convertirían en tíos nuevamente, Hope a pesar de que al principio no lo entendía y estaba un poco celosa, ahora no podía despegarse de mi abultado vientre para hablarle día y noche a nuestra pequeña Vida, porque sí...sería una niña.

Esta vez no había sorpresas ni personas que quisieran lastimar a nuestras pequeñas, Klaus se encargó de arrancarle el corazón a cualquiera que se acercara a la familia y dejar en claro que podría ser el ser más sanguinario si alguien intentaba mirar mal a una de sus hijas.

Con 11 meses, Vida era una completa muñeca...riéndose cuando Hope la miraba e incluso balbuceando algunas cosas, no sabíamos si sería una trihibrida también, pero era amada desde lo más profundo de mi corazón.

Ser madre fue una de las experiencias más increíbles y mágicas del mundo, mucho más que poder convertirme en un gran lobo, mucho más que ser un alfa, mucho más que descubrir mis orígenes. Saber que de mí habían nacido dos increíbles niñas que sin dudas se convertirían en grandes mujeres, fuertes, luchadoras, con increíbles valores inundaban mi corazón de tanto amor y orgullo.

- Mamá – mi pequeña Hope – rápido, Vida está parándose

- Oh dios

Salí corriendo lo más rápido que podía para llegar a donde estaban ambas jugando, mire con una sonrisa a Klaus que claramente había escuchado y avisado a todos en la casa para ver el gran momento. En cuanto mi pequeña menor encontró su mirada con la mía una gran sonrisa inundo su rostro antes de estirar sus manitos para acercarse.

- Ven con mamá – me arrodille abriendo mis brazos – mi pequeña Vida

- Ma...ma... - sus balbuceos provocaron que mis ojos se cristalizaran

- Sí, cielo...ven con mamá

Sin dudas eran cosas que jamás dejarían de sorprenderme, el brillo en sus ojos, sus pequeñas sonrisas cuando se encontraban con mi mirada, su llamativa risa cuando algo les divertía o jugaba con ellas...su olorcito a bebé, el hecho de que se acurrucaran en mi pecho buscando protección y calor.

Vi a Vida caminando despacio, sus primeros pasos algo dubitativos, pero sé que en su interior sabía que jamás la dejaría caer, siempre estaría allí tanto para ella como para Hope, cuidando sus pasos, aconsejándolas, escuchándolas, o simplemente estando para ellas.

Eran mi vida y mi esperanza, durante mucho tiempo escuchaba la frase de los hijos son una extensión de tu corazón, pero en realidad son una parte de mí corazón que salieron a caminar por el mundo...un mundo injusto, a veces cruel, un mundo que podría dañarlas y eso rompía un poco más el mío.

Pero ¿Qué más podía hacer? No podía tenerlas en una caja de cristal o en un ataúd como había hecho Klaus con sus hermanos, ellas eran almas libres y jóvenes, sé que me necesitan un par de años más, luego de eso estaría lo más cerca que me permitieran cuidando sus sueños y albergando los mejores deseos para sus vidas.

Verla dando sus primeros pasos para acurrucarse en mi pecho y sentir a Hope abrazándome por la espalda, son momentos que no cambiaría para nada...mis dos tesoros, mis hijas las cuales no esperaba ni pensaba, pero que hoy no sé que haría si no las tuviera...si no hubiera luchado por ver a Hope creciendo, si no hubiera tenido una conversación honesta con Klaus acerca de nuestros deseos como padres.

No puedo imaginarme una vida donde no estén, donde no haya visto la ilusión en los ojos de Hope al reírse por primera vez, cuando dio sus primeros pasos, sus primeras palabras, sus primeros hechizos (por supuesto siendo vigilada por Freya), su primer diente caído, su primer lastimado. Y ahora estaba experimentando todo otra vez con Vida, pero no era igual...era muy diferente a mi lobita, pero igual de maravilloso y agradezco que nada sea igual, ni siquiera yo.

Conociendo mi origen sé que clase de futuro quiero darles a ambas, que pasado no quiero que detesten el día de mañana, que esperanzas y valores puedan albergar en sus corazones...sé que no tuve la mejor infancia, ni el amor de una familia, pero con los Mikaelson sé que tanto Hope como Vida van a tener más amor del que pudieran contar, más risas de las que pudieran imaginar, sólo puedo esperar que Klaus no sé le ocurra enseñarle a ninguna a arrancar corazones por deporte...

Al ver su mirada sobre nosotras, y esa risa un poco malvada sin dudas voy a tener que tener una charla más, porque de ninguna manera va a enseñarles a nuestras pequeñas a arrancar corazones, a menos no por deporte...solo si alguien se lo merece demasiado o como último recurso. Cuando nuestras miradas se encuentran sé que sabe sobre mis pensamientos porque se encoge de hombros, no va a salvarse de esta conversación.

- ¿18 años es aceptable?

- Y si es el último recurso, Niklaus – lo miró un poco divertida

- Supongo que nuestras lobitas pueden aceptarlo – vi la confusión en los demás

- No es algo que necesiten saber por ahora – miré a Rebekah y Elijah quienes negaron divertidos

- Supongo que vamos a tener que ayudar a enseñarles eso en un futuro – la rubia se rio

- Solo cuando sea más que necesario – bufé sabiendo que se saldrían con la suya – son mis bebés

- Mamá, Vida quiere caminar – Hope sonrió colgada de mi espalda - ¿podemos ir al parque?

- Claro lobita, ¿Por qué no buscas un abrigo?

Al ver a mi alrededor sin dudas no es nada de lo que esperaba o imaginaba, pero mi corazón está feliz de que sea así porque tengo una gran familia que se rige por el lema "por siempre y para siempre", dos hermosas hijas que llenan mi corazón de formas inimaginables y a Klaus, que siendo tan él...lograba acelerar mi corazón a pesar de todo lo que pasamos, no funcionamos como pareja, pero como padres sin dudas somos los mejores. 

One Shot SobrenaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora