Al día siguiente, Sofía se levantó sintiendo una energía renovada. La conversación con Alex la había dejado con un torbellino de emociones, pero, por primera vez en mucho tiempo, no sentía miedo. Estaba decidida a seguir explorando esa conexión, a darle tiempo a Alex para abrirse, pero también a no perderse en el misterio que lo envolvía. Era una sensación extraña, pero le gustaba.
Cuando llegó al colegio, el ambiente estaba un poco diferente. Las nubes grises que cubrían el cielo anunciaban lluvia, y el aire parecía cargado con una sensación de cambio. Clara la esperaba en la entrada, saludándola con una sonrisa enorme.
—¡Sofi! ¿Ya decidiste si vas a la fiesta el viernes? —preguntó Clara mientras caminaban hacia sus casilleros.
Sofía se encogió de hombros, pero esta vez se sintió un poco más abierta a la idea. Sabía que Clara estaba emocionada por salir con Mateo, y aunque la idea de ir a una fiesta no era lo que más le atraía, no quería decepcionarla.
—Creo que sí. No tengo mucho que hacer de todas maneras —respondió, esforzándose por sonar entusiasta.
Clara aplaudió emocionada.
—¡Perfecto! Te prometo que será divertido. Además, nunca se sabe qué puede pasar, ¿verdad?
Sofía sonrió. Clara tenía razón en una cosa: nunca se sabía qué podía pasar.
Durante las primeras clases de la mañana, Sofía intentó concentrarse, pero su mente seguía divagando hacia Alex. No podía evitar preguntarse si volvería a hablar con ella ese día o si simplemente seguiría manteniendo su distancia, como hacía a menudo. Cada vez que pensaba en él, su corazón daba un pequeño vuelco. Había algo en la forma en que la miraba, en cómo sus palabras parecían cargadas de significados que solo ella podía entender.
Cuando llegó la hora del almuerzo, Sofía decidió no buscarlo. Si Alex quería hablar, lo haría. En lugar de eso, se unió a Clara y los demás en la cafetería, tratando de distraerse con las bromas de sus amigos. Sin embargo, apenas había pasado media hora cuando lo vio entrar. Alex, como de costumbre, llevaba su chaqueta oscura y su expresión distante, pero sus ojos se detuvieron brevemente en Sofía antes de dirigirse a una mesa vacía al fondo del comedor.
Sofía sintió un pequeño nudo formarse en su estómago. Aunque había decidido no buscarlo, no podía negar la atracción que sentía hacia él. Había algo en Alex que la hacía querer acercarse, aunque su mente le advertía que no se apresurara.
—Sofía, ¿me escuchas? —dijo Clara, dándole un pequeño codazo.
—¿Qué? Perdón, estaba distraída —respondió Sofía, sacudiendo la cabeza para despejar sus pensamientos.
Clara la miró con curiosidad, pero no dijo nada más. Parecía que ya se había dado cuenta de que algo pasaba entre Sofía y Alex, pero por una vez, decidió no presionar.
Cuando terminó el almuerzo, Sofía se despidió de sus amigos y salió al pasillo. Se dirigía a su siguiente clase cuando una mano la detuvo. Al girarse, se encontró con Alex, quien la miraba con una expresión seria pero calmada.
—¿Podemos hablar un momento? —preguntó él, con esa voz tranquila que parecía calmarla al instante.
Sofía asintió, sorprendida pero aliviada de que él fuera quien diera el primer paso. Juntos, caminaron en silencio hasta un rincón más apartado del colegio, donde no había tanto tráfico de estudiantes.
Alex no dijo nada durante los primeros segundos, solo miró a Sofía como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras. Finalmente, suspiró y habló.
—He estado pensando mucho en lo que te dije el otro día —comenzó—. Sobre abrirme, sobre todo lo que ha pasado en mi vida.
Sofía lo escuchó atentamente, sin interrumpir.
—No soy bueno en esto, lo sabes. Pero tú has sido... diferente —continuó Alex, sus ojos verdes mostrando una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver—. No estoy acostumbrado a confiar en la gente, y mucho menos en alguien que apenas conozco. Pero tú... no sé, Sofía. Hay algo en ti que me hace sentir que puedo ser yo mismo.
Sofía sintió un cálido cosquilleo en su pecho. Las palabras de Alex la conmovían profundamente, aunque no sabía exactamente cómo responder. Finalmente, se armó de valor y habló.
—No tienes que apresurarte a contarme nada, Alex. Estoy aquí, y lo estaré cuando estés listo. No quiero que te sientas obligado.
Él asintió, pero había algo en su expresión que indicaba que estaba listo para compartir más de lo que hasta ahora había revelado.
—La razón por la que me mudé aquí... tiene que ver con mi familia —dijo él finalmente, su voz más baja de lo habitual—. Mi padre falleció el año pasado, y eso cambió todo para mí. Mi madre decidió que necesitábamos un nuevo comienzo, pero la verdad es que... no he podido dejar el pasado atrás.
Sofía lo miró, su corazón apretándose al escuchar sus palabras. La pérdida de un padre era una herida profunda, una que dejaba cicatrices imborrables.
—Lo siento mucho, Alex —dijo ella en voz baja, acercándose un poco más a él—. Debe haber sido muy duro.
Alex asintió, y por un momento, su mirada se perdió en el suelo.
—Lo fue. Y lo sigue siendo —admitió—. A veces siento que nadie puede entenderlo, pero cuando estoy contigo, Sofía... siento que no estoy solo.
Sofía sintió que su corazón latía con fuerza al escuchar esas palabras. Sabía que Alex estaba abriéndose de una manera que nunca antes había hecho con nadie, y eso la llenaba de una mezcla de emoción y temor.
—Nunca estarás solo, Alex —dijo ella suavemente—. No si me tienes a mí.
Los ojos de Alex se encontraron con los de Sofía, y por un breve momento, el tiempo pareció detenerse. Había una conexión palpable entre ellos, una que trascendía las palabras y los silencios incómodos. Era una promesa silenciosa, un lazo que se había formado lentamente, pero que ahora parecía inquebrantable.
Alex sonrió levemente, una sonrisa genuina que Sofía no había visto antes.
—Gracias, Sofía —dijo él, su voz apenas un susurro—. No sé qué haría sin ti.
Sofía sonrió de vuelta, sintiendo que, por primera vez, las piezas comenzaban a encajar. Había encontrado algo especial en Alex, algo que no había esperado, pero que ahora no podía ignorar.
Y aunque ambos sabían que aún había mucho que enfrentar, también sabían que lo harían juntos.
ESTÁS LEYENDO
Entre miradas
RomanceSofía está lista para comenzar su último año de secundaria, pero algo en el aire le dice que este año será diferente. Cuando conoce a Alex, el chico nuevo y misterioso que prefiere los libros a las fiestas, su mundo da un giro inesperado. Aunque al...