36. Candente.

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No creía en el arrepentimiento

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No creía en el arrepentimiento.

No pensaba que una persona realmente se sintiera mal por hacerle daño consciente a otra.

Sin embargo, creía realmente en que ella no quiso hacérmelo.

Estaba completamente perdido en cada detalle de su rostro dormido pegado a mí.

El agotamiento no era algo que hubiera experimentado con regularidad, de hecho, nunca solía llegar a ese límite.

Ella no era como nosotros, y debí haber tenido eso más en cuenta y dejarla descansar.

Lo cierto era, que no había tiempo, nunca lo había cuando tus enemigos están pendientes de tu caída.

Acaricié la curva de su cuello con mis dedos, mientras su cabello caía en cascada por el costado, decorando la almohada con hermosas y sedosas hebras negras como las alas de un cuervo.

Su piel tersa estaba volviendo a tomar su tono de la arena más morena y dorada.

Sus espesas pestañas parecían las alas de una mariposa en reposo, esperando a que llegue el día para batirlas con furia.

Su rostro estaba enmarcado en paz, cada gesto estaba relajado y los temblores habían cesado finalmente después de un par de horas.

Su respiración era suave y cálida, acariciaba mi piel con cada exhalación, y no podía evitar pensar en que no habría nada de malo en quedármela para adorarla para siempre.

No pude evitar reírme de mí mismo.

Quería odiarla mientras estaba claro con el hecho de saber, que daría mi vida por ella si alguien intentaba joderla.

Mataría a quien intente dañarla solo con el pensamiento.

Era patético, me había convertido en un mierdecilla sentimental por un coño.

Ella estaba desorientada cuando empezó a llover, hacía rato que le estaba siguiendo los pasos.

Tal y como pensé, estaba usando su conocimiento limitado del bosque para tratar de cubrirse.

No lo hacía mal, pero, tiene que aprender a orientarse mejor y cuidar su espalda.

Ella pensó que yo estaba delante, cuando siempre estuve detrás... fue Luna quien la distrajo, cosa que me dio ventaja.

Cuando pisé aquel charco sin darme cuenta al estar admirando lo hermosa que se veía concentrada y en completa tensión... pensé que no lo escucharía, que estaría demasiado distraída, pero no, ella se giró y no sólo eso, me confrontó sin miedo, después de librarse de mi ataque, lanzando esa daga con sus ojos cargados de una seguridad mortal, llena de fuego.

Quería follarla después de aquello, y pensaba hacerlo.

Bueno, no lo creo... en ese momento no parecía estar pensando con raciocinio.

Chaos Monster.© #1 The Monster's Series (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora