𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝟗: "𝑳𝒂 𝒄𝒖𝒓𝒂 𝒚 𝑳𝒂 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒄𝒊ó𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝟏𝟐 𝒖𝒔𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝑳𝒂 𝑺𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 𝒅𝒆 𝑫𝒓𝒂𝒈ó𝒏".

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𝐆 𝐄 𝐋 𝐋 𝐄 𝐑 𝐓

    Esa noche que ambos volvieron del bosque, ya era muy tarde, Albus fue invitado a quedarse a dormir en casa de tía Bathilda. Abert había cerrado con broche la puerta de su casa, dando entender de qué Albus no era bienvenido allí. Aunque le pareció estúpido pues Albus con un simple Alohomora podría abrirla, pero quiso evitarse otra posible discusión. Gellert estaba contento de que Albus tuviera otro lugar donde sentirse seguro, sentía que no valía la pena que se pusiera a pensar en cosas sin sentido como discutir con su hermano.

    Al día siguiente, se prepararon y vistieron para poder seguir con sus investigaciones, pero justo antes de salir se encontraron con la tía Bathilda que acaba justo de llegar de las compras en el mercado, los vio saliendo de la casa y dijo:

—Vaya, vaya, pero que jóvenes tan apuestos y a la vez tan adorables —dijo dejando las bolsas en el suelo—. ¿Van a estudiar? No veo que traigan sus cosas.

—Las dejamos guardadas en un lugar seguro —contesto Gellert, guiñando el ojo a Albus, quien al verlo emitió una sonrisa.

—Oh, pero se ven tan adorables, esperen quédense ahí voy por mi cámara.

—No es necesario tía, por favor —dijo Gellert. Parecía preocupado.

—¿Por qué? —pregunto Albus, extrañado.

    Gellert solo toco su frente con su mano.

—Últimamente no quiere que le tome fotos, no sé por qué —agrego, Bathilda.

Accio cámara —conjuro, Albus. Hizo una risa malvada y se la dio a Bathilda.

—Oh vaya, muchas gracias —Bathilda estaba estupefacta al tener la cámara ahora en sus manos, que ni siquiera se molesto en reprender a Albus por haber usado magia.

—Pero ¿qué haces? Dije que no —alzo la voz Gellert, molesto.

—No seas malo, solo una. Anda mira a la cámara.

    Gellert observo el brillo de los ojos de Albus y pensó en todo lo malo que había pasado, no pudo decirle que no.

—Oh, vamos Gellert, una sonrisa al menos —dijo tía Bathilda, que ya había tomado una foto con ambos desprevenidos

—No, Bati, toma otra por favor. Creo que parpadee.

    Gellert puso los ojos en blanco, con fastidio.

—Claro, haber una más. Sonrían.

    Albus no pudo contener la sonrisa, Gellert solo se quedó observando hacia la cámara con seriedad, colocando ambos brazos detrás de su espalda. Enseguida Bati tomo la foto y emocionada observo a ambos con una sonrisa.

—Iré a revelarlas en cuanto pueda. Todas las fotos que tome desde que llego Gellert, incluidas las de esa vez en la playa, desaparecieron y aun no las encuentro. Estas las voy a cuidar con mi vida.

    Albus dubitativo, miro con los ojos entrecerrados a Gellert, y el solo aparto la mirada.

—Bueno, ya nos vamos tía —dijo, Gellert—. No nos esperes, llegaremos tarde.

—De acuerdo, cuídense mucho.

    Albus y Gellert desaparecieron con la aparición, haciendo dar un brinco a Bathilda.

—Ay, estos niños magos —dijo, moviendo la cabeza a los lados.

    Llegaron al mismo lugar en el bosque y rápidamente Gellert fue hacia el hueco seco del roble.

"POR EL BIEN MAYOR" ⁓Una Historia Diferente⁓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora