Altavoces de libertad

1 0 0
                                    


Darya, con una sonrisa traviesa en su rostro, explicó su plan a los demás miembros de "Do-Re-Mi Libertad". — Mi padre me ha contado que el régimen está instalando un nuevo sistema de altavoces por toda la ciudad —dijo—. Lo usan para transmitir propaganda y noticias, pero creo que podemos usarlo a nuestro favor.

— ¿Cómo? —preguntó Pablo, intrigado.

— Podemos hackear el sistema y transmitir nuestra música a través de esos altavoces —dijo Darya, con seguridad.

— ¿Hackear el sistema? —preguntó Marcos, con incredulidad—. Eso suena muy difícil.

— No es imposible —dijo Darya—. Conozco a alguien que puede ayudarnos. Un joven hacker que se opone al régimen. Se llama Ali, y es un verdadero genio con las computadoras.

— ¿Y cómo piensas contactarlo? —preguntó Sara.

— Puedo enviarle un mensaje cifrado a través de internet —dijo Darya—. Él sabrá cómo descifrarlo.

— Es un plan arriesgado —dijo Gabriel, con preocupación—. Si nos descubren, las consecuencias serían graves.

— Lo sé —dijo Darya—. Pero creo que vale la pena intentarlo. Imaginen nuestra música sonando en cada rincón de la ciudad, en cada plaza, en cada calle. Sería un golpe demoledor para el régimen.

Los jóvenes se miraron con emoción. La idea de que su música pudiera llegar a tanta gente, de que pudieran desafiar al régimen de una forma tan audaz, les llenaba de entusiasmo.

— Hagámoslo —dijo Pablo, con determinación.

Darya sonrió con satisfacción. Sabía que contaban con el coraje y el talento necesarios para llevar a cabo el plan. Juntos, iban a hacer historia.

En una habitación oscura, iluminada solo por la luz de un monitor, Darya y Ali trabajaban concentrados frente a un ordenador. Ali, con sus dedos ágiles sobre el teclado, navegaba por el laberinto digital del sistema de altavoces del régimen, buscando la forma de penetrar sus defensas.

— Casi estamos dentro —dijo Ali, con la mirada fija en la pantalla. — El sistema de seguridad es bastante sofisticado, pero creo que puedo superarlo.

— Ten cuidado, Ali —dijo Darya, con preocupación—. Si nos descubren, estaremos en graves problemas.

— No te preocupes —dijo Ali, con una sonrisa confiada—. Soy el mejor hacker de Teherán. No van a poder detenerme.

Ali tecleó una serie de comandos con rapidez, y la pantalla mostró un mensaje de confirmación: "Acceso concedido".

— ¡Lo logré! —exclamó Ali, con triunfo.

— ¡Genial! —dijo Darya, con emoción—. Ahora podemos transmitir la música de "Do-Re-Mi Libertad".

— Espera un momento —dijo Ali—. Primero tengo que desactivar el sistema de alarma y cambiar la configuración de los altavoces.

Ali trabajó con rapidez y precisión, modificando el código del sistema para que obedeciera sus órdenes. Darya lo observaba con admiración, impresionada por su habilidad y conocimiento.

— Ya está —dijo Ali, finalmente—. Ahora pueden transmitir lo que quieran.

Darya sacó un pendrive que contenía las canciones de "Do-Re-Mi Libertad" y lo conectó al ordenador. Seleccionó la canción "Alas de Libertad" y la reprodujo.

La música comenzó a sonar en los altavoces de la habitación, llena de energía y esperanza. Darya y Ali sonrieron con satisfacción. Habían dado el primer paso para llevar la música de "Do-Re-Mi Libertad" a toda la ciudad.

Do-Re-Mi LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora