Día 21: Ángeles y demonios o invierno

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Un pueblo gobernado por la maldad, donde la desgracia y la falta de fe se habían convertido en el estilo de vida de los habitantes de Konoha. Al Arcángel Sasuke se le encomendó salvarlos de las garras del infierno. Debía abandonar el cielo por un tiempo indefinido para predicar la palabra de Dios, y el único camino era convirtiéndose en un padre. El primer vistazo que tuvo el mensajero celestial confirmó la urgencia de sus superiores por cambiar la perspectiva de aquellos pecadores: no tenían reparo en cometer delitos a plena luz del día, no conocían el respeto, y la oración no formaba parte de sus rutinas.

Dentro de la jerarquía celestial, Sasuke poseía el mayor rango; era un Arcángel y su rol se centraba en ser el mensajero de Dios y la guía para la humanidad. Debido al incremento de muertos en Konoha por un demonio de estatus superior, tuvo que aceptar el trabajo. Los ángeles y principados que habían sido enviados fueron corrompidos en solo unos días, así como los residentes del pueblo. Por obvias razones, se requería una rápida intervención, porque su fuerza superaba con creces los poderes de la criatura y no iba a permitir más víctimas. Observó con pesar las ruinas de la iglesia y caminó hacia ella, prometiéndose resolver de raíz el problema.

La jerarquía demoníaca tenía ciertas similitudes con la estructura celestial, comenzando por los rangos, los cuales se dividían entre príncipes o líderes infernales, y su poder se vinculaba con los siete pecados capitales. A diferencia de los ángeles, quienes velaban por el bienestar de las personas, los demonios se organizaban en torno a objetivos oscuros en la Tierra, buscando fomentar el mal. Desde hacía una década, una criatura maligna se apoderó de Konoha porque necesitaba aumentar su fuerza; fue retado a mostrar su valía, y qué mejor manera de lograrlo que destruyendo el alma de los creyentes. Sembró la cizaña en la conciencia de las familias y luego esperó ver su destrucción.

—¿Acaso allá arriba se están quedando sin personal, que deben enviar a la Tierra a sus arcángeles, los soldados por excelencia de Dios? —la voz chillona del demonio resonó a espaldas de Sasuke, con un tono burlón—. ¿No me va a responder, padre? ¿O soy una entidad tan lamentable que no merece su atención?

—Ahora entiendo por qué son tan miserables, las basuras como tú —respondió sin temor el hombre vestido con una sotana, acercándose a la criatura—. Pisar mi territorio sabiendo que no tienes oportunidad me hace pensar que eres demasiado estúpido.

—Cuide su lengua, Arcángel Sasuke —siseó con veneno la figura maligna, quien adoptó la apariencia de un hermoso joven de cabello rubio y ojos azules—. Por muy atractivo que usted sea, no me va a limitar en arrancarle la garganta. Me he alimentado durante años de la energía de estos pueblerinos. ¿Cree que su ridícula amenaza me causa miedo?

—Jamás tendrás escapatoria mientras esté aquí, ente infernal —el padre tomó del cuello al demonio que se hacía llamar Naruto y lo estrelló contra la cruz que adornaba la casa parroquial—. Por eso te daré un par de opciones: la primera, acabo contigo sin que sientas dolor, y la segunda, acepta la presencia de Dios, nuestro creador, y serás perdonado.

Naruto soltó una carcajada, ignorando el agarre de Sasuke y las quemaduras que escocían en su piel debido al contacto con la pieza sagrada. No podía describir las emociones que el Arcángel le provocaba; era como si hubiera encontrado al rival ideal y quería seguir prolongando esa sensación de éxtasis que acababa de descubrir. El demonio de largo cabello rubio y cuernos pronunciados sacó la lengua y lamió con descaro la comisura de los labios del padre, percatándose de la ira que brillaba en sus ojos; sabía que su gesto se consideraba una ofensa y se enorgullecía de llevarlo a su dominio.

—Si me lo pide de esa manera, es probable que termine cediendo —se burló Naruto mientras acariciaba las muñecas del Arcángel—. Seré tan obediente que no tendrá queja de mí.

Sasuke soltó de inmediato a Naruto, porque sus poderes mentales lo estaban empezando a afectar; todavía no lograba adaptarse al plano terrenal. Retrocedió unos pasos y notó la rápida curación del líder infernal; ni siquiera quedaba rastro de cicatrices. En definitiva, el Arcángel era consciente de que su enemigo contaba con armas suficientes para enfrentarlo.

Notas de la autora:

Este drabble tiene continuación con el tema de mañana que será Día 22: Pícaro / Akatsuki

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⏰ Última actualización: 7 hours ago ⏰

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