Definitivamente ser perseguida por, al menos, un vampiro demente se había vuelto una tradición. Solo que en este caso eran dos, y una era mí propia hermana.
Sin embargo, esto no era lo único que me mantenía despierta por la noche. La enemistad de lo...
Hey! como prometí vengo a dejar la nueva actualización de la historia, espero les guste!
Tambien voy a comenzar a usar el "nuevo" banner, las que vengan de Luz de luna o Aullando a la Luna ya lo habran visto
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La tienda de campaña se estremeció con el viento y yo con ella. El termómetro cayó en picada. Una gelidez punzante atravesaba el saco de dormir, por suerte las mantas y la chaqueta impedían que llegara más allá, aunque eso no evitaba que tiritara de vez en cuando. Estaba usando dos suéteres de lana, una chaqueta de invierno gruesa y estaba cubierta con dos mantas, ¿Cómo podía hacer tanto frío? y sobre todo,¿¡Cómo podía seguir bajando la temperatura!? Tendría que detenerse alguna vez, ¿no?
Laura: ¿Q-que hora es?
Me salió un pequeño tartamudeo a causa del frío.
Edward: Las dos.
Contestó. Estaba sentado lo más lejos posible de mí en aquel espacio tan reducido, temeroso casi de respirar cerca, teniendo en cuenta el frío que hacía. El interior de la tienda estaba demasiado oscuro para que distinguiera con claridad su rostro, pero su voz sonaba desesperada por la preocupación, la indecisión y el chasco...
Edward: Quizá...
Laura: No, estoy bien. De verdad. No quiero salir.
Ya había intentado convencerme al menos una docena de veces de que salieramos corriendo de allí, pero a mi no me agradaba mucho la idea de ir al exterior. Si de por sí ya hacía frío dentro de la tienda, donde estaba a resguardo del viento rugiente, no quería imaginar cómo sería si salieramos corriendo al exterior.
Y además, echaria a perder todos nuestros esfuerzos de la tarde. Seguro que tendríamos tiempo de recuperarnos después de la tormenta. Por lo que era ilógico moverse ahora. Me preocupaba que el rastro que había dejado se hubiera desvanecido debido a la tormenta, pero el me aseguro que los neófitos serían capaces de encontrarlo con facilidad.
Edward: ¿Qué puedo hacer yo?
Pregunto casi de forma suplicante. Pero solo me limité a sacudir la cabeza.
En el exterior, bajo la nieve, Jake aullaba de pura frustración. Quise decirle que se fuera pero seguramente estaba preocupado por mi y además era más que obvio que él estaba mejor preparado que yo o cualquiera de sus hermanos para el clima que había afuera, con lo gruesa y greñuda que era su piel cobriza, me pregunté a qué se debía eso. Lo escuche gimotear otra vez, pero en un tono más agudo, un lamento que me crispaba los nervios.
Edward: ¿Qué quieres que haga? ¿que la saque con la tormenta que está cayendo? - Edward gruño, ya demasiado harto como para ser amable, y hubo una pequeña pausa antes de que continuara - No se en que podrías ser útil tu. ¿Por qué no vas a buscarte un sitio más caliente o lo que sea?
Quise protestar y decirles que estaba bien, pero las palabras se me atoraron en la garganta debido al frío y el castañeteo de mis propios dientes, me esforcé pero casi me despellejo la lengua en el proceso, así que desistí. No tuve tiempo ni de pensar en porque ya no escuchaba a Jake, cuando el viento sacudió la carpa y yo me estremecí a su ritmo. Entonces un aullido repentino desgarró el rugido del viento y me cubrí los oídos para no escucharlo. Edward puso mala cara.