13. Lo que mal empieza...

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#NarraMía

[Tiempo antes]

El frío era la manta que cubría la mitad de mi cuerpo, sumido en el dolor del duro suelo marmolado que yacía debajo de mi.

De alguna manera me confortaba pensar que por lo menos esa mitad, estaba protegida del abismo infernal que se cernía por el lado desprotegido, por el lado que aún, no había manera de salvar de las fauces de mis propios miedos llamando a la puerta.

El chirrido agudo resonó en eco dando la perfecta señal de la puerta abriéndose, y lo supe; han llegado, es demasiado tarde. Ya nada podrá salvarme de mi destino, ya nadie podrá recordar quién era yo después de esto, porque estas sombras me van a abducir como si yo nunca hubiera existido en este plano, como si, simplemente, no hubiera nadie a quien le importara tanto como para luchar contra el olvido de quién era yo.


Las lágrimas arden tras mis ojos aún cerrados, sin poder abrirlos aún, a pesar de la conciencia de que ya nada me salvará, la fuerza de mantenerlo cerrados era mayor, ni siquiera el tratar de aliviar el doloroso picor que escocía, podía lograr que yo elevara mis párpados.

La sensación de manos acariciando mi cuerpo, me sacudió en silencio, bloqueando el grito atorado en mi garganta, quedando etéreamente flotando en el aire cuando me comenzaron a levantar, como si yo fuera la criatura más frágil del planeta, como si mi realización humana no tuviera valor.

Mi cuerpo entumecido, no se movía por más que mi cerebro ordenaba que lo hiciera, que saltara al abismo antes de que me llevara al infierno, o a donde quiera que perteneciera yo con las sombras infernales que me persiguen en mi vulnerabilidad.

El mundo no era para débiles, papá siempre me recordaba eso, siempre trataba de hacérmelo entender. Me explicaba una y otra, y otra vez, que las debilidades sólo son armas que otros pueden poseer para atacarnos... Pero yo siempre elegía creer que la gente no contenía tanta maldad en el mundo, que no había manera de que ellos pudieran usar algo tan nuestro para destruirnos.

Pero también eso fue antes de que me dijera que tenía que irse con su otra familia, que ya era tiempo de que supiera, que tenía una medio hermana, y una segunda mamá que me iba a querer muchísimo cuando decidiera darle la oportunidad de conocerla.

Fue la primera vez, que aquellos demonios, me buscaron en la oscuridad de mi habitación para burlarse de mi, rehaciéndose en cada una de mis lágrimas, como si se alimentaran de cada pedazo de alma que se marchitaba en mi.

Los demonios empezaron a materializarse a medida que fui conociendo a Adela y su hija, Maya.

Papá pensó que por poner nuestros nombres con la misma inicial, eso nos uniría más, pero la realidad es que no podía estar más equivocado.

Nunca se lo dije, y probablemente fue mi culpa no hablar a tiempo, no haber evitado a tiempo que los demonios cobraran demasiado poder... Pero de nuevo, mi fé en creer que la humanidad no podía estar tan corrompida me obligaba a creer que tarde o temprano me aceptarían, que podríamos ser una familia, que yo podría pertenecer nuevamente a algún lugar.

No fue así. Nunca sucedió.

Dejé que los demonios consumieran tanto de mi, que mi alma probablemente en algún punto se ennegreció tanto, que la percepción de mi realidad se vió distorsionada con ideas trastornadas que parecían una buena solución a corto plazo.

Yo realmente creía que luchar contra los malditos demonios estaba bien, que realmente me salvaría de todo lo jodidamente oscuro.

Sólo lo empeoré, sólo logré que todo mi mundo se sacudiera, que todo lo que creía mío o cercano a mi, se disipara como el agua entre mis dedos, sumiéndome en una dolorosa realidad de soledad y sueños rotos.

Chaos Monster.© #1 The Monster's Series (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora