𝑬𝒏 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒆...

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    Era una noche fría y tenue a las a fueras de Londres, en el súbito escondite, un lugar que parecía familiar, camino y justo ahí se encontraba él, viéndolo de cerca, alzo la mirada y lo vio a sus ojos.

—Gellert...

—Albus...

    Hubo un silencio prolongado e intenso; ambos fijaron sus miradas viendo a través de cada uno, recordando el pasado que los había formado y marcado.

—Sabía que vendrías —hablo Gellert, con una voz que le recordaba la de aquellos tiempos en cuando susurraba en tono bajo, sincero y romántico.

—Para esto por favor —suplico, Albus.

—Ya es tarde —respondió, en tono apagado y triste.

—No es tarde, no lo es, déjame ayudarte.

—Han pasado más de cincuenta años, Albus. ¿No crees que es un poco tarde?

—No. No lo es —se acercó lentamente a él.

    Gellert bajo la mirada, sostenía su varita en las manos y la rozaba con las yemas de sus dedos.

—Ya veo que a nadie le hablaste de ella —levanto su varita.

—Nadie me creería.

—¿Leíste mi carta hace años?

—Si, no lo podía creer.

—Tu hermano te metió ideas siempre erróneas de mí, ahora... Mírame. Sostengo la varita más poderosa del mundo.

—Siempre creí en ti. Pero todo puede ser diferente, con ella podrías ayudar al mundo.

—¿Cómo podría si el mundo no quiere ser cambiado?

Albus bajo la mirada, pensativo y triste.

—Déjalo, Albus... déjalo —bajo poco a poco el tono de su voz.

—Nunca deje de pensar en ti —Albus alzo la mirada, con ojos llorosos—. Entiende que me están obligando y no puedo, no puedo... No quiero tener que hacerte daño.

—Te deshiciste del pacto de sangre.

—Me obligaron, ya te lo he dicho. Aunque haya roto el amuleto, yo jamás te lastimare, te lo jure por mi vida, el pacto solo fue para demostrar que hablaba en serio. Mi palabra vale mucho más sobre todas las cosas.

—¿Estás seguro?

—Si, prefiriera morir antes que enfrentarme a ti. Por eso mismo vine, quiero que hablemos sobre cómo podemos solucionar esto.

—¿Saben que has venido aquí y que siempre pudiste venir a verme?

—No, nadie lo sabe.

—¿Ni siquiera ese muchacho a quien tanto proteges —Albus sorprendido, abrió los ojos como platos— Newt Scamander, ¿no es así?

Albus, asintió.

—Él está aquí.

—No, claro que no.

—No fue una pregunta, lo había afirmado. Te ha seguido y está aquí.

    Albus miro a los lados buscando a encontrar a alguien oculto, pero no vio nada. Estaba preocupado.

—No le hagas daño, él ya lo sabe todo.

—Lo se. No pensaba hacerlo daño.

—Nunca debí meterlo en esto.

—¿Y por qué lo hiciste entonces?

—Yo no podía salir de Howarts porque me tenían vigilado. Creí que Newt podría llegar a Aurelius antes que tú lo hicieras, confió en el más que a nadie y quería... quería contarle todo desde el principio, tener alguien en que confiar, pero, mataste a su amiga de la infancia y heriste a su hermano, él ahora está en tu contra. No lo culpes por ello.

"POR EL BIEN MAYOR" ⁓Una Historia Diferente⁓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora