Rose | Rosalie Hale

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Estaba realmente molesta con toda la situación, no podía soportar tener a una humana en su casa, eran vampiros por el amor al universo, pues no podían relacionarse con ellos porque tendrían problemas con los Vulturi. Emmett había intentado apaciguar un poco las cosas, pero no había manera, tuve que aprender a la mala que interactuar con humanos solo traía desgracia para los de nuestra especie.

Pero aquí estábamos, con Edward entregándose a los Vulturi después de creer que Bella había muerto, con todos intentando impedirlo pues todo no había sido más que una mentira del lobo para alejarlo de la chica y ciertamente no podía estar más de acuerdo con él, o eso pensaba hasta ver la mirada decidida de la castaña al enfrentarme.

- No me importa si no lo entiendes Rosalie, amo a Edward y me niego a perderlo – su mirada furiosa hacia mí me hizo retroceder un poco

- Entiendo que lo ames, pero tú no entiendes que puede costarnos la vida a todos – suspiré mirándola – estás a tiempo

- ¿A tiempo de qué? – se acercó mirándome con más molestia

- De tener una vida, de que nosotros podamos tener una vida también – negué sin querer mirarla

- ¿Quién hizo que nos odiaras tanto? – esa pregunta me había sacado completamente de la conversación

- Eso no te importa, Bella – negué caminando hacia Alice – si quieren llegar a tiempo no sigan aquí

- Gracias, Rose – mi hermana me miró entendiendo lo que ocurría - ¿vienes?

- Supongo que alguien tiene que cuidarte a ti

Durante el viaje no podía salir de mis pensamientos, pues Bella tenía razón había alguien que consiguió que odiara la relación humano – vampiro, pero no por las razones que cualquiera podía pensar...pues mucho antes de conocer a Emmett, había conocido a la mujer más hermosa del mundo, bueno no, lo era del universo y el haber podido ser parte de su vida fue de las mejores cosas que me ocurrieron en mi existencia.

Flashback.

Eran alrededor de los años 50' cuando nos conocimos en un viejo club al que solía asistir para alimentarme de los hombres que trataban mal a sus esposas, bailaba sola en medio de la pista ignorando cualquier otra interacción humana, las luces parecían amarla pues nadie podía apartar sus ojos de ella, de su rostro, de su cuerpo, ni siquiera yo que jamás había sentido curiosidad por una mujer podía apartar mis ojos de ella.

Cuando su mirada se encontró con la mía a mitad de una canción, vi su sonrisa crecer inmensamente antes de que se acerara con la clara interacción de conversar siendo interrumpida a medio camino por un hombre que intentaba llevársela a la cama, no sé qué le dijo, pero sin dudas se había ido demasiado desilusionado de ahí.

- ¿Aceptarías una copa? – de cerca era incluso más hermosa, sus ojos tan claros como el agua y sus rasgos me dejaron a sus pies

- No bebo, pero gracias – necesitaba alejarla de mí a pesar de querer acercarme más – además no deberías invitarle una copa a un extraño, podría ser un asesino

- En ese caso, dejemos de ser extrañas – extendió su mano con una sonrisa traviesa – soy Anna ¿tú?

- Rosalie – no pude evitar presentarme y estrechar su mano, sintiendo el calor y la suavidad que desprendía - ¿Cómo sabes que no soy una asesina?

- Sé perfectamente qué eres, y no estoy asustada de pasar tiempo contigo – se había acercado demasiado susurrando esas palabras en mi oído – te he visto con esos hombres, y me parece prudente agradecerte por acabar con mi ex novio

One Shot SobrenaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora