Jaxon Holder era la envidia de muchos en la universidad. Su altura y su piel clara lo hacían destacar entre la multitud. Cada vez que entraba a un aula o caminaba por el campus, las miradas se posaban en él. Era carismático, con una sonrisa que podía iluminar cualquier habitación, pero lo que más llamaba la atención era su aire de confianza. Sin embargo, Jaxon no parecía interesarse en la atención que atraía; las chicas lo buscaban, pero él las ignoraba, como si estuviera en un mundo aparte.Mientras los demás lo rodeaban, intentando llamar su atención con risas y coqueteos, Jaxon se sumía en sus pensamientos. No era que no apreciara la admiración, pero lo que buscaba era algo más profundo. La superficialidad de las interacciones lo cansaba. A menudo se preguntaba si alguna de esas chicas se había tomado el tiempo de conocerlo realmente, más allá de su apariencia.
Fue en una tarde tranquila, en la biblioteca, cuando Jaxon notó algo diferente. Elara estaba sentada en una mesa, sumida en un libro, con su cabello largo y rizado cayendo sobre los hombros. Había algo en su mirada marrón que lo atrapó. Mientras las demás chicas se reían y coqueteaban con él en el pasillo, su mente se centró en ella. No entendía por qué, pero había una conexión instantánea.
Días después, mientras caminaban hacia su próxima clase, Jaxon la alcanzó. Elara, sorprendida, lo miró con los ojos muy abiertos.
—Hola —saludó él, su voz relajada, pero con un brillo de curiosidad en sus ojos.
—Hola —respondió Elara, sintiéndose un poco nerviosa—. Te he visto en clase... ¿cuál es tu nombre?
Jaxon sonrió, notando la franqueza en su pregunta. —Soy Jaxon. ¿Y tú?
—Elara —dijo ella, sintiendo una chispa de emoción al pronunciar su nombre.
Elara no podía evitar preguntarse por qué Jaxon parecía tan diferente con ella. Mientras él le contaba sobre su familia y sus pasiones, Elara se sintió cada vez más a gusto. Descubrieron que ambos compartían un amor por la literatura, y las conversaciones se convirtieron en una mezcla de risas y complicidad.
—¿Te gusta leer poesía? —preguntó Jaxon un día mientras se sentaban en un banco del campus.
—Sí, me encanta. A veces me siento como si las palabras pudieran salvarme de mi realidad —respondió Elara, sintiendo que podía abrirse con él.
—Yo también creo que la literatura tiene ese poder. A veces me pregunto si hay algo más allá de lo que vemos en la superficie de las personas —dijo Jaxon, mirándola a los ojos.
Elara sintió una conexión más fuerte en ese momento. Jaxon no solo era el chico guapo y seguro que todos admiraban; había una profundidad en él que le hacía querer conocerlo más.
Mientras compartían historias sobre su infancia y sus sueños, Elara se dio cuenta de que su inseguridad comenzaba a desvanecerse. Jaxon la hacía sentir vista y valorada. Por primera vez, se sintió inspirada a ser la mejor versión de sí misma.
Con cada conversación, cada risa compartida, la conexión entre Elara y Jaxon crecía, dejando a Elara preguntándose si tal vez, solo tal vez, había encontrado a alguien que realmente la entendía.
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Mi inspiración
Short StorySipnosis La historia de Jaxon Holder y Elara Martínez narra el romance entre dos jóvenes de mundos completamente opuestos. Elara Martínez es una chica insegura y tímida de Bonao, República Dominicana. Creció en una familia que la critica constanteme...