Capítulo 20

72 9 1
                                    

Yud se sentó frente a su escritorio, la pluma descansando en su mano mientras sus pensamientos divagaban. El papel en blanco frente a él parecía burlarse de su falta de concentración. Intentaba reunir las palabras correctas, pero su mente no podía apartarse de los recuerdos que lo acorralaban. Cerró los ojos por un momento, buscando calmarse, pero en lugar de calma, lo envolvieron las imágenes de los besos compartidos con Sora y Adán.

Recordó con claridad la calidez de los labios de Sora sobre los suyos, esa mezcla de ternura y pasión que lo había dejado sin aliento. El cabello de Sora, que había comenzado con un suave tono rosado, se tornaba cada vez más brillante, hasta el punto en que parecía reflejar la intensidad del momento.

Y luego, Adán. El beso con él había sido distinto, al principio tímido, casi vacilante. Yud podía percibir la reserva en los labios de Adán, como si dudara de lo que estaba sucediendo. Poco a poco los labios de Adán se volvían más decididos, cómo el deseo compartido crecía entre ambos. Era una sensación electrizante, algo que no esperaba, pero que tampoco podía rechazar.

Volvió a abrir los ojos, mirando el papel en blanco que continuaba aguardando. Respiró hondo, tratando de calmarse, de encontrar la claridad que necesitaba. Sabía que no podía permitirse dejarse llevar por esos pensamientos en ese momento.

Después de un largo suspiro, tomó la pluma de nuevo, la punta rozando el papel mientras trataba de encontrar las palabras correctas. La carta no podía ser impulsiva, debía ser meticulosa, clara, solo le haría un favor a... una amiga.

"Querido padre:

Te escribo para solicitar formalmente una reunión entre tú y mi amiga, la señorita de quien te hablé, hace unas semanas. Se trata de un asunto delicado, que creo podría interesarte. Su patrocinador tiene ideado invertir en embarcaciones lujosas, pero su presupuesto está complicando sus planes, y estoy seguro de que su proyecto podría beneficiarse enormemente de tu experiencia y apoyo.

Yud se detuvo, observando la carta a medio terminar. A pesar de sus mejores esfuerzos, los recuerdos de esos besos continuaban colándose en su mente. Se pasó una mano por el rostro, intentando concentrarse nuevamente. Esa conexión, esa intimidad con Sora y Adán, había abierto un nuevo mundo de posibilidades, una nueva dimensión en su relación con ellos. ¿Qué significaba para el futuro? ¿Cómo afectaría lo que sentía por ellos y cómo manejaría esa situación en medio de la creciente tensión en la academia?

Se sentía atrapado entre sus deberes y sus emociones, entre lo que debía hacer y lo que deseaba. El peso de ambas cosas lo abrumaba. Suspiró de nuevo, decidido a terminar la carta antes de dejarse llevar una vez más por sus pensamientos.

Continuó, con renovada concentración.

Confío en tu criterio y en que encontrarás valor en su propuesta, aunque yo mismo no estoy en posición de tomar esa decisión. La chica, además, parece tener una influencia notable en ciertos círculos, lo que podría ser de interés para ti y nuestros negocios.

Espero tu pronta respuesta.

Atentamente, Yud."

Terminó de escribir, selló la carta con el emblema de su familia y la dejó a un lado, sintiendo algo de alivio por haber completado esa tarea, tratando de organizar los otros papeles que tenía pendiente para ese día. Apenas había terminado cuando un sirviente llamó a la puerta, entregándole una carta con el sello familiar. Yud, algo sorprendido por la coincidencia, decido aprovechar y decirle al sirviente que enviara la carta a su padre.

Yud abrió la carta con cuidado, y su corazón se apretó al leer las primeras palabras de su padre.

"Querido Yud:

Yo quiero el harem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora