Capítulo VIII: Claro-oscuro

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A la mañana siguiente, nuevamente me tocó ir a la editorial y seguir trabajando en su redecoración para que todo estuviese listo para el día indicado por Riley, aún faltaban muchas cosas por hacer y el tiempo apremiaba. Sin embargo, a pesar de intentar concentrarme en lo que estaba haciendo, aún le seguía dando vueltas en mi cabeza a lo ocurrido en el bazar.  También estaba pensando en las últimas cosas que había hablado con mis padres y hermano, al igual que con mis ahijados.

Como era posible que mi mamá había estado enferma, hace algunos meses atrás,  y no me habían dicho nada, mi hermano me había comentado que no quería preocuparme, mucho menos molestarme porque sabía que estaba realmente atareada con la editorial, y eso es algo que no puedo perdonarme. Si no hubiese estado tan concentrada en la editorial, hubiese tenido tiempo para hablar con Riley, decirle que tenía una emergencia familiar y hubiese estado aquí ayudando a mi hermano y mi papá, con mi mamá. Fui tan egoísta, que ni siquiera se me pasó por la cabeza preguntarle a mi mamá como se sentía e incluso a mi hermano;  aunque dudo mucho que me hubiesen dicho algo al respecto.

Mientras más me enfoco en tener todo arreglado para la apertura de la nueva  editorial, también siento que, nuevamente, estoy perdiendo contacto con mis familiares, incluso estando aquí. Perdiéndome de momentos  únicos y que en un futuro será la única vivencia de lo que hemos vivido hasta ahora. Necesitaba encontrar un equilibrio entre ambas cosas, antes de perderme completamente en una sola... Incluso debería retomar la escritura.

Sé que el trabajo es importante y es lo que paga mis cuentas, pero también debo encontrar la manera de ser feliz y velar por mí y mi bienestar; este receso de escritura ya había sido muy largo. Tenía que  recrear mi propia felicidad.

Sinceramente, conforme fui trabajando con los días pasando, también me dediqué a estar con mi familia y en las noches, antes de dormir comencé a tener lluvias de ideas para mi próxima novela.

Hubo uno de esos días en los que no esperaba que tuviésemos visitas, estaba trabajando, cuando el jefe de la construcción me dijo que alguien había venido a visitarme, lo cual me parecía inusual. Muy extrañada salí del sitio y cuando lo tuve de frente me impresioné.

-Entonces, es cierto, tu madre me dijo que estabas en el pueblo.

- ¿Te conozco? -Me hice la desentendida-

-Raquel, soy yo... Soy Matthew.

Efectivamente, era el mismo adulto joven que me había encontrado en el bazar navideño. Mis sospechas eran ciertas, él era el mismo, con el cual,  había pasado uno de los momentos más vergonzosos de mi vida.

-Ohhhh, eres tu.... ¡qué sorpresa! -Queriendo que la tierra me tragara en ese mismo instante y me llevara a otro sitio- ¿Qué...que haces aquí?... Ya no importa, tengo mucho trabajo por hacer, gracias por esta sorpresa pero debo regresar a... a trabajar. Ya sabes, estoy muy ocupada.

Me iba a dar la vuelta, para entrar en la sede, cuando me tomó de la mano.

-Puedes por favor esper...

- ¿Pa, que haces aquí? -A lo lejos, se escucha la voz de una joven.

Esperen un momento ¿escuché bien? ¿esa chica lo había llamado papá? ¿eso fue lo que dijo?-dije para mis adentros y me quedé impactada-

-Abigail, hija ¿qué haces aquí? No deberías estar en la panadería. Te dije que nos veríamos allí.

-Lo sé, Pa, es que Josué estaba muy preocupado porque no habías regresado.

- ¿Lo dejaste solo?

-No te preocupes, está dentro de la panadería, se sentó en una mesa que apartamos. Solo estamos esperándote para comer el postre.

-Bien, ya voy, dame unos...

-Matthew, disculpa, pero tengo que regresar a trabajar, tengo muchas cosas atrasadas... Además, creo que tu hija te necesita-Le dije sin más-

-Raquel, escucha...

-Lo siento, Feliz Navidad.

Dicho esto, entré de regreso al almacén y seguí trabajando; no tenía tiempo de pensar en estupideces, el día de la inauguración estaba a la vuelta de la esquina, y aún no habíamos terminado las decoraciones. A este ritmo, no estaremos listos para Navidad.

Matthew ya formaba parte de mi pasado, no podía quedarme pensando en lo que hubiese pasado si... Tenía una misión y la iba a cumplir a toda costa. Sin embargo, también debía conseguir tiempo de calidad para pasarlo con mis familiares e intentar regresar a mis raíces, mi faceta de escritora.

Esa noche terminé súper tarde y apenas pude llegar a casa. Una vez allí, me di una ducha, me coloqué el pijama y me fui dormir... La verdad es que estaba agotada y sin duda alguna, ese no había sido un día fácil. Tenía muchas emociones acumuladas. A la mañana siguiente hablaría con mi madre; ya que, no me había parecido  gracioso que Matthew se presentara en mi trabajo de esa forma, es decir, sin previo aviso. 

All I Want for Christmas is YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora