040. Sotto le stelle

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Italia | 16 de Septiembre 2024── Narrador Omnisciente

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Italia | 16 de Septiembre 2024
── Narrador Omnisciente.

El viaje había sido largo pero inolvidable. Hassan y Mackenzie habían explorado ciudades llenas de historia, caminado por callejuelas adoquinadas, disfrutado de paisajes impresionantes y compartido risas que resonaban incluso en los silencios. Cada parada tenía su propia magia, y Luna, su fiel perrita, parecía disfrutarlo tanto como ellos. A donde fuera que llegaran, Luna corría con entusiasmo, como si descubriera un mundo completamente nuevo.

Ahora, tras días de aventuras, finalmente habían llegado al destino más especial de todos: una cabaña aislada en la campiña italiana. Rodeada por colinas ondulantes y viñedos que se extendían hasta el horizonte, la cabaña estaba ubicada cerca de un pequeño lago que reflejaba los últimos destellos de luz. El cielo comenzaba a oscurecerse, y las primeras estrellas ya asomaban tímidamente.

—Es incluso más hermoso de lo que imaginé —murmuró Mackenzie, admirando el paisaje mientras bajaba del auto.

—Es perfecto, como tú. —Hassan sonrió, quitándose las gafas de sol mientras se apoyaba en la puerta del auto, observándola con cariño.

Mackenzie le dedicó una mirada divertida.
—¿Siempre tienes que decir cosas tan cursis?

—¿Acaso mentí? —Hassan alzó las cejas, desafiante, antes de añadir—. Además, es nuestro aniversario. Se me permite ser cursi.

Luna ladró desde el asiento trasero, como si quisiera participar en la conversación. Mackenzie abrió la puerta y la perrita salió disparada, corriendo hacia la cabaña mientras olfateaba todo con entusiasmo.

—Creo que Luna está más emocionada que nosotros. —Mackenzie rió, sacando una de las bolsas del auto.

—Ella siempre sabe cómo robarse el show. —Hassan tomó las maletas restantes y cerró el maletero— Vamos, quiero que veas esto de cerca.

La fachada de la cabaña era de madera oscura con detalles en piedra, adornada con macetas llenas de flores coloridas. La puerta principal, de un cálido tono rojizo, parecía darles la bienvenida. Luna ya estaba en la entrada, moviendo la cola con impaciencia.

Adentro, la cabaña era aún más impresionante. Una chimenea de piedra ocupaba un lugar central en la sala, y un gran ventanal ofrecía una vista directa de las colinas y el lago. En un rincón, un sofá de terciopelo verde musgo parecía invitarles a hundirse en su suavidad. Luna no perdió tiempo y saltó al sofá, dando vueltas antes de acomodarse como si ya fuera suyo.

—Creo que Luna encontró su lugar favorito —comentó Mackenzie, dejando las bolsas junto a la puerta.

—Parece que sí. —Hassan dejó las maletas en el suelo y la miró con una sonrisa— Pero ahora nos toca subir todo al dormitorio.

Mackenzie hizo un puchero exagerado.
—¿Todo? ¿No podemos dejarlo aquí hasta mañana?

—No, cariño. —Hassan se acercó con una expresión seria, aunque sus ojos brillaban de diversión—. Pero prometo que si me ayudas, habrá recompensa.

La Modelo ── Peso PlumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora