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Al costado de la cancha, Pochettino se mantenía firme en su asiento de entrenador, observando el inicio del partido con una calma aparente, aunque por dentro analizaba cada detalle con precisión milimétrica.
Sabía que enfrentarse a Klopp siempre traía sorpresas, pero estaba convencido de que había preparado a su equipo lo mejor posible. Los partidos grandes como este no solo dependían de la táctica, sino también del control emocional y mental. Y él, Mauricio Pochettino, estaba listo para cualquier imprevisto.
"¡Klopp es realmente valiente!", comentó Pochettino con confianza, sin apartar la mirada del campo. "Ese Morales tiene una capacidad defensiva increíble, pero su debilidad quedó al descubierto cuando Guardiola lo enfrentó con el Manchester City. Ya tengo todo planeado para hoy".
Su plan era claro: frenar a Morales en el mediocampo, evitar que pudiera conectar con los delanteros de Liverpool, y forzarlo a retroceder. "No puede pasar bien el balón", le explicó a su asistente.
"Solo tiene a Wijnaldum y Milner como soporte, pero eso no es suficiente para mantener la fluidez en el centro del campo. En algún momento, obligarán a Salah o Mané a bajar para ayudar o dependerán de Arnold. Sea lo que sea, habrá problemas en el ataque o la defensa. Solo necesitamos aprovechar nuestra oportunidad".
Su asistente asintió, aunque no podía quitar los ojos del campo. De repente, algo captó su atención: "Morales parece que va a disparar...", murmuró, casi incrédulo.
Pochettino, seguro de su análisis previo, ni siquiera giró la cabeza. "¿Disparar? ¡No tiene esa habilidad!", respondió con desdén mientras tomaba un sorbo de su botella de agua. "Revisamos su historial. Apenas tiene experiencia en disparos, y ese gol contra el Manchester City fue pura suerte. Fue un golpe de fortuna, no una muestra de habilidad real".
Lo que Pochettino no sabía, o quizás no quería admitir, es que Morales no era el mismo jugador que había estudiado en los informes previos. Había evolucionado. Y justo en ese instante, Morales estaba a punto de demostrarlo.
Desde el mediocampo, Morales preparaba su pie, como si estuviera tensando un arco imaginario. Se concentró, tomó un respiro y lanzó un potente disparo hacia la portería. El impacto resonó en todo Anfield.
¡Bang!
El sonido fue tan fuerte que pareció hacer eco en todo el estadio. El balón, deformado por la brutal fuerza del disparo, salió disparado como un proyectil hacia el arco de Tottenham. Nadie, absolutamente nadie, había esperado un disparo desde esa distancia. ¡Morales estaba a 50 metros del arco!
La multitud quedó en silencio, como si el tiempo se hubiera detenido por un instante. Todos los ojos, incluidos los de los jugadores de ambos equipos, estaban fijos en el balón que surcaba el aire a una velocidad impresionante. Los hinchas, que momentos antes coreaban y gritaban, ahora observaban con incredulidad.
En ese momento, el portero de Tottenham, Hugo Lloris, apenas pudo reaccionar. El disparo había sido tan inesperado que ni siquiera tuvo tiempo de moverse antes de que el balón pasara volando entre los jugadores, directo hacia la esquina superior del arco.
¡Swish!
El balón entró de lleno en la red. Lloris giró la cabeza asombrado, con los ojos bien abiertos. ¿Cómo había llegado ese balón a su portería? ¡Ni siquiera lo había visto venir!
[Valor de emoción negativa de Lloris: +963]
[Valor de emoción negativa de Vertonghen: +326]
[Valor de emoción negativa de Dier: +236]
[Valor de emoción negativa de Son Heung-min: +1236]
El estadio Anfield estalló en una celebración desenfrenada. Los jugadores del Liverpool corrieron hacia Morales, quienes todavía no podían creer lo que acababan de presenciar. Van Dijk fue el primero en abrazarlo, seguido por el resto del equipo, todos gritando de alegría.
"¡Increíble, Mo!", gritó Van Dijk mientras sacudía la camiseta de Morales. "¡Esto es una locura! ¡Eres un genio!"
Morales sonrió ampliamente, aunque su felicidad no provenía solo del gol, sino del caos emocional que había desatado en el equipo rival. Ver cómo los jugadores de Tottenham se desmoronaban emocionalmente le daba una satisfacción inesperada.
"¡Mo! ¡Mo! ¡Mo!", coreaba el estadio entero. La ovación no parecía tener fin.
Zhan Jun y Zhang Lu, los comentaristas del partido, estaban al borde de la euforia. "¡Dios mío! ¡Morales acaba de disparar una artillería pesada al estilo de Roberto Carlos! ¡Un disparo de 50 metros que ha roto el récord del gol más rápido en la historia de la Premier League, con apenas 17 segundos en el reloj!"
Mientras la emoción se desbordaba en Anfield, los fanáticos en las redes sociales también mostraban su sorpresa:
[¡Impresionante! ¡Morales es increíble!]
[¡Qué disparo! ¡Esto es increíble!]
[¡Lloris no tuvo ninguna oportunidad!]
[¿Soy el único que todavía no puede procesar esto?]
En el banquillo de Tottenham, Pochettino estaba atónito. Cuando vio el balón cruzar la línea, escupió el agua que acababa de beber, incapaz de creer lo que acababa de suceder. "¿Cómo es posible? ¡Toda nuestra información estaba equivocada!", murmuraba incrédulo, mientras su asistente lo miraba sin palabras.
...
El partido continuó, y Tottenham intentaba recuperar el control del juego. Son Heung-min, sintiéndose motivado tras el gol de Morales, exigía constantemente el balón a sus compañeros. Finalmente, después de varios intentos, logró recibir un pase. Con su velocidad característica, superó a Milner con facilidad y se dirigió hacia el arco del Liverpool.
Pero antes de que pudiera avanzar más, apareció una figura vestida de rojo: Morales. En un destello de habilidad, le arrebató el balón a Son Heung-min sin hacer contacto. Giró rápidamente, y con un pase largo preciso, envió el balón hacia Mané en la banda izquierda.
Mané tomó el pase con elegancia, avanzó rápidamente y, sin pensarlo dos veces, disparó. El balón pasó por debajo de Lloris y golpeó el fondo de la red.
¡Swish!
El marcador ahora mostraba un contundente 2-0 a favor de Liverpool. Anfield estalló de nuevo en una alegría incontenible, mientras Pochettino gritaba frustrado desde la línea de banda. Sabía que el partido apenas comenzaba, pero el resultado ya presagiaba una cacería implacable para su equipo.
Los comentarios de los aficionados en línea continuaban:
[¡Morales está en llamas!]
[Este chico es el futuro del fútbol.]
Entre los asientos VIP, Jorge Mendes sonreía con satisfacción mientras se inclinaba hacia su compañero, Michael Edwards, director deportivo de Liverpool. "¿Ves?", dijo con orgullo. "Este fichaje ha sido una ganga".
Edwards, aún atónito, asintió con una sonrisa nerviosa. "Definitivamente, esto es una gran victoria para nosotros", respondió, aún procesando lo que acababa de ver.
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"En la guerra, como en el fútbol, la mejor defensa siempre es un ataque imparable." – Napoleón Bonaparte.
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El Arte de la Defensa:El Rey de los Robos
Fanfiction--- Renacido en el invierno de 2018. Fue despedido por el Barcelona justo cuando comenzaba a brillar, y tras negarse a aceptar los sobornos del capitán del equipo de fútbol masculino, fue completamente vetado por el equipo. Su carrera empezó con una...