Día 8: Añoranza mutua o Cowboy

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Sasuke se convirtió en vaquero a una corta edad, ya que sus padres se dedicaron a la crianza del ganado vacuno, entre otras actividades rurales en el rancho, tarea que lo enorgullecía sobremanera. Además, los miembros de la familia Uchiha se especializaban en la exportación de los mejores ejemplares. Amaba lo que hacía con locura, aunque su trabajo requería mucho esfuerzo y liderazgo para guiar a sus empleados, y que estos tuvieran el mismo criterio que él a la hora de cuidar a los animales. Se despertaba antes del amanecer y era el último en ir a la cama cada noche.

Como todos los días, Sasuke iniciaba su rutina dirigiéndose a los establos para llenar los comederos con heno y asegurarse de que las tinas tuvieran agua fresca; luego les indicaba a sus trabajadores que evaluaran a los animales por si presentaban lesiones, y, de encontrar alguno herido, se llamaba al veterinario del rancho. Una de sus prioridades era revisar las cercas, ya que había ciertos rumores de un grupo de delincuentes que irrumpía en las propiedades vecinas con la intención de robar. Por ello, Uchiha implementó un sistema de seguridad mediante un alambrado eléctrico que cumplía dos funciones: alejar a los ladrones y mantener controlado el movimiento del ganado.

Hacía unos años que el rancho de al lado estaba en venta, pero los dueños no se conformaban con ningún precio; de hecho, Sasuke había intentado adquirirlo para iniciar otros proyectos, ofreciendo cuantiosas sumas que fueron rechazadas. Lo que nunca esperó ver en una típica mañana de verano se convirtió en una pesadilla: varios camiones de mudanza y un chiquillo de ciudad, que no debía pasar de los veinte, dando órdenes. Uchiha observaba atento, montado en su caballo, un pura sangre que utilizaba como semental. Apretó las riendas, molesto al suponer que ese mocoso sería el nuevo propietario del terreno que tanto deseaba.

—¡¿Quién demonios viste un kimono con este clima y más en una zona rural?! —preguntó Sasuke, mirando al chico de cabello rubio que ignoraba su presencia—. ¡Esto es ridículo!

Como si lo hubiera llamado con el pensamiento, el joven giró su cabeza en dirección a Sasuke y alzó la mano a modo de saludo; después de todo, sería su vecino. Naruto era veterinario y, desde pequeño, sabía a qué se iba a dedicar. Además, estaba mentalizado en cumplir su meta: comprar su propia finca. Sus abuelos deseaban mudarse a la ciudad, ya que la vida en el campo se les complicaba debido a las dolencias de la edad. Con esfuerzo, logró reunir el dinero y ahora podía dedicarse a cuidar animales y brindar su servicio a otros lugareños que no contaban con el presupuesto para pagar a un profesional.

Uchiha se limitó a quitarse el sombrero y luego volvió a ponérselo, porque así era como los vaqueros mostraban respeto. Quizás Sasuke solía tener una personalidad estoica, pero pensó en controlar su temperamento, a pesar de que la frustración lo consumía. El chico no contaba con poderes para saber que deseaba los terrenos de la familia Namikaze. Retomó el recorrido por su rancho, supervisando cada detalle. Sin embargo, uno de sus empleados, llamado Jugo, le avisó que había llegado una visita, y lo primero que vio fue al sonriente muchacho que esperaba en la entrada. Colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón y fue a atenderlo, invitándolo a pasar.

—Vine a presentarme. Me llamo Uzumaki Naruto y acabo de mudarme —dijo el rubio, sintiéndose nervioso ante el imponente hombre que tenía al frente—. La propiedad pertenecía a mis abuelos, pero, debido a ciertos problemas, decidieron venderla. Además, soy veterinario; si necesita algo, estoy aquí para ayudarlo.

—Uchiha Sasuke, un gusto —respondió el vaquero, extendiendo su mano—. No tome a mal mi comentario; solo que es inusual ver a alguien vestido de manera formal por el campo.

—¡Debe creer que soy un tonto! —afirmó Uzumaki, soltando una risa contagiosa—. Hoy se casaba mi prima y olvidé por completo que había programado el traslado para esta fecha. Era imposible cancelarlo, ya que no me devolvían el monto total del acarreo, y no tuve tiempo de cambiarme; ha sido todo muy caótico.

—Entiendo, si requiere una mano, puede contar conmigo —sugirió Sasuke, observando las facciones del chico; no hubo razón para indagar más y notar que Naruto era un doncel, un hombre que podía concebir, al igual que su hermano mayor—. Solo me queda darle la bienvenida.

Naruto era amable y hermoso; hacía tiempo que Sasuke no se sentía atraído por alguien. Incluso se recriminó por juzgarlo mientras conversaban. Tal vez, sería el inicio de una amistad que podía ir más allá.

Notas de la autora:

Es muy probable que este drabble tenga continuación o un fic ya aparte.

Nos estamos leyendo. 

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