Planes

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Al despertar, incluso estando dentro de la tienda, había mucha luminosidad y la luz del sol me hirió los ojos

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Al despertar, incluso estando dentro de la tienda, había mucha luminosidad y la luz del sol me hirió los ojos. Sudaba a chorros, tal y como Jake dijo que lo haría, mientras él roncaba junto a mi y mantenía su abrazo a mi alrededor. Me moví un poco para despegarme de él y fue cuando sentí el aguijonazo del frío de la mañana. Jake suspiró, aun dormido, y me atrajo nuevamente hacia él.

Después de intentar liberarme de sus brazos y fallar en el intento un par de veces, busqué a Edward con la mirada para pedir ayuda, lo encontré, aun sentado en la misma esquina que la noche anterior, le sonreí.

Edward: Buenos días.

Laura: Buenos días, ¿me ayudas?

Edward: ¿Quieres que mueva sus brazos?

Laura: Si, por favor. Siento que va a darme un golpe de calor.

Rápidamente Edward desenredo las mantas, lo suficiente como para que pudiera salir, pero aun así el movimiento despertó un poco a Jake.

Jake: ¿Qué pasa?

Laura: Nada, si quieres puedes seguir durmiendo.

Jake: Bien. Anoche no dejabas de hablar dormida así que casí no dormí, definitivamente esta no entra entre mis diez mejores noches de sueño.

Laura: Ups... Lo lamento Jake.

No dijo nada más, se dio media vuelta se echó las mantas encima, casi hasta la cabeza, y se volvió a dormir. Yo solo reí, aunque no me sorprendía que estuviera cansado, la última vez que estuvimos en la reserva nos dijo a Sara y a mi que estaba haciendo turnos dobles y apenas dormía y sumado a que aparentemente hable dormida anoche, era mejor dejarle la tienda a él, así que le hice señas a Edward para que me siguiera fuera de la tienda sin hacer mucho ruido. Una vez fuera, me acerqué y lo besé.

Laura: Ahora sí son buenos días. ¿Cómo estuvo tu noche?

Edward: Soportable, no creí que podría hablar con Jacob sin querer arrancarle la cabeza. Aunque no entra entre las diez mejores.

Laura: Es bueno saber que al menos se toleran, aunque sea un poquito. Pero me siento culpable de que no pudiera dormir.

Edward: Tranquila, no te culpa por eso.

Me pareció que Edward estaba haciendo una cara un poco extraña.

Laura: ¿Dije algo malo mientras dormía?

Edward: No... no realmente. Me llamaste, como sueles hacerlo, también llamabas a Jacob y hablaste de una tercera esposa o algo así.

Laura: ¡Oh! Las primeras dos creo que son normales, la última... bueno... es parte de una leyenda quileute que escuche en la fogata a la que fui con Jake y Sara... Digamos que mi insistencia por hacer un buen trabajo con el rastro de sangre ayer, fue por la historia.

Reflejos de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora