One Shot Sobrenatural

Caballero | Katherine Pierce

Las legiones de caballeros eran demasiado estrictas con los requisitos que necesitaban cumplir sus mejores postulantes, no cualquiera podía convertirse en uno. Entrenar desde antes del amanecer, desenvainar la espada siempre que fuera necesario y jamás con propósitos egoístas, seguir siempre las reglas de caballeros, sobre todo no abandonar a ningún compañero en batalla.

Su padre fue un gran caballero, el mejor de su legión...desde pequeña había sido entrenada para seguir con el legado familiar, cumplir su propósito de convertirse en un caballero y no iba a parar hasta conseguirlo. Al cumplir 15 años, Igor, su padre, la llevó con sus compañeros para que le tomaran la prueba necesaria, horas de pie sosteniendo en alto la espada, desenvainar más rápido que el mejor soldado y evitar ser atacada.

- Felicidades Izaro – el líder la miró asintiendo – bienvenida a la legión de caballeros, de rodillas para ser presentada, Igor por favor los honores

- A partir de ahora no eres más mi hija – vio a la pelinegra arrodillándose frente a él – eres mi compañera, un caballero... - tocó sus hombros con su espada – de pie Izaro, caballero de la legión Foster

Se puso de pie con orgullo mirando a su padre antes de asentir y estrechar su mano con los demás hombres, era la primera y única mujer en la historia de la legión Foster en unirse, peleo durante años con los mejores caballeros, codo a codo, desenvainando su espada con honor...dispuesta a entregar su vida para proteger la de los demás, pero cuando la guerra cayó se volvía una sombra, nadie podía detener sus golpes, no temía matar fríamente para salvarse a sí misma y a los demás que portaban su escudo.

Fueron invitados todos a una gran fiesta que dirigía una familia recién llegada a la comunidad, lucieron sus mejores atuendos conservando sus espadas por honor, presentándose con la familia Mikaelson quienes quedaron sorprendidos de ver a una mujer portando el escudo tan emblemático. Izaro mantuvo una agradable conversación con Niklaus, así como con Rebekah y Elijah, entablando una relación amistosa con estos presintiendo que su naturaleza era incluso más antigua de lo que decían ser.

Pero todo se descontroló al conocer a la castaña, esa mujer había entrado en el lugar de la fiesta como si se tratara de una reina, para dos de los hermanos Mikaelson y la pelinegra sin dudas lo era, sus ojos llenos de secretos y su sonrisa que podía robarte el alma los conquisto. Había mucho más detrás de esa historia, así que los lideres le pidieron que se mantuviera cerca pues algo grande estaba por ocurrir si la perdían de vista, hija de un noble no podía simplemente estar sin protección en ese lugar.

- Señorita – se acercó asintiendo con su cabeza – sería un placer si me permitiera escoltarla durante la fiesta

- Un caballero, mujer – la miró con picardía – es demasiado interesante, ¿Cómo se llama, caballero? – hizo una pequeña reverencia

- Izaro de la legión Foster – extendió su mano – un placer señorita...

- Petrova, Katerina – estrechó su mano – puedes escoltarme, me resulta demasiado curioso tu título

Izaro lo supo apenas lo vio, esa castaña sería su perdición, pero tenía un trabajo que seguir y jamás deshonraría a su gente...Niklaus observó toda la situación sabiendo que podía aprovechar la oportunidad, había escuchado grandes historias acerca de la legión, sobre cómo uno de sus miembros se convertía en una sombra cuando la guerra atacaba y no le temblaba el pulso para asesinar a sangre fría, por lo que contrato a la legión para que se convirtieran en su guardia personal, aceptaron claramente acompañándolo durante largo tiempo.

Sabía que necesitaba a alguien así de su lado y no en su contra, claro que una espada no podía hacerle mucho daño, pero no tentaría a la suerte...pidió acercarse a la joven Petrova, pues sabía que era la llave para cumplir su cometido después de años siendo negado, pero la joven se negó escapando y convirtiéndose en vampiro igual que ellos. En venganza de que nadie pudiera evitar que lo hiciera llamó a la legión Foster, pues habían sido los encomendados para realizar dicha tarea.