Capítulo 29: El vuelo del número 10: ¡Los jefes están celosos!

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En un abrir y cerrar de ojos.

Todos los aficionados del Liverpool, sin excepción, sentían que el mundo se detenía por un instante. Cada respiración contenía una mezcla de esperanza y terror. El campo de fútbol se había convertido en una arena en la que un solo movimiento podía inclinar la balanza hacia el éxito o el desastre.

Ya fuera en el estadio, vibrante de tensión, o frente al televisor, con el corazón a punto de estallar, todos observaban con el alma en vilo.

Van Dijk, la muralla defensiva, había fallado en su intento de bloquear el avance.

El balón escapó de su control, y con él, las esperanzas de contener la ofensiva del West Ham. Lanzini, implacable, levantó el balón hacia el área como si supiera que el destino estaba a punto de definirse en ese momento. El centro fue perfecto, un trazo hermoso que burló cada intento de intercepción.

Los jugadores defensivos del Liverpool se encontraban desubicados, como si por un instante todo el sistema hubiera colapsado. Solo tres figuras permanecían en el área, y el miedo en sus rostros era palpable. Lovren, uno de los centrales, y Karius, el portero, eran los únicos que quedaban entre el equipo rival y la tragedia.

El gigante Arnautovic, con la mirada fija en el balón, sintió la confianza renacer en su pecho. Sabía que estaba a un paso de hacer historia.

**El desastre parecía inevitable.**

El silbido del balón cortando el aire hizo que las pulsaciones de Klopp, en la banda, se dispararan. Su cuerpo entero vibraba de tensión mientras veía el balón flotar, lento, implacable, directo hacia el área. Su corazón se apretó en un nudo. Un gol en este punto del partido sería devastador, no solo en el marcador, sino en la moral de sus hombres. ¡El juego apenas había comenzado!

Mientras el balón descendía en una curva peligrosa, Lovren seguía luchando. No podía permitir que Arnautovic tuviera un centímetro de ventaja, pero su cansancio lo traicionó. Saltó... demasiado pronto. Sus piernas no le respondieron como hubiera deseado.

Lovren, normalmente imponente en el juego aéreo, falló. Su salto fue torpe y carente de fuerza. El balón lo sobrepasó sin piedad, y Arnautovic, sintiendo la victoria al alcance, saltó con una potencia que parecía desafiar la gravedad. El delantero del West Ham estaba preparado para ejecutar un cabezazo mortal.

Desde el banquillo, Moyes ya sonreía, imaginando el balón entrando en la red. El gol estaba tan cerca que podía casi saborearlo. Se preparó para celebrar, sus puños apretados con la adrenalina del momento.

Karius, bajo los tres palos, observaba todo con impotencia. Sus opciones eran escasas. La figura de Arnautovic se alzaba imponente, y el balón descendía directamente hacia su cabeza. Los segundos parecían estirarse interminablemente, el tiempo se dilataba.

**El mundo parecía detenerse.**

En el aire, la tensión era palpable. Arnautovic estaba a punto de conectar con el balón, cuando de repente, una sombra roja atravesó el cielo como un rayo. Nadie pudo prever lo que sucedió a continuación.

La figura de Morales emergió como una fuerza de la naturaleza.

El número 10 volador del Liverpool irrumpió en la escena de forma espectacular. Desde la nada, se lanzó al aire, elevándose por encima de todos, desafiando las leyes de la física. Era como si hubiera surgido del cielo, su cuerpo alcanzando alturas que parecían imposibles.

**¡El estadio contuvo el aliento!**

Arnautovic, que solo tenía ojos para el balón, de repente sintió que algo le impedía avanzar. Era como si una fuerza invisible lo empujara hacia abajo. Sorprendido, buscó con la mirada y se encontró con una escena que nunca olvidaría.

Morales estaba volando.

No era solo un salto; era una proeza más allá de lo humano. La diferencia en altura entre ambos era brutal. Morales lo superaba en medio cuerpo. El delantero del West Ham, que había confiado en su salto, ahora se veía humillado. Morales, sin usar las manos, lo había sometido con pura habilidad física. La comparación era ridícula: Morales parecía un gigante en el aire.

[Valor de emoción negativa de Arnautovic: +769]

El grito de Morales resonó en todo el estadio. "¡Van Dijk!", gritó con una autoridad que sacudió a todos en el campo. Con una precisión impresionante, cabeceó el balón hacia el central holandés.

Van Dijk, quien por un momento se había quedado paralizado por la escena, volvió a la realidad al escuchar la voz de Morales. Lanzini intentó bloquearlo, pero Van Dijk, recuperando la compostura, lo contuvo con su cuerpo. Luego, con un movimiento rápido, despejó el balón hacia el frente, alejando el peligro.

**El ataque del West Ham se desmoronó en ese instante.**

Morales, aún en el aire, finalmente cayó al césped. Antes de que pudiera levantarse, Lovren ya estaba sobre él, ayudándolo a ponerse de pie. La expresión en su rostro era de puro asombro.

"¡Increíble!", gritó Lovren. "¡Mo, eres impresionante!"

Van Dijk llegó corriendo y chocó con él en un gesto lleno de pasión. Karius, aún con el corazón en la garganta, también se acercó corriendo para chocar las manos con Morales. "¡Eres un salvavidas!", exclamó.

Los aficionados del Liverpool que habían viajado para apoyar a su equipo desde lejos estallaron en un grito unísono. Era como si el estadio entero hubiera sido testigo de un milagro.

Las jugadas ofensivas suelen ser las más celebradas, pero aquella defensa fue algo completamente distinto. Ver a Morales volar, salvando al equipo en un momento crítico, fue como ver a un héroe surgir de entre las sombras para proteger a su gente.

**En la banda, Klopp rugía de emoción.**

Su puño golpeaba el aire con fuerza, celebrando la defensa como si fuera un gol. Su energía era imparable. Moyes, en cambio, estaba congelado, incapaz de procesar lo que acababa de ocurrir. El gol que había dado por hecho había sido frustrado de manera espectacular.

...

"¡Morales!"

"¡Morales volvió a salvar al equipo en el momento más crucial!"

"¡Corrió, saltó, y voló como nadie!"

"¡Sometió a Arnautovic con un salto asombroso, completando una defensa aérea de clase mundial...!"

"¡Impresionante!"

"¡El número 10 volador del Liverpool ha dejado claro que no se permite volar en su zona!"

El comentarista Zhan Jun gritaba con emoción, mientras Zhang Lu, todavía en estado de shock, añadía: "¡La capacidad de salto de Morales ha roto todos los límites conocidos!"

"¡Pareció flotar en el aire durante al menos cinco o seis segundos!"

"¡Es simplemente increíble!"

...

Los ojeadores, directores deportivos y agentes de transferencias en las gradas no paraban de tomar notas. Los datos de Morales eran ya los más cotizados. Abramovich, el magnate del Chelsea, no podía apartar los ojos del número 10.

Una voz resonaba en su mente. **¡Debemos comprarlo! ¡A cualquier precio!**

El Manchester City, París Saint-Germain, y Atlético de Madrid estaban en la misma sintonía. El dinero no era problema. El talento de Morales era demasiado valioso para dejarlo pasar.

En medio de la emoción, la llamada de un millonario del lejano oriente resonó en el Atlético de Madrid.

"¡Quiero a Morales en el equipo!" dijo. "¡Hablen con Liverpool! No importa cuánto cueste. ¡Es un jugador que debemos tener!"

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"Los grandes héroes no nacen en tiempos de calma, sino en medio de la tormenta." — Autor desconocido

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El Arte de la Defensa:El Rey de los RobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora