Laura: ¿Por qué no me sorprende?
Sara: ¿En serio, Alice?
Alice: Pueden criticarme todo lo que quieran, pero no se suspende la fiesta.
Sara y yo nos miramos y después la miramos a ella, estuvimos así un par de minutos. Hasta que nosotras empezamos a reír, seguí riéndome mientras hablaba.
Laura: Tú… estás… más loca… que… una cabra.
Sara seguía riendo.
Alice: Es que, no hay razón para no celebrarla. Además, las invitaciones ya están enviadas. Y ya les compré sus regalos, solo basta con abrirlos.
Laura: Cómo no va a servir de nada intentar que cambies de opinión, hay que disfrutar esa fiesta.
Alice: ¡Así se habla! Además, vas a graduarte por primera y única vez en la vida. No volverás a ser humana, Laura. Esta oportunidad es irrepetible.
Edward, que había permanecido en silencio durante nuestra conversación, le lanzó a su hermana una mirada de advertencia y ella le sacó la lengua. La voz tenue de Alice jamás se había dejado oír por encima del murmullo de voces de la cafetería y en cualquier caso, nadie comprendería el significado oculto detrás de sus palabras.
No quise preguntar nada relacionado a Seattle, a los neófitos o a la pelea, no quería empezar a preocuparme. Terminaría alterada y después de estos últimos días, necesito relajarme.
Sara: ¿Y cuántos van a venir a la fiesta?
Alice: Contando a sus amigos de la reserva, sesenta y cinco.
Laura: Estoy segura de que no conozco a tantas personas. Pero si te hace feliz.
El día en el instituto se me pasó volando, cuando llegué a casa había un mensaje en el contestador, pero preferí ignorarlo, Sara fue a su cuarto, yo estaba por subir a mi cuarto junto a Edward cuando el teléfono sonó. Fui a la cocina a contestar.
Laura: ¿Hola?
Xx: Laura, cariño, soy yo. Mamá.
Puse mala cara de inmediato.
Laura: Hola, Renée.
Renée: Siempre así de fría con tu madre.
Laura: ¿Qué quieres?
Renée: Hablar con Bella.
Laura: Papá ya te dijo que no está aquí, no tenemos ni idea de dónde está. Papá sigue buscándola y tú deberías hacer lo mismo en vez de dejarle todo a papá. Adiós.
Ni siquiera esperé a que me respondiera, colgué en cuanto acabé de hablar.
Edward: ¿Estás bien?
Laura: Sí, es solo que ella sigue insistiendo en que Bella está aquí. Papá ya está cansado, aunque no me lo diga.
El simplemente me abrazó. Yo me puse de puntillas para besarlo. El me rodeó la cintura con sus brazos y me llevó cargando hasta la barra de la cocina. En el camino me aferré a su cuello con mis brazos y a su cadera con mis piernas. Aunque el me apartó, con cuidado, como siempre. Le sonreí, sabía que desde la vez en la que casi me muerde él se había vuelto más cuidadoso con la cercanía que mantenía conmigo.
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Reflejos de Luna
FanfikceDefinitivamente ser perseguida por, al menos, un vampiro demente se había vuelto una tradición. Solo que en este caso eran dos, y una era mí propia hermana. Sin embargo, esto no era lo único que me mantenía despierta por la noche. La enemistad de lo...