Eternidad | Rebekah Mikaelson

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Advertencia: mención de tortura, muerte, un poco de violencia

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Termine construyendo lo que toda mi vida he jurado destruir, cómo fue que me convertí en lo que soy, cómo deje de ser quien era para finalmente ser esto...

Al ser la mayor de mis hermanos mi trabajo era unirme al ejército, a pesar de ser mujer, el estatus de mi familia lo autorizaba y mi padre sin dudas no tuvo reparo en enviarme sin poder oponerme. La guerra era un lugar oscuro, lleno de muerte a donde sea que miraras, un bando siempre tenía que ganar y otro lamentablemente tenía que perder...en los tiempos que corrían no había tratados de paz, solo destrucción.

Sabía por mis superiores que nos enfrentábamos a seres que no eran humanos, capaz de destruirnos con una simple mirada...los rumores corrían entre las filas, ojos oscuros como el demonio, seres sin alma que estaban sedientos de sangre. Claramente no íbamos a salir victoriosos está vez, pero por alguna razón unos pocos fuimos perdonados, incluyéndome por lo que regresamos a casa siendo héroes, leyendas.

Mi casa no era diferente al campo de batalla, con un padre autoritario, una madre sumisa ante sus golpes y una hermana menor demasiado rebelde, era una ecuación que no podía resultar del todo bien al final del día. Pero llegué a tiempo de escuchar cómo mi pequeña daba a luz a un bebé producto de un amor fuera de matrimonio, antes de ver cómo se lo llevaban alejándola de sus brazos.

- ¿Por qué has hecho eso? – miré a mi padre con enojo – ella podría haberse casado y conservarlo

- Tú hermana no es más que una deshonra para esta familia – negó acercándose a mí – llévala a su habitación

- Hija, es bueno tenerte en casa – mi madre se acercó apoyando su brazo en mi hombro – las cosas pueden mejorar ahora

- Está sin trabajo, no es más que un soldado sin guerra que luchar – mi padre negó saliendo de ahí

- Podría terminar la que ocurre aquí – negué acercándome para acariciar la mejilla de mi hermana – siento mucho lo que te ha hecho padre

- Está bien, Lesath – vi sus ojos tristes - ¿puedes sacarme de aquí?

- Siempre – asentí levantándola con suavidad en mis brazos – quiero saber la historia de esto

- Quizás luego, me siento demasiado cansada – se recostó en mi pecho para quedarse dormida

Sabía que no hablaría de eso jamás, conocía a mi hermana lo suficiente como para saberlo...la dejé recostada en mi habitación antes de dirigirme al pueblo por suministros, notando que había llegado una familia que por sus vestimentas parecían de la realeza, quizás podría preguntarles si necesitaban guardias. Negué pues necesitaba descansar de la guerra por un tiempo, antes de regresar a ese mundo...

Caminé a casa luego de saludar amablemente a los presentes, entregándole la comida a mi madre en lo que esquivaba un golpe por parte de mi padre al arrojar lo que estaba bebiendo desde temprano, como dije una guerra cotidiana...llegaron invitaciones donde cada miembro de la familia era invitado a una gran fiesta por parte de la familia Mikaelson, aquellos que había visto en el pueblo.

Padre nos ordenó a todas prepararnos, por mi título tendría que vestir mi uniforme por lo que no tuvo más remedio que aceptarlo...mi hermana por su parte un poco mejor físicamente no tuvo opción al usar un vestido y asistir. Parecía un buen lugar, lleno de música, personas bailando y disfrutando los banquetes que ofrecían, mi mirada se centró en una hermosa mujer que se encontraba sola disfrutando de una bebida por lo que me disculpe con las personas que hablaba solo para acercarme.

One Shot SobrenaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora