Capítulo IV: ¡Bienvenida a Casa!

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El despertador suena nuevamente, me doy cuenta que ya ha amanecido, luego de estirarme un buen rato, veo la hora en mi celular y me levanto, hago mi cama, voy al baño a lavarme la cara y hacer todas las cosas que necesito hacer para luego salir a la cocina, saludo a mis perritos que salen corriendo hacia mi encuentro con mucha emoción y mueven sus colitas al mismo ritmo. Se nota que están muy felices como es usual.

Luego de consentirlos un buen rato, les pongo su comida, les cambio el agua para que la tengan fresca y mientras que comen con entusiasmo, me dirijo al refrigerador; veo que cosa se me antoja y decido hacerme unos huevos fritos con tocineta, pan y mermelada de arándanos.

Mientras que voy preparando las cosas en el sartén, también pongo los panes en la tostadera, y caliento leche y café en una paila. En ese momento, mi concentración se pierde cuando entra una llamada de Riley.

Dejo que las cosas se vayan cocinando, atiendo la llamada y lo pongo en altavoz.

-Hola amiga bella. ¿Cómo dormiste? ¿Lista para tu viaje?

-Hola Riley, buenos días para ti también.

-Jajajaja, me disculpo es estoy muy emocionada con tu viaje.

-Yo igual, te lo agradezco- Cosas que uno dice para quedar bien con tu jefe-

No me malentiendan, me gustaba la idea de regresar a casa para navidad, hace años que no lo hacía, además de eso necesitaba descansar. Eso, por un lado, pero por el otro... De solo pensar que tenía que regresar a mi pueblo natal, un pueblo que no veo desde que me gradué de secundaria; es decir desde hace más de diez años y también llegar a enfocarme en tener todo preparado para la inauguración del nuevo local en un lapso corto tiempo, era demasiado para asimilar al mismo tiempo. Tan solo tendría tres semanas para lograr que todo estuviese listo para su apertura....Era inaudito; también cabe acotar que me tiene demasiado estresada.

Sin embargo, las órdenes son órdenes, y por ende, tendría que cumplirlas al pie de la letra. Estaba resignada, pero no podía quejarme; Riley era mi jefe y si quería mantener mi estatus y mi trabajo en la editorial debía hacer todo lo que ella quisiera y como ella quisiera hacerlo. Sin chistar. Así que solo fingí mi mejor sonrisa y le dije:

- ¡Claro! Todo excelente, estoy terminando de desayunar para ir al aeropuerto. Ya llamé a un taxi para que me recoja al llegar.

-Vale, perfecto. Apúrate, no puedes llegar tarde.

-Lo sé Riley, lo sé. En fin, como va todo por allá, como te trata el embarazo.

-Bueno sorprendentemente muy bien, ya mi pancita está creciendo mucho y hasta ahora no he tenido tantos mareos como pensé que tendría.

-Jajaa, que bueno ¿Qué tal las mañanas?

-Bueno aún no me acostumbro, pero allí voy. Mi esposo siempre está pendiente de mí y de cómo me siento; también me consciente con todos mis antojos nocturnos repentinos, jajaa. Es un amor. Tuve mucha suerte con él.

-Eso me alegra mucho, amiga. Estoy súper feliz por ti, cumpliste uno de tus mayores sueños.

-Lo sé, es una locura ¡Nunca pensé que sería capaz de eso!

- ¡Claro que sí! Nada es imposible para Dios. Además de eso, también te concedió la gracia de tener un esposo tan maravilloso como Jasper. Ya quiero conocer a mi ahijado o ahijada jajaa ¿Cuándo sabrán si es niño o niña?

-Bueno, según la doctora, me dijo que en un par de semanas; apenas sepamos su género, te aviso. 

- ¡Buenísimo! Lo esperaré con ansias.

All I Want for Christmas is YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora