Mordida | Hayley Marshall

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Había crecido en una familia completamente superficial, con demasiados modales y reglas que seguir, sus gustos jamás habían sido aceptados, es más fue rechazada al punto de jamás sentir el cariño real de una familia, no le costó demasiado escapar de allí cuando tuvo la oportunidad hasta Mystic Falls, comprando con sus ahorros una pequeña cabaña junto al bosque.

Sabía que nadie la encontraría allí, aunque dudaba muchísimo que alguien lo estuviera haciendo de todos modos, viviendo ahí descubrió cosas "sobrenaturales" desde licántropos, vampiros e incluso un par de brujas conjurando casi en su jardín trasero. Tenía serios problemas para dormir algunas veces por lo que salía al porche trasero con un té disfrutando de las noches y la tranquilidad que traía el lugar.

En una de esas veces vio a la distancia a una hermosa mujer corriendo por ahí, su pelo castaño ondeando con la brisa de la noche, incluso la vio convertida en lobo, deseando conocerla un poco más, quizás tener la suerte de saber su nombre. En algunas ocasiones había ayudado a curar a algunos licántropos heridos o les dio asilo en su cabaña conversando sobre su vida.

Durante un tiempo la mujer había desaparecido antes de regresar golpeando con vehemencia la puerta de la cabaña intentando encontrar refugio del gran hibrido que estaba cazándola con la intención de asesinar al bebé que estaba esperando. Cuando la loba vio unos hermosos ojos grises del otro lado sintió su corazón latir de manera desenfrenada, no hizo falta que dijera mucho cuando se hizo a un lado permitiéndole el paso.

- ¿Quieres un té? – una amable sonrisa acompañaba sus ojos grises

- Seguro – asintió sorprendida por el hecho de que fuera tan hospitalaria - ¿no vas a preguntarme que hago aquí?

- Supongo que necesitas un lugar donde quedarte – se encogió de hombros preparando el té – no suelo hacer preguntas

- Alguien está buscándome y no puedo permitir que me encuentre – vio una taza posarse frente a ella – gracias...

- Alba – extendió su mano con una sonrisa incluso más cálida que antes – eres bienvenida el tiempo que desees

- Gracias – estrechó su mano con la pelinegra – soy Hayley, recuerdo haberte visto en el porche de atrás

- Sí, el insomnio es uno de mis amigos más cercanos – asintió tomando de su té – no eres de aquí ¿verdad?

- No tengo un lugar fijo es verdad – la miró curiosa – mi manada solía estar aquí

- Oh...así que tu eres la gran alfa de la que todos hablaban – los ojos de la castaña se abrieron con sorpresa – ayude a algunos cuando estaban heridos

- Gracias por eso – sonrió tomando el té – suelen meterse en problemas sin querer ¿tú también eres algo?

- Solo humana – se señaló un poco divertida – pero soy enfermera en el hospital así que puedo ayudar algunas veces a quien lo necesite

Una noche se convirtieron en dos, al punto de llevar casi tres meses conviviendo en la cabaña, Hayley amaba la tranquilidad que le generaba la pelinegra, sus ojos tenían cierta paz y a la vez tanto caos escondido detrás. Se contaron mutuamente las historias de sus vidas, todo lo que habían tenido que pasar para llegar a ese momento, a pesar de que Klaus había intentando atrapar a la loba no tenía manera de encontrarla allí pues una bruja amiga creo un hechizo para que no pudieran rastrear la cabaña años atrás por lo que estaba segura allí.

Los sentimientos comenzaron a nacer sutilmente entre ambas, pequeños detalles al principio, algunas caricias inocentes e incluso la pelinegra cumplía cada antojo que tenía la loba después de que le mencionara acerca de su embarazo. Hayley estaba feliz de que a la joven parecía no importarle su estado sino todo lo contrario y honestamente se veía criando a su hija juntas.

One Shot SobrenaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora