Fairy Tail: Metal y Hilos

Capítulo 25: La primera misión (2)

Tierra, Ishgar, Reino de Fiore, Magnolia

8 de mayo, x774

Después de terminar su conversación con el alcalde de Magnolia más tarde que Alfonzo, Elicia caminó por una de las calles principales de Magnolia hacia la puerta este de la ciudad con Reedus.

"No lo entiendo, estábamos allí para completar la misión del alcalde", dijo Elicia con un puchero. "Entonces, ¿por qué tuvimos que esperar tanto?"

"Estoy segura de que es porque el alcalde tenía muchas otras cosas de las que ocuparse"

"¿Eran esas cosas tan importantes como mantener la ciudad a salvo?", preguntó Elicia, sin dejar de hacer pucheros.

Reedus solo pudo suspirar antes de sonreír. Solo podía esperar que Elicia de alguna manera permaneciera tan pura e inocente como lo era ahora. Aunque dudaba que ese fuera el caso. Este mundo era mucho más oscuro de lo que él estaba seguro, por lo que las posibilidades de que la chica inocente a su lado se mantuviera tan pura eran bajas.

"No sé si eran tan importantes", respondió Reedus. "Todo lo que podemos hacer es hacer nuestro trabajo rápidamente, para que la gente no tenga que preocuparse por ser lastimada por esa manada de huargos"

Aunque no estaba muy contenta con esa respuesta, Elicia entendió que era lo mejor que podían hacer. Entonces, continuó caminando hacia la puerta de la ciudad en silencio.

Finalmente, el dúo se dirigió a la puerta. Luego, continuaron caminando por el camino público. Después de caminar durante otra media hora, llegaron al bosque. El bosque era bastante grande y el camino público lo atravesaba.

Al ver las motas de luz que brillaban a través del dosel de los árboles hacia el camino, Elicia sintió que su enojo con la oficina del alcalde se desvanecía.

"Vaya, es realmente bonito aquí", dijo Elicia en un tono maravilloso.

"Lo es", dijo Reedus, asintiendo con la cabeza en acuerdo. "Tal vez venga aquí otro día y pinte el paisaje"

—Ooh, si es así, ¿puedo quedarme con el cuadro? —preguntó Elicia con una sonrisa emocionada—. Entonces, cuando Fonzie y yo tengamos nuestra propia casa, lo colgaremos en la sala de estar.

—Seguro que has pensado en el futuro —dijo Reedus con una sonrisa.

Para sorpresa de Reedus, Elicia negó con la cabeza sin perder la sonrisa. Sin embargo, las siguientes palabras de Elicia aclararon su confusión.

—Ni siquiera tuve que pensar en ello —dijo Elicia, con una sonrisa cada vez más amplia—. Fonzie y yo siempre estaremos juntos, así que no hay nada en qué pensar.

Sonriendo en respuesta, Reedus decidió cambiar de tema; durante los últimos tres años, se había dado cuenta de que Elicia podía perder fácilmente de vista un objetivo cada vez que hablaba de Alfonzo.