30. Decisiones.

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#Mia

El miedo se instaló en mí, como una fosa séptica bajo mis pies, abriéndose y llevándome con todo, intoxicándome hasta sentir la asfixia llamando al pánico de la muerte.

El hedor de sus palabras había subyugado por completo mi mente en un completo caos de ideas atroces.

¿Realmente el idiota había dicho "secuestrada"? ¿Cómo podía saberlo él?

Y lo peor, desde cuándo me lo oculta.

Siento mi garganta al borde del desgarro y me doy cuenta que estoy gritando, ida en el trance del pánico.

No había sombras esta vez, no había demonios rodeándome, sólo hechos, sólo palabras.

Busco al responsable de mi caos interno, con mis propios ojos, acechándolo, llena de reproches, rabia y preguntas.

Su expresión indiferente, totalmente fría e incluso aburrida, me dejaba saber que nada de esto le resultaba importante. Por supuesto, esto era un jodido entretenimiento más para él, algo de su día a día, ir e impartir caos y rehacerse en eso.

¿Pero cuánto de esto era verdad?

Me acerco a él, sin cuidado está vez, sin medirme, simplemente encaro al monstruo, viendo su cara al fin.

— Habla Christopher, cuéntame todo, ahora. —Le ordeno, no le pido.

Él me examina con su mirada, como si estuviera esperando algo, como si, el tiempo apremiara.

—No. —Sentencia. —Ve a ducharte y luego, empezaremos tu entrenamiento, no hay mucho tiempo. —Se cruza de brazos, poniéndolos delante de su pectoral, en una pose chulesca mientras enarcaba una ceja, como si su chulería fuera a lograr algo.

Me acababa de enterar, que toda mi vida, había estado borrosa, plagada de mentiras, de secretos tan atroces, que no sé cuáles habrán sido las consecuencias... y realmente una de ellas era Maya.

Ni por un segundo iba a quedarme tranquila.

«Casi te follas a Christopher hace un momento...»

Mi mente siempre elegía los momentos precisos para hacer hincapié en mis propias cagadas.

—¿Quieres que entrene? Perfecto, lo haré... pero primero, vas a hablar, vas a decirme todo lo que sabes y por qué cojones estás tan tranquilo, sobre todo por qué no me habías dicho nada hasta ahora. —Arremeto.

—Lo primero. —Me mira desde su altura, sin vacilar en su expresión. —Que te quede claro, que no me das órdenes. Yo no respondo ante ti, perra. —Hace una pausa, agudizando sus ojos. —Y segundo, no te diré nada hasta que vea que puedes ser más que una mierda sentimental que sólo sabe dar gritos y actuar como una lunática. —Zanja.

Trato de procesar cada una de sus palabras, con la máxima serenidad posible que hallo en mí.

Suelto una risa sin humor esta vez, sintiéndome totalmente fuera de mí, mientras toda la rabia, el odio, el dolor que tengo dentro, se alzan ante mi cobrando vida en mi mano que se vuelve un puño y lo hago aterrizar en un rápido movimiento en su mejilla, que, siento como una maldita piedra, sintiendo el dolor repentino que se clava como una aguja por mi muñeca.

Trato de disimularlo mientras me sujeto la muñeca afectada con todo mi orgullo herido.

Cuando lo miro, sólo tiene una ceja enarcada y su expresión aburrida reverbera que sólo le produje una sutil risa interna, que brilla en sus malvados ojos de ser mortífero de las sombras.

—¿Has terminado de ser una débil y tonta chiquilla que busca que la maten? —Pregunta con cansancio.

—¡ES MI HERMANA, NO TIENES DERECHO A OCULTARME TODO LO QUE ESTÁ PASANDO! —Grito desde mi posición, sin dejar de masajear mi zona afectada, mientras en mis ojos aún siento el escozor de las lágrimas que aún perduran, sin dejar que corran libres, por ahora.

Chaos Monster.© #1 The Monster's Series (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora