Fairy Tail: Metal y Hilos

Capítulo 39: Erza Scarlet

Tierra, Ishgar, Reino de Fiore, Magnolia

11 de mayo, x776

En el salón del gremio de Fairy Tail, la mayoría de los magos de Fairy Tail estaban desayunando, aunque su humor parecía estar un poco peor de lo habitual. Aunque todos estaban comiendo y charlando como siempre, el fervor con el que comían estaba... disminuido.

"Maestro, ¿puedo hacer una sugerencia?", preguntó Wakaba a Makarov, que estaba sentado en su lugar habitual en la barra.

"Hipo ¿Qué pasa, Wakaba?", preguntó Makarov en respuesta con un rubor inducido por el alcohol en su rostro.

"Sugiero que evitemos que Alfonzo acepte misiones que lo mantendrán alejado del gremio durante más de un día", dijo Wakaba en un tono justo.

"Estoy de acuerdo", dijo Macao en un tono serio.

"¡De acuerdo!", repitió el resto del gremio con fervor.

Mirando a todos sus hijos, Makarov se alegró de ver que todos podían estar de acuerdo en algo... por una vez. Sin embargo, estaba completamente confundido sobre por qué querían evitar que Alfonzo aceptara misiones como esa. Tal vez, si hubiera estado sobrio, habría entendido lo que estaban pensando de inmediato. Sin embargo, como no lo estaba, simplemente inclinó la cabeza confundido.

"¿Por qué haría eso? Hipo", preguntó Makarov, la confusión era evidente en su tono.

"Maestro, ¿cómo puede no entender?", preguntó Macao, sonando bastante molesto. "¡Lo que ese chico ha hecho es completamente criminal!"

Casi todos los presentes en el gremio asintieron en acuerdo con la declaración de Macao con expresiones determinadas en sus rostros.

"Mocoso, tendrás que ser más directo conmigo", dijo Makarov, tomando un trago de su taza.

"Él... Él... ¡Nos hizo adictos a su comida!" Dijo Macao, las lágrimas corrían por su rostro de manera cómica. "Y entonces simplemente se levanta y se va a hacer una misión. ¿Qué tan despiadado puede ser?"

Mientras que la mayoría de los magos del gremio asintieron en acuerdo, Wakaba abrazó a Macao como apoyo emocional. Mientras tanto, Makarov miró al grupo con una expresión en blanco en su rostro. Si bien también extrañaba la comida de Alfonzo, nunca impediría que uno de sus hijos creciera por esa razón. O... eso fue lo que pensó hasta que miró el plato de desayuno apenas tocado que estaba junto a él en la barra.

'Tal vez debería poner una restricción en las misiones de Alfonzo' Makarov pensó para sí mismo con una expresión sorprendentemente seria en su rostro.

Un momento después, Makarov se dio cuenta de lo que estaba pensando. Luego, sacudió la cabeza para sacar ese estúpido pensamiento de su mente.

"¿Son estúpidos, mocosos?", preguntó Makarov, levantando su tornillo de banco para que pudieran escucharlo en todo el salón del gremio. "Por el bien de satisfacer sus estómagos, ¿paralizarían el crecimiento del niño? ¡Por el amor de Dios, solo han pasado tres días!"