Pequeña | Hope Mikaelson

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Aclaración: en esta historia la protagonista es hermana menor de Hope

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Cada mañana era un nuevo aviso de que el día comenzaba, que la vida continuaba sin importar cuan rota estuviera, cuan anestesiada se sintiera después de sufrir tantas perdidas en su vida. No entendía muy bien cuando todo se había tornado tan oscuro, tan triste, cuando amar a Lizzie se había vuelto tan doloroso.

Así que tomó la decisión más egoísta que podía en ese momento, apagar su humanidad jamás había sido tan placentero, los comentarios no le afectaban, las pérdidas dejaron de doler, al punto de que ni siquiera le importaba absolutamente nada de la escuela, de poder escapar sin dudas lo hubiera hecho.

Lizzie había intentado acercarse sin lograr pasar ni siquiera el primer gran muro que había levantado para todos, no quería seguir existiendo, pero era la gran trihibrida, nada podía matarla y eso la destruía por dentro. Ser fuerte jamás había sido tan difícil, pero entonces su tía Rebekah se apareció en la escuela sin previo aviso, de otra forma conociéndola hubiera escapado.

- Hope – la rubia la miró decidida – entiendo que hayas anestesiado todo, pero alguien quiere verte

- No me interesa, tía Bekah – negó rápidamente sin siquiera mirarla – no deberías estar aquí

- Todos estamos preocupados por ti – miró a su sobrina – no vamos a irnos, Crystal quiere verte

- ¿Trajiste a Crystal aquí? – abrió sus ojos intentando camuflar la sorpresa

- Sí, te extrañaba demasiado – asintió señalando a la pequeña jugando con Lizzie – Lizzie se ofreció a traerle algo de comer

- ¿Por qué no vino a saludarme primero? – miró a su hermana con la chica que supo amar antes de apagar su humanidad

- No creía que fuera lo mejor considerando que apagaste tu humanidad – se encogió de hombros – los adultos podemos entenderlo de cierta manera, pero ella tiene 10 años

Pero la rubia mayor se dio cuenta de que su sobrina no estaba prestándole atención, provocando una pequeña sonrisa pues Crystal siempre había sido la luz de los ojos de Hope, desde que se enteró que sus padres estaban teniendo otro bebé se empeñó en proteger a Hayley durante el tiempo que duro el embarazo.

Cuando la pequeña castaña se rio por algo que estaba diciendo Lizzie, los muros de Hope comenzaron a temblar, podía apagar la humanidad con todos los demás, pero no con su pequeña, ella había sido su sol en sus días más oscuros, también fue la nueva esperanza para la familia después de tantas cosas malas que los atravesaron. Ciertamente era lo único que le quedaba de sus padres, no podía lastimarla con su indiferencia, así que cuando vio a Lizzie señalándola y los ojos de Crystal iluminándose se arrodillo abriendo los brazos para recibirla.

- Hope – la pequeña se acurrucó en el pecho de su hermana mayor – tía Bekah dijo que estabas entrenando

- Siempre tengo tiempo para mi pequeña – la rodeo con sus brazos sintiendo las lágrimas picando sus ojos – creciste demasiado

- Sí, los tíos dicen que casi me parezco a ti – sonrió mirándola y notando las lágrimas - ¿Por qué estás llorando?

- Te extrañaba muchísimo – sintió a la pequeña limpiando sus lágrimas – estar lejos de ti es difícil

- También es difícil que estés lejos – asintió mirándola – pero ahora podemos disfrutar una semana juntas ¿verdad, tía?

- Así es, cariño – asintió a sus sobrinas con una sonrisa – las vacaciones empiezan pronto así que podemos estirar nuestra estadía hasta entonces

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