Capítulo XVII: Primera noche de Hannukka

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En casa de Matthew:

Narrador Omnisciente:

Mientras que en la casa de los Ricci nuestra joven escritora y editora buscaba respuesta a su recientes descubrimiento, nuestro joven productor judío, estaba en casa dispuesto a dar inicio a las festividades del Hannukka, celebración tan importante para los hebreos como el Bar Mitzvah.

Ya el atardecer estaba aproximándose, por lo cual, en breves minutos le tocaría, al más pequeño de la familia, es decir, Josué, encender la primera vela de la ceremonia con ayuda de la vela "Shamash" la primera y única vela extra que se aleja de las que conformarán y completarán la minorá de Hannukka.

Una vez que todos estuvieron listos, vestidos y reunidos en el salón de la casa, Matthew, le fue indicando a su hijo como debía encender la vela, él se quedaría junto a su lado, vigilándolo, evitando que cualquier incidente pudiese ocurrir y él pudiese herirse de alguna forma. Con su ayuda, pusieron la minorá en la distancia exacta donde se suponía que debía ir y frente a la ventana central de la casa, para que todos los demás pudiesen ver el resplandor de la misma, cuando esta se encendiera.

Luego de ubicarlo en su sitio respectivo procedieron a realizar los cánticos y oraciones que se deben realizar en este tipo de ceremonia, los dijeron en el idioma de sus ancestros, es decir, el hebreo.

Estuvieron como unos quince minutos cantando y haciendo las tres oraciones necesarias para bendecir a su familia, sus vidas y su casa. Una vez que terminó toda esta solemne ceremonia, se dispusieron a sentarse en el comedor y a cenar como familia. Entre gozo, dicha y alegría terminaron su cena y luego de recoger la mesa fueron hasta la sala para contar historias de sus ancestros. Como huyeron de Egipto con ayuda de Moisés y como sobrevivieron a la era de Herodes I: el grande "asesino de niños".

Entre otros relatos, que para el crecimiento y conocimiento de las futuras generaciones judía, son realmente importantes, para comprender la fuerza y escencia que tuvieron sus ancestros al sobrevivir a todo tipo de problemas y como Dios siempre había estado protegiéndolos como el  pueblo elegido. 

Más adelante fue el momento de ponerse a jugar un juego tradicional, al menos en el caso de los chicos, dicho juego era el de girar un dreidel, un juego que consiste en girar un dado muy peculiar, con letras propias del alfabeto hebreo, cada uno tiene un significado distinto y a los chicos se les reparten pequeñas fichas (que son chocolates, golosinas, monedas o nueces) para llevar a cabo dicho juego.

Una vez que pasaron los 30 minutos, que, según su tradición, debía permanecer encendida  la primera vela del Hannukka, la familia de Matthew, recogió el juego, apagó las velas, dejó la vela principal  apagada y cada quién estuvo dispuesto a vestirse y arreglarse para la competencia anual de muñecos de nieve, tradición propia del pueblo. 

Mientras tanto en casa de Rachel

Narra Rachel

Cuando desperté apenas pude respirar, miré a mi alrededor, ya los rayos del sol se traspasaban por mis cortinas azul turquesa de seda e iban de picada, al parecer había "dormido" toda la mañana o al menos, lo había intentado sin éxito. Sin tiempo de pensarlo, vi por el rabillo del ojo, como la puerta de mi habitación, se abría fortísimo y mi primo Gian entraba corriendo a la misma, junto con un bate entre sus manos.

-Rachel, Reich ¿todo bien? ¿qué pasó?

Yo no podía hablar, era casi como si tuviese un tremendo nudo en mi garganta y mi estómago tenía una sensación muy extraña, no sé si era miedo, temor, ansiedad, ira o nervios... Solo sé que, había sido la peor sensación que hubiese experimentado hasta el momento. Estaba totalmente inmóvil, paralizada. No entendía nada de lo que había pasado la noche anterior, ese sueño o mensaje, ni siquiera era consiente de cómo había llegado a esa parte de la memoria de Matthew o sus recuerdos más oscuros ¿acaso el ángel me había tele transportado a su subconsciente? ¿qué clase de mágia celestial era esa? Cosas que una simple chica humana, como yo, no era capaz de entender o quizá sí, quizá, lo entendiese mucho más de lo que quisiera admitir pero estaba en negación. En realidad "solo se, que no se nada" tal como diría el maravilloso filósofo griego, Platón.

All I Want for Christmas is YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora